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El uno a uno de Venezuela ante Brasil

Brasil jugó sin Neymar y disipó sus dudas: Tite también puede hacer funcionar su equipo sin el astro del Barcelona. El scratch no es tan vertical sin el ex Santos, pero igual manejó a su antojo un partido que se le puso fácil en apenas 8 minutos cuando Venezuela fue fiel a su patrón en Eliminatorias de conceder un error que terminó por sepultar temprano las esperanzas de tumbar por primera vez a los brasileños en disputa de puntos.

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Concentración pedía Sanvicente y concentración pide Dudamel. “Consistencia en mantener lo que se hace bien”, había considerado el seleccionador que era el punto que le faltaba a Venezuela y que, después de la penumbrosa noche merideña, le sigue faltando al juego del equipo. Las inseguridades en defensa siguen siendo tales. Hay mucho nervio, presión, desesperación. Se nota que el hecho de que los resultados siempre sean adversos ocasiona una extrema presión en el grupo. Lo malo, es que no salir de un estancamiento de no ganar ni un partido en 10 fechas puede provocar el desánimo de todos y la catástrofe puede ser peor.

Brasil comenzó a ser Brasil de nuevo y Venezuela vivió las consecuencias. Con simpleza, los rivales tocaban, se desdoblaban y con un movimiento de quiebre o cambio de ritmo eran capaces de desubicar las piezas de la zaga criolla. Son cracks, aunque estaban en deuda, pero nunca dejarán de serlo. Por algo están en los mejores clubes del mundo y los chinos se bajan con enormes cantidades de dólares para contar con ellos.

La crisis y el hundimiento de Venezuela ya no es de relaciones afectivas en su seno sino de sus propias capacidades. Los criollos no encuentran un punto de partida para arrancar de una vez y si lo consigue, basta que un error puntual eche al traste todo, errores que no solo hacen referencia a las pifias defensivas sino a los fallos de cara al arco rival.

Dudamel tiene la licencia para hacer transformaciones y apenas tiene cuatro partidos de eliminatorias. Pide paciencia y me atrevo a darle el beneficio de la duda porque hay material suficiente para salir de este momento aciago. Ni a los jugadores se les olvidó el fútbol ni una generación tan talentosa se permitirá quedar en la historia como la que más podía y no pudo.

Así anduvieron los catorce que jugaron:

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Dani Hernández: La pifia al comienzo del partido demuestra que la tensión y el manejo de la presión no es solo cosa de unos pocos en la selección. Uno de los pocos efectivos que se salvaba de la quema hoy fue clave en que los tres puntos se volvieran a ir por la borda. Una situación puntual gravísima, le suma al grupo de jugadores experimentados que han cometido fallos inauditos. Por cierto, salvó el arco en un mano a mano.

Roberto Rosales: Más defensivo de lo habitual, extraña que, una vez más, su temple reconocida en Europa no se reproduzca cuando se enfunda la Vinotinto. Philippe Coutinho, Filipe Luis y Renato Augusto le amargaron toda la noche. Con la actuación de hoy, puede que Alexander González retome la titularidad después de purgar sanción.

Wilker Ángel: Su desesperación se nota a leguas cuando las cámaras se posan en foco sobre él. Juega presionado, tenso y eso hace imposible que no falle. Se atrevió a lanzarse en un duelo y luego arrepentirse en plena salida defensiva que por poco costó otro gol más en contra. La solidez defensiva del conjunto se perdió y su gran Copa América Centenario parece que ya nadie la recuerda.

José Manuel Velázquez: Correcto. Suficiente para que sea considerado titular en los próximos compromisos, siendo el que menos fallos comete en un mar de dudas defensivas.

Rolf Feltscher: Voluntarioso en el primer tiempo, sorprendentemente se destacó en la función que menos se espera que despunte: como carrilero. Llevó peligro en los primeros 45 y luego se limitó a marcar cuando ya Brasil le impedía cualquier atrevimiento de pisar su territorio.

Tomás Rincón: No se encuentra el Rincón de otrora. Está desesperantemente lejos de su mejor nivel y sigue intentando ubicarse en perfiles que le permitan destacar y nada que le resulta. Brasil paseó por su zona con el cómodo manejo de Fernandinho, Renato Augusto y Paulinho.

Arles Flores: Mientras sigan sin determinarse claramente cuál es el rol de los compañeros de Tomás Rincón, no se podrá definir si su trabajo se hizo bien o mal. Ante Brasil, comenzó robando pelotas, pero las reacciones y transiciones fueron muy lentas.

Adalberto Peñaranda: Como ante Uruguay, fue el más peligroso en el primer tiempo y luego se diluyó. Tuvo una clara que por ser egoísta no pudo ser aprovechada. Su juventud permite pensar que en el futuro inmediato probablemente no cometa los mismos errores pero en un entorno como el que atraviesa en la selección no le da para estos lujos.

Juanpi Añor: En las dos últimas presentaciones se ha contagiado de la espesura del juego Vinotinto. Ha perdido conducción y no encuentra espacios con facilidad para asociarse y generar peligro. Otro caso de picos altos y bajos en pequeños espacios de tiempo.

Josef Martínez: Volvió a ser titular y más allá de su movilidad, ganas y velocidad, poco pudo ofrecer de cara al arco contrario. Pareciera que siempre quisiera demostrar algo y eso lo hace sobrerevolucionarse.

Salomón Rondón: Llegará el día que ya se canse de ir a luchar contra los defensores y generar solo un par de ocasiones por partido. El que está llamado a ser el mejor 9 de la historia del balompié criollo sufrió para asociarse con la gente de ataque y su lucha y brega contra Marquinhos y Miranda no pasó de ir al encuentro contra ellos y nada más.

Alejandro Guerra: El equipo fue más vertical con su ingreso por la banda pero con la entrada de Otero perdió fuelle tirado en la zona de enganche. Tenía que demostrar en cancha los soles que lleva en el cuello y aunque con cierta timidez, lo logró.

Rómulo Otero: Muy poquito mientras anduvo en cancha. Brasil controló todo, hasta evitar dejar pelotas paradas cercanas a su arco, función para la que había entrado el de Atlético Mineiro. Testimonial.

Yangel Herrera: Por fin le llegó su momento de debutar y ya el mundo sabe quién es ese chico de 18 años que deslumbró al cuerpo técnico de las juveniles del Manchester City. Se ganó una amarilla antes que le dieran su “recado” de bienvenida en el partido. Su entrada fue testimonial, solo para los registros.

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