Venezuela

El valor simbólico del 1S

El 1 de septiembre tendrá un carácter simbólico importante. Será la primera manifestación masiva de rechazo a Maduro.

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Fotografía: Dagne Cobo Buschbeck.

Debo comenzar haciendo algunas aclaratorias. En su momento felicité a la Mesa de la Unidad Democrática al anunciar con bastante antelación una marcha el 1 de septiembre. Me pareció y me sigue pareciendo que las acciones políticas, si verdaderamente se pretende sean de impacto, se les debe planificar y preparar.

Una segunda consideración: este 1 de septiembre no sale Nicolás Maduro del poder: ni la presencia de una multitud como la que se espera va a generar un golpe de Estado “bueno” (aunque en mi opinión todos son malos) ni mágicamente Maduro entenderá, finalmente, que el pueblo no lo quiere y renunciará. El 1 de septiembre es punto de inicio, no de llegada.

El 1 de septiembre, la Toma de Caracas constituye un éxito político. En la última semana no se ha hablado de otra cosa de esta fecha. En algunos casos con temor (que resulta justificado), en la mayoría con entusiasmo y esperanza. El gobierno ha tenido que hablar de la fecha y sobre todo se han manifestado diversas entidades, nacionales e internacionales, alertando de que serían inaceptables hechos de violencia promovidos o permitidos por el gobierno de Maduro. El 1 de septiembre representa una derrota política para la cúpula enquistada en el poder.

El 1 de septiembre no tiene un efecto inmediato en soluciones políticas mágicas. Es conveniente siempre recordar que en política es tan importante el resultado como el camino que siga para alcanzarlo. La respuesta ante la fase final del chavismo no será ni express ni mágica. Requerirá de consensos, acuerdos, trazar estrategias, sopesar los momentos adecuados, combinar acciones de calle con la presión internacional. Junto a todo esto, la salida de la cúpula que hoy representa Maduro sólo se alcanzará con UNIDAD, lo he escrito intencionalmente en palabras mayúsculas.

Esta unidad en mayúsculas debe ser genuinamente nacional, convocada por la Mesa de la Unidad de Democrática, pero que es mucho más que la suma de los partidos políticos que conforman esta alianza. El 1 de septiembre, es desde este punto de vista, el primer ensayo unitario, organizado y sin duda de carácter masivo que tendrá lugar en mucho tiempo, más allá de un evento electoral. Diría que se ejercitará el músculo unitario en una serie de decisiones (políticas, organizativas, humanas) que están detrás de lo que será la manifestación de calle más importante en Venezuela en la última década.

El 1 de septiembre tiene un carácter simbólico importante. Es la primera manifestación masiva de rechazo a Maduro. Hasta ahora se han registrado marchas y protestas que han sido importantes, pero ninguna con un carácter multitudinario. Esta Toma de Caracas le permitirá a Venezuela y al mundo constatar que la cúpula en el poder es eso, un grupito que se apropió del Estado pero que no representa ni al pueblo ni a los intereses nacionales. El pueblo mayoritariamente está a favor del cambio.

Para quienes históricamente han sido oposición este 1 de septiembre les reconfortará política y emocionalmente al confirmarse como mayoría. Para eso también servirá la Toma de Caracas para que los opositores dejen de pensarse como tal y se vean (y ubiquen) en términos de la nueva mayoría nacional y que como mayoría no se dejarán imponer la continuidad de un régimen que sólo beneficia a unos pocos.

No es un cuento de hadas, habrá fragor en esta lucha, miedo y amenazas.  Pero no tengo dudas de que este 1 de septiembre marcará un hito en la lucha democrática.

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