Opinión

El largo viaje de Noel

Debo pedirle disculpas a Martí Perarnau. Mientras buscaba el tema para escribir levanté la mirada y divisé la portada de una de sus obras, "El largo viaje de Pep" y rápidamente pensé en el proceso que apenas comienza a recorrer Noel Sanvicente al mando de la Vinotinto y las sensaciones que me produce su presencia en la Federación Venezolana de Fútbol.

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Comencemos por aceptar que al actual seleccionador nacional no lo quieren mucho en esas oficinas. Su fuerte personalidad y su manera de hacer las cosas chocan con las costumbres del equipo que encabeza Rafael Esquivel. Sus exigencias tampoco son bien vistas por quienes no toman riesgos y creen que a la excelencia se llega por orden alfabético o cronológico. Su elección vino precedida de una serie de desencuentros entre la FVF y el gobierno nacional – este último apostaba por la contratación de un entrenador brasileño – y la empresa privada que apoya a las categorías menores tampoco estaba ganada a la idea de tener en la selección a alguien tan recto y rígido como el ex entrenador del Zamora.

Sanvicente es un muy buen entrenador de campo. La frase no es de mi autoría sino que es propiedad de César Farías, quien la utilizaba en conversaciones con su círculo íntimo con la intención de mostrarlo a Noel como un personaje áspero e incapaz de manejar aspectos fundamentales fuera de la cancha. La historia del Caracas FC, Real Esppor y Zamora dejan mal parado al güireño, ya que el actual seleccionador ha colaborado, y en muchos casos comandado, grandes cambios en esos clubes. Los terrenos que fueron donados al Zamora por parte de la Alcaldía de Barinas ayudan a corroborar lo que afirmo.

Le decía que a Noel le espera un largo viaje. Mientras la publicación de Martí hacía un repaso de los cuatro años de Pep Guardiola como entrenador del FC Barcelona, estas líneas tienen la única intención de hacerlo dudar a usted, mi estimado lector, acerca de la difícil convivencia de Sanvicente con quienes hasta hace poco lo miraban con desprecio y hoy lo saludan por conveniencia. ¿Podrá Noel convencerlos de que sus reclamos son parte de una planificación y no de caprichos injustificables? ¿Logrará que comprendan que su éxito al mando de la Vinotinto será el triunfo de la FVF? ¿Tendrá nuevas oportunidades para realizar módulos de trabajo con los futbolistas que hacen vida en el país? ¿Posee las capacidades necesarias para controlar todas las fugas de información? ¿Le facilitarán las mismas herramientas y posibilidades que a su antecesor? ¿Cómo afectará a su gestión las varias guerras de poder que se viven en la FVF? Estas son algunas de las dudas que rápidamente aparecen en el horizonte cuando uno piensa en la relación FVF-Sanvicente.

Estas interrogantes y muchas más determinarán el recorrido de Sanvicente al mando de la Vinotinto. Claro está, mientras los resultados sean positivos, todo esto se mantendrá como hasta ahora: en un segundo plano. Pero cuando aparezcan las derrotas descubriremos que tan fuerte es el entrenador criollo.

Hace un par de semanas, Marcelo Bielsa expresaba una frase que bien puede acercarse al contexto de Sanvicente: “Es muy difícil que yo deje de luchar. No quiero alardear de una fortaleza que, tal vez llegado el momento no demuestre tenerla, pero frente a la adversidad siempre sigo luchando. Y sé hacerlo del único modo que se lucha contra la adversidad: en soledad y sin compañía”. No es esta la primera ocasión en la que Noel debe dormir con el enemigo, pero sí la más importante y compleja de todas. Ante Chile y Bolivia, la Vinotinto se juega poco más que horas de ensayo, mientras que su entrenador reconoce en ambos partidos una muy valiosa oportunidad de seguir buscando lo que por estos predios parece una utopía: la excelencia.

Apriétense los cinturones que esto apenas comienza…

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