Visión Financiera

El precio de la gasolina

Sin lugar a dudas, llenar el tanque en nuestro país es más barato que en cualquier otra parte del mundo, incluyendo aquellas naciones que, como nosotros, son productoras de petróleo. En Arabia Saudita, uno de los mayores exportadores de crudo del planeta y socio de la Opep, el galón de combustible se expende a 0,45 dólares.

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Gasolina

En Noruega, otro gran exportador de hidrocarburos, la gasolina se le vende a sus ciudadanos a un precio cercano al del mercado internacional. En Venezuela la gasolina de 95 octanos cuesta Bs 0,097 el litro, la de 91 tiene un precio de Bs 0,070 y el costo del diesel es Bs 0,048.

Esta comparación, que es ya bastante reveladora, palidece cuando entramos a calcular cuánto cuesta en Venezuela un litro de refresco, de jugo o de agua embotellada, en relación con la gasolina. Como sabemos, este tipo de ejercicio nos conduce enseguida al absurdo, ya que con el precio de una botella de agua se compran 72 litros de gasolina.

De todo esto se desprende una conclusión: ¿por qué ahorrar gasolina? No parece haber un incentivo económico para hacerlo.

Muy por el contrario, los precios de nuestro mercado interno parecen ser un gran estímulo a consumir combustible, en vista de que se trata de un bien mucho más barato que el resto de los que se transan en la economía. La verdad es que despilfarrar gasolina es una conducta económicamente equivocada.

El ministro de Petróleo y Minería, Rafael Ramírez, señaló recientemente que 94% de los vehículos que circulan a nivel nacional utilizan gasolina, pese al esfuerzo del Ejecutivo de introducir el gas como alternativa, “algo que están haciendo todos los países desarrollados para preservar el medio ambiente (…); solo hemos alcanzado 4% y lo regalamos”.

Los combustibles provenientes del petróleo son muy costosos. El hecho de que, como consumidores finales, no paguemos la factura completa, no los hace menos onerosos. Sus costos de producción son los mismos, y alguien debe pagarlos. Si ahorramos en el consumo de combustible, contribuimos a que estos costos se reduzcan, lo que conduce a un mejor equilibrio en las cuentas de la industria y de la economía.

Todos los productos derivados del petróleo son, además, no renovables, y por tanto finitos.

Cada litro de gasolina que consumimos es el último, en el sentido de que las reservas de crudo no se podrán reponer una vez que se agoten.

¿Por qué tanta gente insiste en que hay que ahorrar en algo tan barato como la gasolina? Hay un argumento que cada día cobra más fuerza: es un hecho que el clima del planeta está cambiando y, por más que los científicos discrepen, despilfarrar combustibles de origen fósil, como el petróleo, e incrementar las emisiones de gases de efecto invernadero no contribuirá a detener el fenómeno.

Pese a esto no hay conciencia de reducir el consumo, ya que la gasolina es demasiado barata. Sin embargo, en relación con los costos de producción y venta al público, implica una pérdida directa de $12.592 millones al año.

Es evidente que no se puede producir a pérdida y que nada pueda “regalarse” indefinidamente. Lamentablemente el tema de gran envergadura económica se politiza, y sin duda antes de cualquier ajuste se debe llevar adelante una campaña educativa y tomar una serie de medidas que amortigüen el impacto. Despilfarrar gasolina, igual que cualquier otro bien, es un error.

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