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"El ojo de Miró", el universo de Miró a través de imágenes de sus objetos

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Foto: AP

 Objetos encontrados, colocados uno junto al otro y en un orden determinado, forman el universo con el que el artista Joan Miró trabajó en sus estudios de la isla española de Palma de Mallorca y que ahora adquieren importancia propia en el libro «El ojo de Miró».La obra explica «por qué Miró es Miró y cómo Miró crea a Miró», la formula mágica, poética y visual de cómo, a través de la magia del objeto encontrado, «podía evocar personajes, figuras y crear esculturas con raíces, cactus, latas, que aparentemente no tienen ningún valor y que para él tienen un valor mágico».

Así lo explica Joan Punyet Miró, nieto del artista, durante una entrevista con Efe con motivo de la publicación del libro, junto con el fotógrafo Jean Marie del Moral, con el que Miró tuvo «una relación poética visual», ya que «entendió enseguida que Jean Marie tenía el ojo para descifrar su código».

La obra es fruto del propio deseo de Miró, que, tal y como recoge el libro, en 1941 escribió: «Editar un libro con bellas fotos de objetos encontrados por mí y para enriquecerlo añadir un grabado o una lito en color con un texto poético o un poema, o incluso un poema mío, si encuentro uno».

Y eso es lo que han hecho Punyet Miró y Del Moral, que han contado con la colaboración de la Fundación Pilar i Joan Miró de Mallorca, la Fundación Joan Miró de Barcelona, la Succesió Miró y La Fabrica.

El libro, muy completo, descubre parte de los estudios de Miró en Palma de Mallorca, el diseñado por su amigo Josep Lluís Sert y el de la casa de campo mallorquina de Son Boter, uno junto al otro.

Hasta ahora estos estudios no se habían visto así y tampoco se habían visto todos los objetos que a lo largo de su vida coleccionó.

«No coleccionaba objetos por ser objetos sino porque le comunicaban algo de su obra o del porvenir de su obra. Le interesaban mucho los colores, las formas de los objetos, pero el objeto en sí era menos importante», en opinión de Del Moral.

«El libro descubre al lector otros ángulos, otros objetos, otro mobiliario, otros detalles de la historia de Miro», según el fotógrafo, para quien es muy importante que esos estudios se hayan quedado tal y como estaban a la muerte de Miró. Al fotografiar objetos, «el resultado es un homenaje a dichos objetos, que se presentan como poemas-objeto».

Durante el año 2014, todos los lunes y durante tres horas, Jean Marie abría las vitrinas y sacaba los objetos para fotografiarlos sobre fondo blanco. No ha tratado de hacer una reproducción de objetos ni una reinterpretación.

«Ha sido escoger un objeto y fijarse en lo que le hubiera gustado a Miró, pero a la vez que se viera el objeto tal cual. Hay un juego con la óptica fotográfica, del foco, la distancia y el ángulo».
Los autores han querido también que fuera un libro muy alegre «y darle el máximo de vida a cada objeto», según del Moral, quien recordó que en 1978, tras la muerte de Franco, vino a España para fotografiar a pintores e intelectuales españoles.

«Uno de ellos fue Miró, quien me aceptó en su estudio, lo que no era habitual. Y eso cambió mi vida. Descubrí un universo que me cautivó. A partir de ahí empecé a fotografiar los estudios de artistas como espacio mental: un estudio es el autorretrato del artista».

Los objetos contenidos en «El ojo de Miró» solo podían ser fotografiados por Jean Marie del Moral, en opinión de Punyet Miró, ya que es un libro «que requiere un ojo poético y solo lo podía haber hecho él, al que el propio Miró le entrenó el ojo».

Emocionado como siempre que habla de su abuelo, Punyet Miró comentó que el artista tenía la obsesión de explicar toda la formula química y mágica del druida, del mago.

«Porque Miró era un ser chamánico, con una gran conexión con el universo, con el cosmos. En sus sueños afloraban imágenes que con música, con poesía y con los objetos creaban una iconografía, un alfabeto creado por él mismo a través de las influencias surrealistas. Esta pinacoteca de pequeñas cosas es la vertebración alquímica del espíritu mironiano».

También recordó que el propio Miró decía que sentía magnetismo hacia un objeto en concreto, «y la explicación es chamánica. Tenía un ojo entrenado que hacía que a través de un tercer ojo, su subconsciente colectivo, sintiera un ‘shock’, una atracción magnética hacia un objeto en particular». 

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