Venezuela

El político de Barinas que no pudo llegar a la presidencia

Era la figura ascendente de la base del principal partido de los 40 años de democracia, Acción Democrática, sin embargo nunca tuvo la ascendencia de otro natural de Barinas que si alcanzó la presidencia

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Claudio Fermín

El partido era la maquinaria política más grande y mejor hecha en Venezuela, no había punto de la geografía nacional en que los blancos de Acción Democrática no llegaran y de esa tierra germinó esa semilla.

Un joven de Barinas parecía destinado a grandes cosas. De origen humilde, escaló posiciones en el partido más popular y tradicional del país, Acción Democrática. Venía de la misma facción de Rómulo Betancourt, uno de los más grandes estadistas venezolanos, o de Raúl Leoni, un político discreto que trabajó sin desmayo en lograr el progreso de una nación que aún tenía muchos atrasos y despertaba al siglo XX.

Lo tenía todo para lograr el apoyo popular. Representaba al venezolano común, era del interior del país, un ejemplo del ascenso social de la pujante Venezuela del siglo XX y además aficionado a uno de los dos más grandes equipos de béisbol en una nación que vive y respira el deporte, Navegantes de Magallanes.

Pero cómo esa “estrella” degeneró en este agujero negro.

En 1984 fue designado por el entonces presidente Jaime Lusinchi como viceministro de la juventud, su carrera en la política venezolana lucía promisoria. Al término del gobierno de Lusinchi, se lanzó como candidato a la alcaldía de Caracas. Su triunfo lo convirtió en el primer alcalde de la ciudad electo por voto popular. Ejercería el cargo en el periodo 1989-1993.

El barinés llegaba alto, pero durante su gestión ocurrió el escándalo de la supuesta malversación de fondos por las aceras picadas en la ciudad. En 1992 buscó la reelección pero perdió con el, para momento Causa R y ahora chavista y revolucionario, Aristóbulo Isturiz.

Se recuperó rápidamente de su descalabro y en 1993 aspiró aún más alto, a la presidencia de la República logró el disputado segundo puesto con 23% de los apoyos, competía con figuras como Oswaldo Álvarez Paz y Andrés Velásquez que quedaron con 22% y 21% del dividido electorado. Rafael Caldera resultó el triunfador de los comicios con 30% de los votos.

Fue el inicio de un largo camino de redescubrimiento –y derrotas-, expulsado de AD, quiso aspirar una vez más en 1998 pero sin apoyo se retiró, su próximo cargo como político fue como constituyente en 1999 cuando salió electo como el opositor más votado, fue el último triunfo que vio y llegó el siglo pasado.

Era una época de cambio en la política venezolana y aun buscaba su posición en el nuevo panorama. Fue aspirante presidencial en el 2000 pero no logró ni 3% de los votos.

Tras tres intentos presidenciales infructuosos volvió a aspirar a la alcaldía, esta vez a la metropolitana pero una vez más salió derrotado, ahora por Juan Barreto. En 2008 volvería a salir derrotado en la misma alcaldía, siempre como «opositor». La última vez que la ganó fue 30 años antes y su partido gobernaba.

Como otros «opositores» brincó de partido en partido sin crear ascendencia ni arrastre en el electorado, por lo que creó su organización minoritaria entre las minorías.

Se mantuvo como una suerte de ermitaño de la política a medio camino en la búsqueda de un cargo, que no llegó en este siglo, y la crítica perenne a los opositores que si lograban una victoria electoral. Hoy su figura se une a otras como las de Henri Falcón, Leopoldo Puchi, Timoteo Zambrano y otros habilitadores que revisten de legitimidad a un régimen que es calificado como dictadura y que necesita una oposición a la medida y complaciente.

Este barinés conocido como Claudio Fermín simplemente no pudo, eterno segundo, ya en la década de 1990 la Radio Rochela lo caracterizaba como un personaje risible, aunque hoy termine siendo trágico para la «democracia» venezolana.

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