Sin Categoría

Detrás de un gran hombre....

Una pareja recibe una llamada en medio de la noche,él acaba de ganar el Nobel de Literatura. Comienzan a saltar como niños en la cama, de repente ella detiene la celebración, allí nos damos cuenta que algo no encaja, algo no está  del todo bien.

Publicidad

Así arranca The wife (La buena esposa), un film basado en el libro homónimo de Meg Wolitzer, donde vemos a una pareja, aparentemente felíz… Se apoyan el uno al otro,  son amigos, confidentes y, especialmente, cómplices.  Como toda buena obra de intensidad dramática, la narrativa, casi teatral de la misma, se apoya en irnos revelando poco a poco, con guiños y primerísimos planos, las grietas de esta relación.

La dirección de Runge está cuidada, muy medida, sin embargo poco imaginativa, es una pieza diseñada a medida para que todo el peso de la misma recaiga sobre los hombros de sus intérpretes. La composición de sus planos, casi siempre iguales, dice mucho sobre nuestro personaje principal, ubica a Joan (Glenn Close) en el centro del mismo, una serie de interlocutores en un extremo quienes le pasan por encima para comunicarse con su  célebre esposo Joe (Jonathan Pryce), ella es una espectadora de su propia vida.

El primer acto nos da indicios de que Joan parece ser alguien que se conformó, como muchas esposas,  con poner en pausa su vida y su brillante futuro para ser el motor de la vida de su esposo, un demonio encantador pero súper talentoso al que todo se le perdona, incluso sus infidelidades. Un escritor (Cristian Slater) que parece ser el stalker designado  del famoso autor, insistirá en acercarse a la pareja, gradual y constantemente, con el fin de dar certeza a sus sospechas.

El film se vuelve en momentos lento, pero cuyo placer radica en las revelaciones que nos va soltando gota a gota, a través de flashbacks, gestos, miradas. Glenn Close ha llegado a un punto fantástico en su interpretación, muy comparable a aquella de Relaciones Peligrosas (1988)  o Atracción Fatal (1987), indudablemente es muy fácil visualizarla con ése Oscar en su mano, su única competencia deberia ser Olivia Colman de La Favorita (2018). De igual manera su compañero, Jonathan Pryce, se luce en el papel del escritor, forman una dupla perfecta.

Lo desdeñable para mí es que, a fin de que todo gire alrededor de la historia principal, se descuidan las subtramas que orbitan en torno a ésta, esa relación de constante tirantez  de Joe (Pryce) con su hijo escritor merecía más centimetraje que nos ayudase a comprender el por qué de las cosas, el director solo se limita a presentarlo como un hecho y ya.

Si no la han visto, háganlo y conviértanse en fan de Glenn Close, esta película les dará todas la razones para ello.

Publicidad
Publicidad