Banca y Finanzas

FOTOS | Bancos abarrotados por canje de billetes

Los venezolanos amanecieron este martes haciendo largas filas en las calles. No para cazar algún producto de la cesta básica, sino para cambiar el billete de más alta denominación hasta ahora.

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FOTOGRAFÍA: ANDREA BALLESTEROS

Usuarios con bolsos y maletas saturan desde tempranas horas las puertas de las agencias públicas y privadas para canjear los billetes de Bs 100 por los de menor denominación o para depositarlos en sus cuentas. La pieza hasta ahora más alta del cono monetario saldrá de circulación el próximo jueves según ordenó el presidente Nicolás Maduro.

Las colas de los usuarios son custodiadas por efectivos policiales y militares enviados por el Ejecutivo para verificar el dinero en las bóvedas de los bancos públicos y privados, pudieron constatar varios periodistas de El Estímulo.

Depositarlos o gastarlos era el dilema de muchos venezolanos sobre qué hacer con sus billetes de 100 bolívares.

Maduro justifica el decreto en un supuesto e intrincado complot para «desestabilizar» la ya postrada economía venezolana, que cerrará 2016 con una contracción de 10% y una inflación de 475% (la más alta del mundo), según el FMI.

Como cientos de comerciantes de esa zona del oeste de Caracas, él no tiene máquina de pagos con tarjeta. No solo cobra en contante, sino que también debe pagar así los ingredientes para preparar la tortilla. Muy impopular a raíz de una crisis que se agravó con la caída del precio del petróleo, Maduro dio plazo hasta el jueves para depositar o canjear los billetes en bancos públicos; luego habrá 10 días para cambiarlos en el Banco Central.

El jueves entrarán en circulación el billete de Bs 500 y las monedas, incluida la que reemplazará al billete de Bs 100, que hoy apenas alcanza para un caramelo.

Son parte de un nuevo cono monetario que introducirá paulatinamente denominaciones de hasta 20.000 bolívares (30,3 dólares), reflejo del aumento descomunal del costo de vida.

Maduro lo atribuye a una trama de Estados Unidos para «asfixiar el sistema financiero» nacional, mediante la cual, asegura, se sacó del país el equivalente a 448 millones de dólares a la tasa oficial más alta en un lapso no precisado.

Según la denuncia, el dinero se acaparaba en la fronteriza ciudad colombiana de Cúcuta, e incluso en Suiza y Ucrania, para repatriarlo con tipos de cambio más favorables «una vez cayera el gobierno».

«A partir de mañana no se aceptan los de 100», se leía en una farmacia de la localidad limítrofe de San Cristóbal. En la vecina San Antonio del Táchira, que colinda con Cúcuta, algunos negocios cerraron por «nerviosismo», dijo el comerciante Alí Ortiz.

«No valen nada» 

Analistas como Henkel García, de la consultora Econométrica, sostienen que la falta de efectivo ocurrió porque el gobierno no pudo sostener el ritmo de emisión en un contexto de inflación mucho más alta que la de 2015 (180,9%).

La medida acarrea un suplicio adicional para Olivia Villalba, empleada de una clínica, quien hizo una larga fila el sábado para sacar dinero; ahora tendrá que volver a la cola pero para depositarlo.

«Me dieron billetes de 100 y ahora nadie los quiere. ¿Qué hago con ellos? Esto es horrible», afirma con desconsuelo la mujer de 50 años, tras intentar sin éxito pagar un servicio público.

Por el contrario, el carpintero Santos Tenía buscaba efectivo para comprar comida, pero en los cajeros a donde acudió «no había plata».

Hasta noviembre, 77,15% del dinero circulaba en billetes de 100 bolívares, según el Banco Central.

Sin embargo, el valor de esos billetes se ha esfumado con la acelerada devaluación del bolívar, de 75% frente al «dólar negro» en los últimos tres meses.

«Tienes que andar como si fueras un narcotraficante. Son billetes que no valen nada», comentó García.

Solo en noviembre pasado, el valor nominal de la emisión venezolana cuadruplicó el de todo 2008, cuando entró en vigencia el actual cono monetario con denominaciones de un centavo hasta 100 bolívares.

El economista Luis Vicente León ve la medida como un intento por desviar la atención de las causas de la crisis. Ahora muchos hablan del «anuncio presidencial y no de la inflación brutal que lo ocasionó. ¿A quién crees que le favorece?», cuestionó.

Con información de AFP 

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