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El número de la bestia

No hay un centro atacante en todo el Suramericano Sub 20 que posea sus características. Usted podrá encontrar delanteros con gol, rápidos, potentes, escurridizos, habilidosos, pero ninguno que reúna todas estas características en un solo futbolista. ¿Qué le faltaba el gol? Dos suyos le dieron la primera victoria en la historia Sub 20 a Venezuela sobre Brasil. Jan Carlos Hurtado es, no lo ponga en duda, la vedette del campeonato.

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FOTOGRAFÍA: CORTESÍA

Después de la actuación contra Brasil (los dos goles, la carrera endemoniada que casi termina en gol), los lentes de los ojos visores del mundo se han limpiado con un trapito para descubrir a la joya del fútbol venezolano, la última gran perla del fútbol suramericano. Y no, no exagero porque insisto que a su edad, en el mundo solo el brasileño Vinicius Junior (amén de la presencia de Rodrygo en esta categoría) cuenta con tantos recursos como los que muestra Hurtado para ser considerado el mejor atacante del orbe. Y no voy a describir aquí cuáles son sus virtudes porque sería redundar en lo que todos y cada uno hemos podido ver de él.

Y aunque suene a victicismo, hay una realidad inocultable: si Hurtado fuera bahiano y jugara en Corinthians su valor y codicia se hubiera disparado hace ya mucho tiempo. Le ha tocado al de El Cantón superar inconvenientes con el equipo que lo formó, quedarse un año fuera de toda actividad profesional, para irrumpir de nuevo como una locomotora y recuperar el tiempo perdido, sin dar rastros de haber perdido alguna de sus facultades en este tiempo.

En Gimnasia y Esgrima de La Plata vieron su potencial, la proximidad de jugar un Suramericano Sub 20 y un mundial de la categoría, para adquirir su pase y frotarse las manos con lo que podía venir. Y el negro no los ha defraudado: figura en el equipo ideal de la Copa Argentina, infalible en los penales que le tocó cobrar en ese torneo, gol a Boca Juniors para sacarlo de carrera. Sin ser titular, es una de las joyas más preciadas del plantel del lobo platense.

En medio de la “locura Hurtado” del Suramericano, han sido tres los equipos que se habrían interesado formalmente por el jugador, siendo el Cádiz español el que ya hiciera una oferta concreta: pírricos 1,5 millones de euros por el atacante, una cifra si se quiere hasta insultante, a tenor de lo que ha demostrado el muchacho no solo en el torneo continental, sino en el propio fútbol argentino. Además, Hurtado ya tiene en su haber un subcampeonato del mundo Sub 20, elemento que lo revaloriza.

La danza por “la bestia” ha comenzado. Betis y West Bromwich habrían sido los otros dos clubes con mayor interés por el potente atacante y Gimnasia y Esgrima, sabiendo de la jauría que vendría con hambre por su atacante, ya le ha mejorado el sueldo y revisado su cláusula: del equipo argentino no saldrá por menos de 10 millones de dólares, una cifra, para mí, que todavía se queda corta con el talento que tiene Hurtado.

En un mercado acostumbrado a que muchos clubes se aseguren los servicios de jóvenes estrellas por precios discordantes, pensar que un grande de Europa pueda poner sobre la mesa más de 10 millones de los verdes no es una locura, pero ¿qué tiene que pasar primero?

Hurtado aún tiene tres partidos por delante en el Suramericano y toda una Súper Liga argentina por jugar. Con el mercado de pases en Europa ya cerrado, la inversión vendrá para que el jugador al menos, salga de Gimnasia en julio. De aquí a allá, y ante la posibilidad altamente factible de que el muchacho juegue el mundial de la categoría en Polonia, le elevará su valor en el mercado y no me queda duda que el club ingresará mucho más que 10 millones por su venta.

Esta es una carrera de paciencia, como la que tuvo el propio Hurtado durante un año cuando inexplicablemente estuvo lejos del fútbol. En unos meses, el número de la bestia seguro será mucho mayor al que está tasado en la actualidad. No todos los días el continente pare un “Tren” Valencia, un Asprilla, un Hurtado.

¿Qué es lo mejor? Que mientras desde afuera nos preocupamos por su justo valor en el mercado, el bueno de Jan disfruta como un niño cada partido que juega. Y de eso se trata: que siga haciendo lo que sabe a hacer y que la plata sea solo la añadidura.

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