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El nivel arbitral: a la altura de los mejores jugadores venezolanos en el exterior

En esta columna, hablo del arbitraje venezolano, uno de los puntos que más ha crecido en Venezuela, a pesar de que las condiciones para el desarrollo de cada juez son bien adversas

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La noche del 4 de noviembre fue distinta. Ese día, Caracas quedó eliminado de la Copa Sudamericana a manos del equipo brasileño menos brasileño que ha pasado por el Estadio Olímpico. Un rácano Vasco da Gama dejó en el camino a los venezolanos; la acostumbrada desilusión tras estar cerca de lo contrario.

Lo que quiero resaltar no fue que el equipo quedara apeado de una competencia continental. Antes, en el vetusto Morumbí de São Paulo, el equipo homónimo libraba una hermosísima batalla contra Lanús de Argentina. Partidazo. El mejor que he visto en este desgraciado 2020. Alto nivel, goles de bella factura, emociones sobre el final que dio al cuadro granate como clasificado a la siguiente ronda de la Sudamericana.

El detalle relevante es que el choque, quizá el de mayor solera entre los que se enfrentaban en dieciseisavos de final junto con el Peñarol – Vélez Sarsfield, fue arbitrado por un venezolano: Alexis Herrera, el criollo mejor considerado en los predios de Conmebol. Y lo hizo con mucha sobriedad, sin hacerse notar, la mejor descripción para un juez que hace bien las cosas en un partido de fútbol.

Y aquí quiero detenerme, en el arbitraje venezolano. Tan acostumbrados estamos de decir (y con muchas razones a veces) que todo en nuestro fútbol es malo, que poco reconocimiento le damos al progreso puntual de diversos elementos que acompañan al balompié criollo. El arbitraje es, sin duda, uno de los puntos que más ha crecido en Venezuela. Así como Yangel Herrera, Yeferson Soteldo, Jefferson Savarino y Darwin Machís dejan muy en alto el nombre del país allende nuestras fronteras, hace rato que el nivel del arbitraje nacional está a la altura de los mejores de América y el reconocimiento se va dando con importantes designaciones que han quitado la mala percepción continental del trabajo de los hombres de negro venezolanos.

Hay que decirlo: hasta hace muy poco, los clubes y selecciones de Suramérica veían con guiño que fuera un juez de Venezuela el que se encargara de poner juicio en un choque entre países con verdadera estirpe futbolera, algo que aún se le discute a nuestra patria. Los pesos pesados continentales hacían valer sus poderes para que no fuera uno de los nuestros quienes les pitara y eso ya ha dejado de ser así porque con mucho trabajo, esfuerzo (y mire que es difícil ser árbitro aquí) y capacidad han hecho ver que tienen el nivel que se exige para estar en la solera de los árbitros Conmebol.

Y cada vez son más. Hasta hace diez años eran dos, si mucho, las ternas nacionales que viajaban por América dirigiendo encuentros sin mucha trascendencia. Ahora no. Alexis Herrera en una final de Copa Sudamericana, Juan Soto en los Juegos Olímpicos, Jesús Valenzuela en un Brasil – Colombia de eliminatorias mundialistas, Copa América, Mundiales Sub 20. El árbitro venezolano es bien valorado por sus capacidades y condiciones físicas, puntos en los que destaca incluso por encima del resto.

Sería injusto excluir a la FVF en la formación del árbitro venezolano, pero la realidad indica que ellos por su cuenta han desarrollado todo el interés en incrementar su nivel. Sin ser la profesionalización un hecho, cada vez es más común ver que muchos titulados en distintas áreas ejercen como árbitros, incluso en el femenino. Actualizados siempre en los ajustes en las reglas y con preparación física de atletas de alto rendimiento, no escatiman nada en trabajar con la misma mística en el extranjero como en el campeonato local. Para muestra, un botón: Jesús Valenzuela es uno de los árbitros (si no el mejor) más preparados en el tema VAR en el ámbito Conmebol.

Es cierto: así como viajan cómodamente en aviones y se alojan en buenos hoteles del continente, los árbitros FIFA sostienen la estructura que no puede darle al resto de los árbitros una manutención a la altura de su trabajo. Cuando los FIFA llegan a Venezuela, sacan plata de su bolsillo y ponen a disposición sus vehículos para rodar por el país para llegar el grupo arbitral en conjunto al partido designado por FVF. Un sacrificio que deben hacer para mantenerse activos, requisito indispensable para ser tomados en cuenta por Conmebol.

Es por eso que el reconocimiento de su trabajo no debe tapar las deficiencias que denunciábamos en abril de 2018 en este medio y que aún persisten. Si bien las polémicas generadas por las actuaciones arbitrales han disminuido como consecuencia del buen trabajo de los jueces, aún preocupa las condiciones en que deben ejercer sus funciones.

El de árbitros es un gremio que ha crecido exponencialmente en sus capacidades. Los que alcanzan el estatus FIFA apoyan y ayudan a los que aún trabajan por ello. No son autodidactas, pero mucho de lo que logran lo han hecho con su bolsillo e interés en superarse.

Son 30 los árbitros entre principales y asistentes, de fútbol, fútbol sala y fútbol playa, femeninos y masculinos que cada vez son mejor valorados en el ámbito internacional. Vaya a ellos el debido reconocimiento y el reclamo a quienes están encargados de su capacitación y atención de que permitan que sigan surgiendo jueces de muy alto nivel.

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