Opinión

Dile que sí al no

La tragedia de Los Andes, impactante experiencia de sobrevivencia, enseña claves para lograr grandes aprendizajes de los golpes y desaciertos más contundentes de la vida

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Foto Kristina Gain / Pexels

La increíble experiencia de los sobrevivientes de Los Andes es quizás la historia de supervivencia más memorable que exista en los anales de la humanidad.

Esta historia —protagonizada por gente común— ha sido recreada en tres películas, veintiséis libros y nueve documentales. Y no es para menos. Es fascinante poder imaginar los numerosos obstáculos vividos por jóvenes deportistas, que de golpe y porrazo les tocó enfrentarse a un mundo desconocido, adaptarse a situaciones inhumanas, tomar decisiones radicales para lograr sobrevivir y ser honrosos portadores de un mensaje pletórico de actitud.

Ahora bien, este artículo no trata en modo alguno de relatarles este evento conocido por la mayoría, sino destacar las lecciones que nos deja.

Carlos Páez, el menor de los sobrevivientes de la tragedia, en una reciente conferencia resumió la lección que le dejó esta experiencia como un “pudimos decirle que sí al no”, al referirse a todas las penurias enfrentadas que los alejaban de su principal objetivo: ¡vivir!

Esta frase —que engalana el título de este artículo— es un tributo al valor incuestionable que tiene la actitud para enfrentar los avatares de la vida.

Vivir en pleno la experiencia del colapso, del intenso frío, de vivir la experiencia de la muerte de la mayoría de sus compañeros y familiares, de sentirse solos —al cabo de un tiempo las misiones de rescate fueron abortadas por las condiciones del tiempo, dándolos por muertos—, de enfrentarse a avalanchas repentinas cuando estaban más organizados, y de alimentarse de sus compañeros muertos, es una gesta monumental de la cual solo podemos escapar con humildad y actitud.

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Foto Tania Av / Pexels

Y precisamente, ese es el sentido del artículo: destacar la influencia de la actitud y de entender que, para tener éxito en la vida, debemos asegurarnos de que no haya otras alternativas que nos desvíen del objetivo final que queremos alcanzar. Para el caso de los sobrevivientes de Los Andes, ese objetivo —nada más y nada menos— se traducía en vivir.

Carlos resume que cuando le informaron que los esfuerzos de búsqueda habían sido abandonados, se lo vendieron como lo “mejor que les podía pasar”, ya que esa sentencia les permitiría salir de la espera y movilizar sus propios recursos para mantenerse con vida.

Además, cuenta que, “ese día dejaron de sobrevivir para empezar a vivir”, refiriéndose a que superaron la fase de espera del rescate y pasaron a ser los pilotos de sus propios destinos.

En lo personal, me parece una reflexión formidable, ya que no hay mayor sensación de logro y de impulso para alcanzar los objetivos, que colocarte como el principal arquitecto de tu vida.

Esa sensación de no existir más — tras la noticia de suspensión de búsqueda — reitera, convincentemente que, no es lo que pasa sino como enfrentamos lo que nos pasa. Esa es la clave, la que nos hace diferentes y, queridos lectores, los diferentes — referentes — tienen el camino despejado para la construcción del mejor provenir y obtener logros inimaginables.

Esta experiencia ha debido suponer para estos jóvenes el mejor legado para un aprendizaje acelerado; así como a muchos nos pasa que, los golpes y desaciertos más contundentes de la vida, nos reportan los más grandes aprendizajes.

Si sintetizamos esta increíble y real experiencia al ámbito profesional, también podemos resaltar recomendaciones que coadyuven a nuestro crecimiento:

Trabajo en equipo. “Si caminas solo irás más rápido, pero si caminas acompañado llegarás más lejos”. La experiencia de Los Andes es un tributo al trabajo en equipo, y a la importancia del reconocimiento del aporte y respeto de cada uno de los integrantes.

Tomar decisiones. Un líder toma decisiones y motiva a sus colaboradores a seguirlas con la convicción del logro del objetivo posterior. ¡Si crees que puedes, puedes! La dura decisión de alimentarse de los cuerpos de sus compañeros muertos es una fulminante referencia a la importancia de tomar decisiones para avanzar y, que a la postre, los recompensó con la vida.

Adaptación. El miedo a adaptarnos a algo que no conocemos es sideral, pero se impone que, ante grandes retos, se deben admitir grandes riesgos. Esta mención a San Francisco de Asís resume la idea de la adaptación: “empieza por hacer lo necesario, luego lo que es posible, y de repente, terminas haciendo lo imposible”. ¡Lo importante es comenzar!

¡Dile que sí al no! y ponte los patines para recorrer el mejor camino hacia tu desarrollo personal y profesional.

No esperes a que te llegue el agua al cuello y actúa siempre bajo la premisa de que no tienes otra opción, una vez que has decidido un objetivo específico.No esperes un golpe de suerte y empieza a entender que la actitud es requisito esencial en el camino al éxito, y además crucial, porque determina la forma como actúas.

Encara tu vida y tus acciones con valentía. Si lo haces, garantizas efectividad en tus acciones y refuerzas el compromiso personal y del equipo de trabajo que te acompaña.

Sé valiente. La valentía no es ausencia de temor, sí hacer lo que se teme hacer. Si lo haces, te garantizo que podrás transformar tu existencia y avanzar, con firmeza, hacia un destino mejor.

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