Economía

Economía creativa: panorama del sector cultural en Venezuela

Organizaciones de corte internacional como la Unesco o el Banco Interamericano de desarrollo (BID), sostienen que hay potencial en la economía creativa. Sin embargo, a simple vista, parece innecesario aproximarse al caso de Venezuela, donde las prioridades se centran en necesidades más básicas debido a la coyuntura económica y política.

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TEXTO: Luis Felipe Hernández | FOTOGRAFÍA: AP

La manera óptima de visualizar el panorama es conversar con quienes mantienen activos espacios destinados no solo al arte, recreación, sino al encuentro e investigación; o como el filósofo romano Cicerón atribuyó el significado de la cultura: el cultivo del ser humano, definición que perduró hasta el período de la Ilustración, cuando la ideología de ese entonces se asoció a nociones de evolución, educación, razón y progreso.

Complejidad y vastedad. Con estas palabras se sintieron identificadas aquellas personas al preguntarles cuál era su connotación del tema. De todos modos, coincidieron y reconocieron que cuando hay bienes y servicios producidos, reproducidos, conservados y difundidos bajo criterios comerciales, se habla de economía creativa.
Evolución del concepto

Todo inició, conceptualmente hablando, en 1947 cuando los sociólogos Max Horkheimer y Theodor Adorno escribieron el artículo La industria cultural. Iluminismo como mistificación de masas, donde describieron el impacto del proceso de producción/consumo masivo de mercancías vinculadas con el entretenimiento (entre ellas el cine, la radio y las revistas).

Luego en la década de 1960 pasó a llamársele “industrias culturales”, en plural, como muestra de la profunda relación entre cultura, arte, tecnologías y capital. Triunfando así su mercantilización.

En el ensayo titulado: Economía creativa y las industrias creativas: ¿una alternativa postcapitalista?, de Christianne L. Gomes, el autor indica que en Reino Unido, a partir de 1990, se impulsaron círculos donde la creatividad fuese el centro de la actividad. “Música, artes escénicas, artesanía, diseño, moda, radio, video, televisión, arquitectura, softwares de entretenimiento, publicidad, mercado editorial. arte y antigüedades(…)”, conforman el bagaje.

La transición de industrias culturales a economía creativa, de la mano de John Hawkins en 2001, da pie a la intensificación de la globalización, causando dificultades económicas y sociales. Fue allí cuando surgió como práctica alternativa.
Ofertas realistas

«En el caso venezolano, hablar de demanda, significa hablar de indicadores de consumo de la población en un contexto de crisis económica”, manifestó el sociólogo Carlos Enrique Guzmán Cárdenas.

Tal respuesta invita a analizar cuáles son las ofertas. Pues para él, es un error ignorar las necesidades de la población porque se ameritan proyectos que realmente las satisfagan para no desaparecer del mapa.

El músico y cofundador de Guataca, plataforma que difunde la música venezolana, Aquiles Báez, indicó que la creatividad es un factor imprescindible para sobrevivir. “La crisis se da cuando prefieres comprar harina que ir a un concierto, esto nos obliga a ser creativos a la hora de gestar”.

Un ejemplo es precisamente la organización que dirige, pues no es rentable en Venezuela pero sí ha podido desarrollar conciertos, a raíz de la diáspora, en países como Panamá, España, Estados Unidos y México, lugares donde hay significativa afluencia de inmigrantes provenientes de Venezuela. “Este trabajo viene a partir de la necesidad de arraigo de la gente que está afuera”.

Todo un reto o como él lo catalogó, “una tarea titánica”, y más cuando la última Encuesta de condiciones de vida (Encovi), trabajo realizado por la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), informa que la pobreza por ingreso es de 87% porque los salarios no están indizados, impactando directamente al sector formal del trabajo a pesar de que la hiperinflación afecta a toda la población.

Esta situación es una variable que determina el ejercicio de prácticas y consumo. “No basta una oferta, también falta mecanismos que reconozcan lo que sucede en el lado de la demanda. En definitiva el gasto prioritario no es el cultural. Esa es la verdad”, sentenció Cárdenas.

Burbujas de realidad

El ex editor de Cochino Pop, revista digital que dejó de producir contenido a comienzos de 2019, Alejandro Fernandes Riera, consideró que la demanda “está ahí pero por nichos” a modo de burbujas de realidad. “Me parece un problema mayúsculo que desde la escuela no se incentive a los chamos a tener una sensibilidad artística y básicamente la gente se olvida de que existe y por eso no pasa a nuevas generaciones”.

No obstante, hay proyectos que apuestan por la creación como Cacao Cultura, dirigido por Eddy Chacón. Se trata de una tienda donde a simple vista se encuentran bombones, crema para untar, hasta licor; pero tal ápice aguarda su esencia: un espacio donde se propician conversatorios, talleres, exposiciones y performance.

Chacón reconoce que el “día a día” suele arrebatar el tiempo libre de la ciudadanía porque lo primero es llenar el tanque de gasolina, buscar medicinas o comida. “Ahí es cuando tenemos que trabajar, pues producimos experiencias culturales y tenemos que mostrarlas creando los espacios para que la gente se entere. Esa experiencia se genera a través del encuentro porque hay avidez”.

Desde hace casi dos años se ha puesto en práctica esta filosofía de trabajo y los resultados devienen en actividades semanales en torno a la diversidad del pensamiento y expresión artística. “Lo que nadie puede quitarnos es nuestra voluntad de hacer, nuestra fuerza de crear, pensar y decir”.

La artista e investigadora Carmen Larrovere comparte esta opinión. Busca practicarla por sus propios medios a través de un proyecto experimental y multi artístico llamado Moriche, con el objetivo final de fundar un instituto de arte porque a su juicio, la oferta solamente se enfoca en formar individuos afines a un partido político. “Si no haces nada, te mueres”.

Esta última frase se relaciona con aquellas propuestas que surgen en el país. Alberto Sáez, editor jefe de Libros del fuego, editorial venezolana, argumentó que los emprendimientos en momentos de crisis son naturales. “Cuando nuestro proyecto salió de Venezuela fue duro debido a la escasez de materiales pero nacieron seis editoriales, muchas de ellas ya están fuera de funcionamiento pero digamos, se quiso hacer, se necesitó hacer para tratar de mantener ese mercado y necesidad de hacer libros”.

¿Y el Estado?

El Ministerio del Poder Popular para la Cultura es la institución responsable de generar políticas por parte del Estado venezolano desde 2005, durante los primeros años de la presidencia de Hugo Chávez, quien también inició una de las denominadas Misiones, bautizada con el nombre que le atañe.

A partir de ese momento, el país atravesó una serie de cambios estructurales, obteniendo como resultados, una radicalización de un sistema político representado por nuevas ideas para la época.

“En primer lugar vamos a rescatar lo que hemos sido. La Misión Cultura trae consigo un conjunto de acciones, proyectos que ya están en marcha… el rescate de todo lo que realmente hemos sido para traerlo y ponerlo en acción a la batalla ideológica, ¡ideológica! La ideología es un conjunto de valores y le dan alma a la revolución”, dijo Chávez en una edición del programa Aló Presidente.

El reconocimiento de una identidad nacional y su debido impulso, fue una de las grandes premisas bajo programas sociales. Después de 14 años el discurso no ha cambiado pero sí el contexto económico, dejando al sector en un plano obnubilado en la agenda hasta que recientemente, el presidente Nicolás Maduro, anunció “la puesta en marcha del “Plan ofensiva cultural 2019”.

“Hay que hacer una radiografía económica de cada una de las dinámicas asociadas en todas sus plataformas, en los procesos productivos industriales y artesanales”, dijo el ministro Ernesto Villegas en una entrevista concedida al programa Al Aire.

Para él, las sanciones económicas por parte de Estados Unidos, son unas de las causas del debacle, pero a pesar de esto, ha surgido una “explosión creativa”. Por eso invita a gerentes de empresas privadas a participar.

Sin embargo, este tipo de estrategias no son nuevas. Por ejemplo Alejandro Fernandes Riera, opinó que el chavismo se apoderó de la cultura de la “peor forma” porque se tarifó a sus ideales, excluyendo a quienes piensan distinto.

Él no fue el único en manifestarse de manera similar, por ejemplo Aquiles Báez consideró que se necesitan políticas de Estado que generen espacios para la diversidad del pensamiento.

“Yo estoy convencido de que cuando venga un transición se abrirán todos los espacios para valorar la cultura por parte de la sociedad, cuando haya retorno social (empleo y apoyo a grupos vulnerables)”, indicó el sociólogo Carlos Enrique Guzmán Cárdenas.

Esperanza en la deriva

No hay información oficial y reciente del aporte de la economía creativa en Venezuela. El último dato, dado al programa intergubernamental e internacional, llamado Convenio Andrés Bello, arrojó un 7,1% del Producto interno bruto (PIB), incluyendo la educación. La última Memoria y cuenta del Ministerio que es accesible, data del 2014. Allí tampoco se encuentra información al respecto.

Ante tal panorama, Alberto Sáez recomendó que es necesario soñar con los pies sobre la tierra para saber hasta dónde se puede transformar ese sueño en algo tangible. “Mucho se ha dicho que las industrias culturales no son rentables pero todo lo contrario, si son llevadas al aspecto creativo y económico pueden mantener la economía de un país hasta el punto de afectar positivamente el producto interno bruto”.

“Donde hay poder hay resistencia del poder”, citó Cárdenas al filósofo francés Michael Foucault, para indicar que las empresas y proyectos les queda resistir y apostar pensando en la innovación.

Aquiles Báez se centró en la pasión y cariño, como última y no menos importante forma de impulsar una organización . “Creo que sí se puede, y hay que partir de algo muy profundo y de lo que muchos hablan pero pocos practican y es el amor. Hay que ver cómo darle visibilidad a las ideas, los emprendimientos son una idea, hay que encontrar la forma de generar un espacio propio”.

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