Economía

2017: De la recesión a la depresión económica en Venezuela

La crisis económica que los venezolanos viven desde hace varios años, no tiene comparación con ninguna otra en la historia del continente americano. El país pasó de la recesión a la depresión económica al acumular cuatro años consecutivos de caída del PIB, además de entrar en hiperinflación y en la destrucción de la actividad petrolera lo cual dejará pérdidas por $6.000 millones.

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Foto: ARCHIVO / Cristian Hernández / Efe

La crisis en Venezuela está caracterizada por dos temidas palabras: hiperinflación y depresión económica. Entre sus consecuencias resalta la destrucción del salario real de los trabajadores, el incremento de la pobreza y un deterioro en la industria petrolera. Para solventar esta situación se requiere con urgencia la aplicación de un programa económico que estabilice el país, afectado por un modelo estatista que lo ha llevado al colapso.

Esta es la conclusión que se desprende de un informe realizado por el diputado de la Asamblea Nacional, José Guerra, y su equipo económico de la fracción parlamentaria de Primero Justicia, sobre la actual situación venezolana.

«Considerando la contracción de 12% hasta septiembre de 2017, los últimos cuatro años acumulan un desplome de 34% del PIB (Producto Interno Bruto), episodio éste que no es comparable con ningún otro en la historia de América, hasta confirmar un cuadro de depresión económica. Por otro lado, no solo se debe considerar el retroceso de la economía venezolana, sino lo que se ha dejado de avanzar con relación a las economías latinoamericanas, que salvo algunas excepciones, han crecido significativamente», resalta el análisis.

Destaca que de tener la mayor inflación del mundo, Venezuela en 2017 sufre los efectos de la hiperinflación debido a la insistencia en políticas económicas inconsistentes del gobierno. Según los datos de la AN, la inflación mensual alcanzó en noviembre 56,7% y en todo 2017 la cifra de 1.369%, con la expectativa que llegue al menos a 2.100% al final de diciembre; esto le ha conferido a la tasa de inflación una senda claramente hiperinflacionaria.

«En el conjunto de acciones que han terminado por colocar a Venezuela en el año 2017 en la trayectoria de la hiperinflación, destaca la impresión acelerada de dinero primario con el objeto de financiar el déficit del sector público, especialmente el de Pdvsa. Ello ha generado una presión en el mercado cambiario que se ha traducido en una depreciación significativa del tipo de cambio paralelo y la consecuente exacerbación de las expectativas inflacionarias».

Destaca que la inflación efectiva, por su parte, ha deprimido los saldos reales de dinero y deteriorado la recaudación fiscal conjuntamente con la contracción del ingreso, provocando de esta manera una declinación de la recaudación impositiva, agudizando así la precariedad fiscal.

«A esto se agrega el repudio de la moneda nacional y el escape de quienes demandaban bolívares hacia el dólar o a la adquisición de cualquier tipo de bien disponible», se indica en el documento.

Consecuentemente, el salario mínimo en términos reales en 2017 disminuirá 70% con respecto al año pasado y 83% con respecto al año 2013, de acuerdo con cálculos propios del equipo económico de Primero Justicia en la AN. Reitera que esta situación ha provocado una disminución del consumo privado lo que ha agravado la contracción de la economía.

Sobre la balanza externa del país, las estimaciones muestran que las importaciones disminuirán este año hasta 12.300 millones de dólares. Este monto significa solamente 19% de la cifra de 2012 e implica el quinto año consecutivo con caída de las importaciones.

«Este es un shock extraordinariamente drástico para una economía que ha dependido para su funcionamiento casi exclusivamente de las importaciones».

Sostiene el análisis que la causa principal de esta contracción de las importaciones, no reside como afirma el gobierno en la caída de los precios del petróleo, sino en los considerables pagos de servicio de deuda a los cuales el gobierno ha tenido que hacer frente debido al elevado endeudamiento externo contraído desde 2005 y contratado en condiciones absolutamente desfavorables para la República y Pdvsa.

«Está caída de las importaciones se ha convertido en una de las razones fundamentales que impide el crecimiento de la actividad económica».

– Reservas en caída, nada para importar –

Por otra parte, según el BCV, las reservas internacionales en diciembre se han derrumbado hasta los $9.727 millones, debido principalmente a «una política monetaria sobre-expansiva en un contexto de un tipo de cambio fijo y disminución de la preferencia por la moneda nacional causada por la inflación. A ello se añade el drenaje de divisas que implica los pagos correspondientes al servicio de la deuda«.

Un detalle significativo del reporte es que las reservas respecto a los meses de importaciones que éstas pueden cubrir, ha pasado de 25 meses en 2006 a solo 3 semanas de importaciones en 2017, según cálculos propios basados en los datos del BCV.

«Analizado de forma per cápita, este monto de reservas internacionales representa solo $318 por habitante, evidenciando que Venezuela no se había situado en una situación de vulnerabilidad frente a los compromisos internacionales como lo estuvo en 1973».

Mejor no le ha ido al tipo de cambio paralelo, el cual se ha venido depreciando sostenidamente a lo largo de 2017 «en la medida en que la expansión monetaria provee al sistema una liquidez indeseada y la oferta de moneda extranjera se ha contraído dramáticamente como resultado de la menor disponibilidad de divisas en manos del BCV. De esta manera se ha ampliado significativamente la brecha cambiaria haciendo al sistema totalmente disfuncional».

– La destrucción de una industria –

La política petrolera -entre tanto- que ha aplicado el gobierno de Maduro «ha causado una de las mayores caídas de la producción de crudos y derivados en la historia de esta industria», al registrar este indicador una disminución de 19% medido desde noviembre de 2017 hasta el mismo mes de 2016, según los datos del gobierno provistos a la OPEP.

Esta situación ha repercutido en una contracción en la actividad de refinación de hidrocarburos y los cada vez más frecuentes episodios de escasez de gasolina y lubricantes.

«La única ocasión en que Venezuela acusó una reducción de la producción petrolera de esa magnitud, fue hace más de 40 años, precisamente el año anterior a la nacionalización de la industria en 1976. Durante 1975, la producción de petróleo se redujo 21%, aunque es natural que un proceso de nacionalización previamente anunciado haya generado tal disminución. Por lo tanto, se podría concluir que el fenómeno de 2017 no tiene comparación con ningún otro en la historia del país».

Algunas cifras sobre este colapso de 2017, de acuerdo a las cifras suministradas por el gobierno de Venezuela a la OPEP, son las siguientes:

1.- 440 mil barriles por día fue la caída en 12 meses entre noviembre de 2016 y noviembre de 2017 (-19%).

2.- Solo al término de 2017 esta caída de la producción causará una pérdida de ingresos cercana a $6.000 millones tomando en cuenta los 45 dólares el barril en promedio de la cesta venezolana.

3.- Venezuela produjo en octubre de 2017 la cantidad de 1.830.000 barriles diarios, solo la mitad del petróleo que producía en 1968.

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