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El aviso de Larcamón

El fútbol venezolano vive de mentira en mentira. Una de las más conocidas es aquella que hace referencia al “proyecto”, el bendito proyecto, ese que algunas veces es de los directores técnicos, otras veces de los directivos, y en ocasiones hasta de los periodistas, porque aunque no me crea, la prensa también le hace el juego a los prometedores de siempre.

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(Compendio Deportivo, Prensa FVF)

Nicolás Larcamón aún no cumple un año ejerciendo el cargo de entrenador del Deportivo Anzoátegui. Argentino de origen, su llegada al club oriental producto de una carambola, como explicó Carlos Domingues. En estos meses ha vivido todas las emociones posibles: peleó el Torneo Apertura hasta caer en la final con el Zamora FC; vio como algunos de sus jugadores abandonaron la disciplina del DANZ por incumplimiento de pagos; presenció el extraño retiro de Juan Fuenmayor, y, como no, fue víctima del hampa común.

Hace menos de una semana, Larcamón tuvo que explicar las razones por las que tomó la decisión de llevar a cabo esa especie de “doble cambio” que permite a los clubes jugar sin un juvenil en cancha. Sus palabras para Juan Sifontes, periodista del diario Líder, fueron las siguientes:

Si algo me caracterizó el semestre anterior fue darles oportunidad a los jóvenes, bajamos el promedio de edad, y ahora a uno le da bronca algunas opiniones de gente que no sabe cómo son las cosas. La pretemporada la hicimos con seis juveniles, y dos eran nacidos en el año 2000, por lo que te exige la Copa… Acevedo y Fuentes viajaron a España con la selección, tengo a Araque lesionado, y a Julio (Díaz) lo tengo que cuidar, dosificarlo, porque la seguidilla de partidos le pega bastante. Luego la segunda línea de juveniles está hoy lejos en el nivel de rendimiento que necesitamos, eso no nos ha dejado otra opción, nuestra realidad en inferiores no es la de otros clubes como Zamora o Caracas, pero no es un tema de no darles oportunidad a los jóvenes”.

La verdadera razón de ser de un entrenador no es ganar; aunque los comerciantes de la mentira aseguren semejante barbaridad, el objetivo primordial de un conductor es potenciar a los jugadores que dirige, esto es, como diría Oscar Cano Moreno, despertar las posibilidades propias de esos futbolistas, y generar contextos en los que éstos se atrevan a ir a más, a superarse. Eso ha hecho el ex Nueva Chicago con sus jugadores, y es de aplaudir, más aún si se tiene en cuenta el contexto que anteriormente describía.

Pero la magia es cosa del cine y la ingenuidad. El buen trabajo del argentino puede dar resultados, pero no tapará las incapacidades gerenciales.

Lo que expresó tras el encuentro ante el Deportivo Lara no es una excusa ni un escudo protector; su exposición deja claro que pocos, muy pocos equipos se preocupan por la correcta formación de los futbolistas que hacen vida en sus categorías menores.

Revisemos la más reciente convocatoria de la selección sub-20, sólo como un ejercicio práctico.

Los 22 convocados pertenecen a los siguientes clubes: Caracas FC (3), Carabobo FC (3), Zamora FC (3), Deportivo La Guaira (3), Estudiantes de Caracas (2), Deportivo Táchira (2), Deportivo Anzoátegui (2), Atlético Venezuela (1) y Estudiantes de Mérida (1). Los otros dos convocados juegan en el extranjero.

Si bien es cierto que la lista para el Torneo Internacional Cotif no es la nómina que jugará el próximo campeonato sudamericano de la categoría, también lo es que aquella no será tan distinta a esta con la que Rafael Dudamel decidió afrontar el campeonato valenciano. Es por ello que asombra que de veinte equipos en primera división apenas nueve aporten futbolistas para esta convocatoria, un dato conmovedor para  quienes creemos que en la formación de los jóvenes se asientan los pilares del futuro.

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Lo que la lista del Cotif y las palabras de Larcamón dejan claro es que muchos equipos trabajan casi exclusivamente para su subsistencia, entendida ésta como la permanencia en primera división, al fin y al cabo es allí dónde se recibe el dinero de la TV.  De lo contrario, ¿cómo se explica que Estudiantes de Caracas, una institución con apenas cuatro años de existencia, aporte más a la selección sub-20 que otras que le doblan en años y en prestigio?

Claro que en este caso lo más sencillo sería cargar las tintas contra los entrenadores de las categorías inferiores –seguramente los hay quienes no están capacitados para ejercer esos cargos- pero no hay que distraerse con el árbol sino apuntar al bosque: el dinero producto del acuerdo con GolTV podría ayudar a ese trabajo de futuro, pero por ahora no hay señales que inviten a pensar en que eso sea así. Salvo por las exigencias reglamentarias que la Federación Venezolana de Fútbol exige a los equipos, poco ha cambiado en los últimos diez años.

No exagero. Si algo se entiende cuando se revisa el aprendizaje de los grandes entrenadores es que una buena parte se llevó a cabo en viajes y visitas a colegas, para escucharlos y observar sus métodos. ¿Cuántos equipos venezolanos ayudan a que sus formadores recorran ese camino? No es de extrañar entonces que muchos de ellos se apoyen exclusivamente en sus experiencias como futbolistas, lo que equivaldría a que un médico se crea capacitado para operar sólo por haber sido operado con anterioridad. Ah, es cierto, la vida, y también el fútbol, es un carnaval.

En una charla en el año 2009, Marcelo Bielsa recordaba que: “los futbolistas se entrenan con consumo de energía, se entrenan descansando, y se entrenan repasando o revisando teóricamente lo que sucede en la práctica”. Vale la pena revisar si estas tres ramas del aprendizaje futbolístico se cumplen en los clubes criollos, o si por el contrario, al jugador se le exige únicamente que cumpla órdenes durante las dos horas del entrenamiento, contradiciendo lo que las teorías del aprendizaje y el mismo Bielsa, apoyado en ellas, sugieren.

No le pidamos peras al olmo; más que resultados inmediatos o la permanencia en primera, hay que exigir la formación de formadores y la creación de una línea de trabajo en los clubes, que se sostenga independientemente de los resultados del primer equipo. O si usted lo prefiere, para utilizar una frase de Richard Páez, “que los equipos se transformen en clubes”. Mientras eso sucede, muchos entrenadores, al igual que Larcamón, dependerán de la aparición de un talento silvestre que los exima de dejar en evidencia a sus empleadores.

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