Destacados

Así se venden las pruebas rápidas de coronavirus en Mercado Libre Venezuela

Manuel creía tener los síntomas del COVID-19. Decidió hacerse una prueba para despejar sus dudas, pero fue rechazado de los hospitales porque no había material para hacerle el examen. Al mismo tiempo, en Mercado Libre se encontraban al menos 15 ofertas de pruebas rápidas. Si tenías entre 15 y 18 dólares, podías comprarlas

pruebas rápidas
Archivo
Publicidad

Manuel se enfrentó a todos sus miedos y fue a hacerse la prueba. Se sentía raro, con resfriado y algo cansado. Su esposa le decía que estaba loco, que no tenía nada, que no fuera. Que si salía positivo lo iban a dejar, que adentro del hospital se podía morir, que ella escuchaba que ni comida les daban. Manuel no le prestó atención. Y un día fue.

Hizo fila con otras personas que al igual que él sospechaban que su cuerpo había sucumbido al virus. Pero la tos y el dolor de garganta y cabeza no fueron suficiente. Manuel no consiguió que en el Hospital Domingo Luciani de Caracas lo atendieran. El «no hay» al que los venezolanos están desde hace años acostumbrados se trasladó a los centros de diagnóstico de los hospitales asignados para atender casos sospechosos de COVID-19.

También puedes leer: En fotos: Así está el Domingo Luciani

Mientras Manuel pasaba por esto en un hospital, en Mercado Libre se encontraban al menos 15 ofertas de pruebas rápidas. Entre 15 y 18 dólares por prueba, dependiendo de la marca, procedencia y calidad.

Un mercado paralelo con precios para pocos

El negocio paralelo da para todo. Un dólar paralelo, una asamblea paralela, un TSJ paralelo e incluso un presidente paralelo es algo común en un país que atraviesa una crisis política, económica y sanitaria. Y no podía faltar el mercado paralelo de pruebas rápidas para detectar la COVID-19.

Hasta el 6 de agosto en la mañana, 15 vendedores con buenas calificaciones en Mercado Libre de Venezuela ofrecían a cualquiera que quisiera y pudiera pagar cajas de pruebas rápidas.

La cantidad de preguntas a las publicaciones mostraban una demanda ávida por estos productos. Sin embargo, repentinamente todas las publicaciones desaparecieron del portal en la tarde del 6 de agosto. Las capturas de pantalla realizadas para esta investigación, así como el historial de búsqueda de Mercado Libre en las cuentas de las personas que entraron a ver las ofertas son huellas de que existieron, de que se estaban vendiendo, de que estuvieron allí.

El lunes 10 de agosto apareció en Mercado Libre nuevamente una oferta de pruebas rápidas de COVID-19. Tras cuatro días sin estar en el radar, uno de los vendedores que ofertaba hace apenas una semana, volvió al negocio.

En esta ocasión, la propuesta es de una caja de 40 pruebas rápidas por un costo de 720 dólares, lo cual implicaría un costo de 18 dólares por prueba rápida. La forma de pago, efectivo. La moneda de pago, dólares. La disponibilidad, inmediata.

Lo ha hecho antes. En la reputación del vendedor dentro de Mercado Libre se puede ver que una de las calificaciones que le brindaron por el producto Prueba Rápida Covid-19 Igm/Igg tiene fecha del 5 de agosto, justo un día antes que todas las ofertas de pruebas rápidas fueran borradas.

¿Descentralización de las pruebas?

Pruebas centralizadas, dice el gobierno. Compre su prueba, señalan las ofertas. Mientras el Gobierno de Maduro mantiene un discurso de centralizar y controlar la disponibilidad de pruebas rápidas y pruebas PCR , en la práctica las alternativas se ofrecen hasta por grupos de WhatsApp.

¿Y quién está detrás de este negocio? Esa pregunta conduce a otras: ¿quiénes controlan las importaciones, los puertos, las aduanas? Quizás por ahí se encuentre la respuesta: en la dinámica de los mercados negros.

La escasez de pruebas que el gremio de salud viene denunciando desde hace dos semanas ha llevado a que los venezolanos busquen en otras partes. Aunque esta no es la única motivación para que el negocio esté tomando fuerza.

El 7 de abril, tras dos semanas de decretar la cuarentena radical en Venezuela, Nicolás Maduro ordenó la hospitalización obligatoria de todos los casos de COVID-19 en el país. “Es una orden que doy. Tenemos que avanzar a la hospitalización del 100% de todos los casos”, dijo. Con esta orden, la centralización aumentaba.

Las pruebas rápidas se realizarían en los centros médicos públicos y también en jornadas de despistaje. Todos los venezolanos que quisieran ingresar nuevamente al país tendrían que someterse a la prueba y cumplir la cuarentena. Todo parecía estar planificado, pero las primeras historias que se escucharon en la frontera y en los hospitales generaron temor en la población que ya no solo le tiene miedo al virus, sino a ser internado en un centro de salud en malas condiciones.

El dirigente sindical de hospitales y clínicas de Caracas, Mauro Zambrano, en entrevista con El Estímulo confirmó que las condiciones de los hospitales no son aptas para atender a los pacientes y que, además, la comida no está asegurada.  El mantenimiento de las instalaciones y el equipamiento de los hospitales también es precario.

Con la etiqueta de Monitor Salud, cada semana el sindicalista reporta la escasez de guantes, mascarillas, y artículos de limpieza en cada centro hospitalario de la capital venezolana. Ahora también reporta la falla en el suministro de pruebas.

Sin embargo, Mauro Zambrano niega que estas pruebas que ofrecen vendedores particulares puedan salir de los hospitales, al menos no desde el personal que labora día a día en los centros de salud.

«Todo está muy controlado. El acceso a las pruebas es restringido y todo está muy contabilizado», asegura el dirigente.

De hecho, las pruebas que se vendían en Mercado Libre no corresponden con las marcas que se utilizan en los CDI y hospitales del país. Básicamente, solo dos marcas de pruebas rápidas se estaban utilizando: Ivondfo, donada por China, y Certum, donada por la OPS.

Ni pruebas, ni camas

El director del sindicato de Hospitales y Clínicas de Caracas estima que, al menos en Caracas, ya corre la segunda semana de escasez de pruebas rápidas. Los protocolos para que a alguien le practiquen una prueba se complican. Ante la falta de test rápidos, los médicos han tenido que valorar la sintomatología del paciente y decidir si es necesario o no hacer una prueba.

Los hospitales ya están colapsados, incluso aquellos que no son centinelas y que han tenido que atender a pacientes con COVID-19.

Enfermos esperan en las instalaciones de campaña a las afueras del hospital Domingo Luciani, en Caracas, para que les apliquen pruebas del coronavirus. (Foto: Daniel Hernández/El Estímulo)

«Un paciente prácticamente debe llegar con un cuadro complicado para que se le practique una prueba», señala un trabajador del Hospital de Lídice, en Caracas.

Incluso, el propio personal de salud no escapa a esta realidad. Tener un trato preferencial por ser médico de un centro hospitalario y por haberse contagiado de coronavirus atendiendo pacientes es cosa del pasado.

En caso de presentar síntomas de contagio, un médico, enfermera o trabajador no tienen asegurado una prueba rápida o una cama para hospitalizarse. «Los están mandando para la casa a que se cuiden solos», denuncia un trabajador de salud.

Con los demás pacientes la realidad no es muy distinta. Incluso, si una persona logra conseguir que le hagan una prueba rápida y ser diagnosticado como paciente con COVID-19 esto no le asegura ser hospitalizado.

Lo común es referirlo a otro hospital, para ver si es posible su ingreso, y si no lo encuentra, lo mandan a casa, señalan.

Importadas, con factura

Distintas marcas, distintos precios. La oferta de pruebas rápidas que se encontraba en Mercado Libre era variada.

Distrito Capital, Miranda, Aragua y Carabobo eran los principales lugares de donde provenían las ofertas. Plasmatec, VivaDiag, Artron y Coretest eran las marcas que más se ofrecían.

Incluso, algunas ofertas, principalmente de Miranda señalaban que se vendían las pruebas por bultos, al mayor, con «alto volumen». En la imagen del perfil de estas publicaciones se ven galpones con grandes cantidades de cajas. También se destaca la procedencia americana de las pruebas y la posibilidad de otorgar factura fiscal.

«Todo el tema de las pruebas es algo que monitorea el gobierno. Un negocio así no se da con pruebas que saquen de los hospitales. Le digo que en tema de pruebas todo está centralizado. Acá nada puede entrar sin que el gobierno lo sepa», asegura Zambrano.

No estamos en el mismo barco

En Venezuela no todos pueden pagar por una prueba. El gobierno de Maduro lo sabe e incluso ha hecho de esta realidad una bandera para señalar que aquí, a diferencia de la mayoría de países, las pruebas para detectar el virus son gratis.

Sin embargo, el aumento en la curva de contagio ocasionó que las pruebas no solo sean escasas, sino tardías. Esto sucede mientras la cifra oficial de contagios aumenta y pasa ya de los 26.000 casos.

La prueba PCR, la que la OMS recomienda para la detección del virus, representa cerca de 3% del total de pruebas practicadas en el país, según el último informe de la Organización de Naciones Unidas. Además, se hacen solo en caso de un positivo en pruebas rápidas.

Los cargamentos con pruebas provenientes desde China y otros países aliados de Maduro se agotaron. La ayuda desde la Organización Panamericana de la Salud tampoco se vio en todos los centros, señala Zambrano.

La opción de comprar una prueba se abre para quienes disponen de dólares en Venezuela. Para el grupo más vulnerable que depende de una pensión la situación se complica. Con un ingreso de apenas 2 dólares al mes tendrían que pasar nueve meses para que un venezolano de la tercera edad pudiera comprar una prueba para saber si tiene o no coronavirus.

Publicidad
Publicidad