Empresas y Negocios

Apple, Adidas y BMW vinculadas al trabajo forzado de empleados uigures en China

De acuerdo con un informe del centro de reflexión australiano, Pekín trasladó a cientos de miembros de la minoría musulmana uigur, detenidos en campos de internamiento, a las fábricas proveedoras de 80 marcas reconocidas. El documento señala que los empleados son privados de libertad y obligados a trabajar bajo extrema vigilancia

Apple
AFP
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Apple, Adidas y BMW pertenecen a las 80 marcas acusadas de tener empleados uigures obligados a realizar trabajos forzados en China, según un informe del centro de reflexión australiano difundido este lunes.

Entre 2017 y 2019, más de 80.000 uigures – minoría musulmana- detenidos en la región de Xinjiang (noroeste), fueron trasladados a fábricas. El Instituto Australiano de Estrategia Política (ASPI) afirma «que pertenecen a la cadena de suministro de 83 marcas conocidas mundialmente en la tecnología, los textiles y la industria del automóvil».

«Las fábricas recurren al trabajo forzado de los uigures en el marco de un mecanismo de transferencia controlado por el Estado (chino), lo que mancha las cadenas de producción a escala mundial», señala el informe de 56 páginas.

Entre las marcas señaladas en el documento están grandes nombres de la electrónica (como Apple, Sony, Samsung, Microsoft, Nokia), del textil (Adidas, Lacoste, Gap, Nike, Puma, Uniqlo, H&M y otras) e incluso del automóvil (BMW, Volkswagen, Mercedes-Benz, Land Rover, Jaguar).

También se identifican grandes grupos chinos. Entre ellos figuran fabricantes de automóviles y de alta tecnología como  Haier (electrodomésticos), Huawei u Oppo (teléfonos inteligentes).

Las acciones del gobierno chino

Meses antes, el Estado estableció una política de seguridad máxima en respuesta a la violencia interétnica que ha ensangrentado Xinjiang en los últimos años. Las autoridades atribuyen la situación a grupos separatistas uigures.

Varias organizaciones de derechos humanos acusan a China de haber internado en Xinjiang al menos a un millón de musulmanes en «campos de reeducación». Pekín niega esa cifra y habla de «centros de formación profesional» para apoyar el empleo y combatir el extremismo religioso.

Aun así, el informe del centro de reflexión australiano indica lo contrario.  Destaca que los trabajadores uigures trasladados a fábricas en el resto de China siguen privados de libertad y obligados a trabajar bajo estrecha vigilancia.

También menciona que las empresas que se benefician del trabajo forzado de los uigures en su cadena de producción incumplen las leyes que prohíben la importación de bienes producidos en esas condiciones.  

El informe insta a los grupos señalados a investigar exhaustivamente sobre «el respeto de los derechos humanos en las fábricas que los abastecen en China».

La AFP contactó a algunas de esas empresas. Las autoridades de Xinjiang y el ministerio de Asuntos Exteriores no estaban disponibles en lo inmediato para reaccionar.

El gobierno reconoce el traslado de «mano de obra excedente» de Xinjiang a otras regiones en nombre de la lucha contra la pobreza.

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