Venezuela

Ecología de Facebook

Los que le dan Like a un artículo y minutos después le dan Like al post de alguien que critica o se siente ofendido por ese mismo artículo.

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Los que leen y comparten las declaraciones «contundentes» que ha dicho algún personaje mediático semigracioso metido a «intelectual» libertario. «Contundente» es una palabra de moda.

Los que buscan escribir el artículo de «opinión» más sensible y conmovedor jamás escrito que los ponga en la lista de los más leídos. Y de los más famosos y de los más queridos.

Los que buscan escribir un artículo diciendo «cuatro verdades bien dichas» para que la gente «tome conciencia», pero sobre todo, para que esa misma gente se escandalice. Y claro, para que ser más famoso y más querido… por los amigos.

Los que le dan Like a un artículo y minutos después le dan Like al post de alguien que critica o se siente ofendido por ese mismo artículo.

Los que no leen lo que uno escribe o leen lo que les parece, y luego te descargan en tu muro o en el de ellos.

Los que comparten los artículos proféticos escritos a los trancazos tales como «¡Ahora sí este gobierno va a caer!». Y ya vemos, no termina de caer.

Los que comparten los artículos que proclaman tener las pruebas de la corrupción chavista, pero el artículo no demuestra nada. Y de verdad, sabemos que son corruptos y muy malucos, pero de allí a decir que tienen las pruebas…

Los que postean entrevistas o artículos de los egregios que «son los únicos que dicen la verdad en este país».

Los que por fin se ganaron un premio literario y ahora son la autoridad en filosofía, arte, reporterismo, repostería, mecánica cuántica e incluso mecánica automotriz… que es más difícil que la cuántica.

Los que sí saben lo que hay que hacer en el país, pero no nos lo dicen y se limitan a echar caca en su muro contra todos los que pretenden decir algo más o menos sensato.

Los que hablan —piensan— y pontifican como si fuesen profesores de Estudios Culturales (atribuyo estas líneas y se las agradezco a José Urriola y al maestro Israel Centeno).

Los que se esfuerzan por demostrarnos que son amigos íntimos de los que hablan como los profesores de Estudios Culturales.

Los que sólo comparten los ensayos de Alejandro Oliveros.

Los que comparten artículos en francés o alemán, para que uno sepa, por supuesto, que hablan francés o alemán.

Los que nombran a Coelho y a Arjona y postean cualquier frase de Jung sacada de contexto… y que posiblemente no sea de Jung.

Los que postean a cada rato la comida que comen.

Los que empiezan diciendo: «No me gusta usar Facebook para estas cosas pero…»

Los que comparten artículos que arrancan con genialidades como «El país está mal».

Los que citan una genialidad como «El país está mal».

Los que escriben sólo en mayúscula porque creen que así son más enfáticos. !!!!!!Y CONTUNDENTES, CLARO!!!!!!!!

Los que comparten los artículos de «Mira lo que pasa en tu cuerpo cuando comes cambur piche», y otros por el estilo.

Los que son felices posteando los videos que comienzan con la frase: «¡Pero qué clase de brujería es esta!».

Los que postean las claves para ser felices según Harvard, que son las mismas de Cambridge, que son las mismas de Jung, que son la mismas de Freud, que son las mismas de Karl Marx, que son las mismas de Groucho Marx, que son las mismas de Buda, que son las mismas del Dalai Lama, que son las mismas de Hitler, que son las mismas de Charles Manson y así…

Los que nos llenan de poemas de Benedetti.

Los que les encantan los memes con frases empalagosas que nos enseñan a vivir una vida sin preguntarnos qué es la vida o preguntándonos que es la vida pero obteniendo respuestas rápidas de tales memes sobre lo que es la vida vivida en el vivir de la vida. Agréguese: fondo de amanecer o atardecer y playa atrás.

Los que aprovechan para echarle los perros a cada chica bonita que cambia su foto de perfil. O los que, cada vez que alguien cambia de foto perfil, dicen: «Eres una persona maravillosa llena de alma y luz. Te quiero».

Los hombres que ponen en su perfil fotos «sexys» de ellos sin camisa y con anteojos oscuros (y no están en la playa).

Los que te dicen yo no tengo Facebook ni Twitter, como si uno fuese un idiota por tener cuentas allí. (Ellos, también, de alguna manera forman parte de esta ecología).

Los que dirán, y no les quito razón, que alguna de estas de categorías me incluye. Y no lo niego. Yo he sido, e incluso soy, culpable de acometer alguna de éstas. No estoy libre de pecado ni pretendo estarlo.

Lo repito: Los que dirán, y no les quito razón, que alguna de estas de categorías me incluye. Y no lo niego.

Los que de ahora en adelante no me regalarán ni medio Like de linda amistad.

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