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El complejo pero posible sueño de emigrar con una empresa propia a EEUU

Emigrar siempre ha sido un camino empinado que muchos se atreven a pintar fácil cuando se tienen los recursos económicos. Sin embargo, esa capacidad monetaria no facilita la ruta de entrada a Estados Unidos (EEUU), uno de los países con más variedad de inmigrantes en el mundo.

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viajero vacunado

Aunque la migración desde Venezuela se intensificó en el año 2013, la ratificación de Hugo Chávez en el poder fue una razón de peso para que aquellos que no creían en el «Patria, Socialismo o Muerte» del presidente reelecto en 2007, tomaran la decisión de salir de su país.

A pesar de que el emigrante común son aquellos jóvenes que buscan la mínima oportunidad de crecer en el exterior y familias con pasaportes y ciudadanías extranjeras en países que ofrecen estabilidad, no podemos dejar pasar aquellos criollos que lograron conquistar la independencia económica a través de negocios y que el Socialismo del Siglo XXI frenó cualquier oportunidad de avance. He allí, los empresarios que, después de tenerlo todo en Venezuela, decidieron empezar de nuevo en otro país.

Entre tantas trasnacionales que decidieron abandonar Venezuela porque el gobierno de paso presentaba unas condiciones de negocios difíciles de sostener, también están los negocios familiares que se mantenían mediante el trabajo diario y la atención de sus propios dueños. Es así como Carlos, su esposa y su hijo, «venezolanos de pura cepa», como afirma el padre de familia, decidieron emigrar de una manera más segura pero compleja a EEUU.

La migración que se planteó Carlos, incluía a su núcleo familiar y a su negocio: una distribuidora de equipos industriales. Aunque la mención a un negocio simula una ida del país cómoda, esto no es así. Es por esto que, ante la poca información que puede manejar un venezolano común que no tenga experiencia en emigrar, consultó al abogado especialista Javier Montano. Así fue como logró colocar una sucursal de su propio negocio en EEUU.

Gracias al asesoramiento de Montano, a través del escritorio jurídico Tu Caso Visa, los trámites migratorios de todo el proceso no dieron alguna pérdida de tiempo o de dinero. La meta de Carlos, su familia y su negocio era conseguir una visa L1, un certificado que permite al emigrante mantener su empresa de manera legal en EEUU y la posibilidad de obtener la residencia siempre y cuando la compañía genere empleos e impuestos que beneficien al Estado.

La distribuidora de equipos industriales que manejó Carlos durante 10 años en Venezuela y que tiene sede en EEUU, fue la bandera para iniciar los procesos de migración de toda una familia. Los trámites iniciaron en marzo de 2009 y la aprobatoria no duró ni un año, para el 8 de noviembre del mismo año, Carlos y su núcleo familiar ya estaban establecidos legalmente en Estados Unidos.

La inseguridad nunca fue un factor de peso para que Carlos y su familia decidieran dejar su país. Sin embargo, el padre de familia afirma que decidieron emigrar cuando Chávez fue reelecto en 2007: “Teníamos un hijo pequeño que para ese momento tenía tres años (nació en el 2006), y ya al cumplir un año había tenido que dejar de tomar tetero porque ya no se conseguía la leche maternizada. Y ya había escasez de pañales. Y esto era como por el 2008”.

Aunque la idea que llevó Carlos con su empresa no era una idea innovadora y difícil de ver materializada en la realidad, Venezuela no ofrecía la calidad de vida que buscaba esta familia. Por otro lado, EEUU fue un resguardo para el negocio familiar: “Afortunadamente, nuestro mercado se movió en Centroamérica, Venezuela dejó de vender por todos los problemas políticos y la casi paralización de la industrias por lo económico y lo político” expresa. Sin embargo, asevera que: “Mantener empleados en este país es sumamente costoso, por el salario y los impuestos”.

Carlos afirma que “sí recuperó (la inversión), pero no en grandes cantidades”. Asimismo, sostiene que mantiene la sucursal en Venezuela “aun cuando las ventas son casi nulas” por la crisis económica que atraviesa su país natal.

– Hay venezolanos que se sienten tan orgullosos de serlo que continúan comportándose en el exterior con la misma anarquía que en su casa” –

Aunque la distancia entre su tierra natal y su nuevo hogar se sigue manteniendo, la querencia por Venezuela no se ha perdido por completo para Carlos y su familia. Sin embargo, la viveza del criollo venezolano ha mantenido a estos emigrantes lejos de su país y sin ganas de regresar por más que extrañen a los familiares que dejaron atrás.

Volver a vivir en Venezuela no es algo que Carlos se imagine haciendo con su familia en estos momentos, para que esto suceda las condiciones del país “tendrían que mejorar en todos los ámbitos” explica el empresario.

“No solamente debería mejorar la economía o  lo político, pero socialmente es poco probable que la anarquía y la viveza criolla pueda mejorar en algo. De hecho, creemos que todo esto es consecuencia de esa viveza tonta que está arraigada en el cerebro del venezolano”, asegura.

Hasta una visita corta de Carlos a Venezuela se ha vuelto imposible, no por el dinero o porque el negocio no les dé tiempo, “la familia no ha regresado por el terror a la inseguridad” asegura Carlos.

“Solo uno de nosotros ha tenido que regresar frecuentemente y ha sido por estrictas razones de negocios. El resto de la familia no ha regresado por el terror a la inseguridad. Uno de nosotros ha visto a su familia, el otro tiene casi siete años sin ver a sus hermanos y padres porque estos últimos no tienen visa para ir a EEUU”, explica.

Además de la inseguridad, la viveza criolla es otro factor que aleja a estos residentes de Estados Unidos de su país natal. Después de más de cinco años en EEUU, han entendido que son ellos quienes deben adaptarse a su nuevo país, no el país a ellos. Carlos, compartió un dicho para dar su opinión:

“Hay venezolanos que se sienten tan orgullosos de serlo que continúan comportándose en el exterior con la misma anarquía que en su casa”.

Asimismo, asegura que lo único que extraña de Venezuela es su familia y amigos, no las maravillas turísticas o el clima que muchos echan de menos: “Los adultos en nuestra casa no extrañamos a Venezuela como país, sólo a nuestra familia y nuestra casa. No extraño playas, montañas, ni nada de eso que muchos dicen que no pueden vivir sin ellos”, dice.

– Para irse, hay que pensarlo muy bien –

A manera de consejo, este inmigrante asegura que: “Si se tiene un plan concreto y realizable, es una buena oportunidad” para salir del país.

El espíritu aventurero de él, su esposa y su hijo no les permitió irse sin un propósito claro para quedarse legalmente en EEUU. Asevera que: “Venirse a la aventura tiene un riesgo muy grande, que te puede o no salir bien”, por eso, este grupo familiar decidió irse por lo seguro mediante un escritorio jurídico experto en el tema de migración.

“Nosotros teníamos un plan bien concreto y estudiado, que afortunadamente salió bien. Pero tuvo y tiene su costo económico, emocional y familiar”, revela.

Carlos explica que emigrar depende de las prioridades de cada persona o grupo familiar. “Todo depende de cada quién, en esto no hay reglas ni de quién está en lo correcto o quién está equivocado, cada quien conoce su realidad y sus necesidades”, concluye el empresario venezolano desde Estados Unidos.

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