Los residentes de esta localidad dicen que no han visto ningún esfuerzo del gobierno para aprovechar esas reservas. Y tienen poca confianza en que su empobrecido pueblo vaya a tener un asiento de primera fila para una revolución en las finanzas.
“Ese petro aquí no se siente”, dijo Igdalia Díaz, un ama de casa, al iniciar una diatriba sobre la ruinosa escuela de su localidad, los caminos en mal estado, los frecuentes apagones y el hambre perpetuo que aqueja a sus paisanos.
Lo cierto es que el petro es difícil de detectar casi en cualquier parte.
Durante un período de cuatro meses, una docena de expertos en criptomonedas y valoración de campos petroleros, viajó al sitio de las reservas de crudo citadas por el gobierno y revisó los registros de transacciones digitales para conocer más sobre la criptomoneda.
La búsqueda arrojó muy poca evidencia de un próspero comercio del petro. La moneda no se vende en ningún lugar importante de intercambio de criptomonedas. No se conocen tiendas que lo acepten.
Maduro añadió mayor confusión al anunciar este mes que los sueldos, las pensiones y el tipo de cambio de la diezmada moneda de Venezuela, el bolívar, ahora se vincularían al petro.
Ese movimiento generó desconcierto en las calles de Venezuela y entre los economistas y los expertos en criptomonedas, que dicen que es inviable anclar la moneda al petro.
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