Laboral

Bodas: En la industria petrolera hay una rebelión de las bases

Trabajador de la industria petrolera desde hace 27 años, José Bodas, secretario de la Federación Unitaria de Trabajadores del Petróleo, del Gas, sus Similares y Derivados de Venezuela (Fuptv), intenta medirse en unas elecciones del sindicato que tenían como fecha tentativa el 22 de septiembre, pero cuyo retraso, a conveniencia del oficialismo, refleja también la maniobra de la postergación electoral.

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Foto: Dagne Cobo Buschbeck

La vulnerabilidad política del heredero de Chávez en el poder y la posibilidad, remota para algunos de perderlo por la vía del referéndum revocatorio, coloca también en entredicho las elecciones del sindicato de la federación de trabajadores más grande de Venezuela, el de los petroleros, que agrupa a 120 mil trabajadores. Su actual presidente, Wills Rangel, electo en 2009, tiene el período vencido desde 2014 y desde entonces viene siendo pospuesta la fecha que también pasó a ser una incertidumbre en el calendario electoral. Bodas tiene medidas cautelares y no puede acercarse a 200 metros del portón de las instalaciones petroleras y así hace campaña por estas elecciones.

–¿Qué significación tiene en este momento la elección del sindicato de trabajadores de la industria petrolera?
–La Corriente Clasista Unitaria Revolucionaria y Autónoma, (CCURA) y mi persona tenemos dos años dando una batalla para realizar las elecciones. Por la posición estratégica de esta industria ir a las elecciones era una decisión de Estado, y lo es en este momento de la coyuntura nacional, pero siempre ha sido así. Tan solo el 2 de diciembre de 2015 se constituyó la comisión electoral, fecha en la que también se firmó la convención colectiva con la expectativa de lo que sería el resultado de las elecciones parlamentarias de diciembre, por lo que en ese momento decidieron que las elecciones debían ser en el primer trimestre de 2016.
Por tabulador los trabajadores petroleros ganan mensual 25.005 bolívares. Con estos salarios totalmente destruidos se legaliza el hambre en el país. El gobierno miente porque suma peras con manzanas al hablar de la tarjeta electrónica o bono de alimentación, que no forma parte del salario integral, que fue entregada por la dirigencia sindical que encabeza Wills Rangel. Ha habido una política sistemática de destruir las conquistas sindicales.

–¿No hay certeza de las elecciones en septiembre?
–Están planteadas, pero la pérdida de liderazgo de Rangel y la situación política, social y económica del país hacen que el tema electoral esté en el ojo del huracán.

–¿Por qué?
–El gobierno está consciente de que hoy es minoría en el país y también en la industria petrolera. Estaban previstas para el 30 de agosto pero fueron suspendidas. Pero además hicieron una limpieza dentro del padrón electoral de la industria petrolera. Solo 52 mil trabajadores tendrán posibilidad de votar. Hay gerentes de primera línea y trabajadores que están adscritos a otras dependencias del Estado y figuran en la lista electoral de la industria petrolera.

–¿Qué ofrece José Bodas como candidato a la presidencia de la Futpv?
–La recuperación de la industria petrolera y su producción pasa por la derrota de Wills Rangel, que es la derrota de la junta directiva de Petróleos de Venezuela y a su vez del partido de gobierno. Damos una batalla por la autonomía del movimiento sindical, por recuperarla; vamos a conquistar las reivindicaciones de la convención colectiva y los derechos de los trabajadores. En el triunfo de Wills Rangel hubo un fraude, en 2007 se reeligió con más de 7 millones de votos porque los trabajadores fueron coaccionados por Rafael Ramírez para votar por él con la amenaza de que si no ganaba no iba a haber contrato colectivo. El patrono intervino como nunca, aunque la ley se lo prohíbe en los asuntos sindicales, irrespetando el principio de pureza sindical. Hoy Rangel no llega a 7% de las encuestas internas que hace Pdvsa. Los trabajadores no van a votar por mí porque yo sea revolucionario, sino porque a la nómina no contractual hoy la industria petrolera le roba la retroactividad de las prestaciones sociales a los trabajadores.

–¿Qué mantiene a Rangel en el sindicato?
–Es miembro de la junta directiva de Petróleos de Venezuela y goza de todos los privilegios que tienen los miembros de la junta directiva. Es gerente corporativo de Calidad de Vida, y como si fuera poco el presidente de Pdvsa Agrícola. Es presidente de la Futpv y de la Central Socialista de los trabajadores y es el jefe de las milicias obreras. No hay en Venezuela un dirigente sindical patronal como Wills Rangel, quien ha dicho que su compromiso es con el gobierno nacional. Dice que ellos liberaron a los trabajadores de la esclavitud del salario y que el contrato es social, pero hoy lo que hay es mano de obra semiesclava.

–¿Por qué creyó en el chavismo? Porque usted fue chavista.
–Nunca me reivindiqué como chavista. Tiene que ver con la crisis de finales de los años 80, con el Caracazo en el 89, con la crisis de los 90 y con una voluntad de cambio. El chavismo cabalgó sobre una crisis diciendo que la iba a derrotar, pero hoy estamos ante una catástrofe. Si no hubiese habido crisis el 4 de febrero de 1992, (Hugo) Chávez hubiera pasado como un golpista más. Los trabajadores petroleros y nosotros fuimos parte de un gran colectivo mayoritario que buscaba el bienestar para el país. Pero hubo muchos errores, como el 11 de abril. Sin esos errores el chavismo no hubiese llegado a tanto, se le entregó el país con el paro petrolero. Yo jamás milité en MVR mucho menos en el MBR 200 pero si voté por Chávez.

–No era chavista pero votó por Chávez. ¿Entonces qué era?
–Un trabajador que veía una grave problemática a la que buscarle soluciones.

–¿Políticamente cómo se ubicaba antes y cómo se ubica hoy?
–De izquierda y revolucionario me ubicaba en ese momento y hoy también me ubico de izquierda y revolucionario, solo que esto es una estafa.

–Al decir del izquierda y revolucionario ¿quiere decir socialista-troskista? ¿Qué es eso?
–Facilito: un gobierno de los trabajadores. Si me preguntas quién debe gobernar te diría que los trabajadores.

–¿Pero qué es el troskismo?
–Fue la conquista más profunda luego de la revolución francesa, surgió por la pugna contra los regímenes dictatoriales. Es para mí una revolución en democracia. No tiene sentido calificarse como revolucionario socialista si no hay democracia, esta es la principal conquista de la humanidad. No hay nada más revolucionario que la democracia. Ni Cuba ni la Unión Soviética fueron revolucionarias. Nosotros defendemos la autonomía del movimiento sindical ante la criminalización de la protesta. Pero en la política hay una pregunta concreta a responder y es quién debe gobernar: creo que deben hacerlo los trabajadores. Todos tenemos una posición política ideológica.

–¿Y la suya cuál es?
–Que los trabajadores deben gobernar.

–¿Deben gobernar solos? ¿De la mano con las instituciones del Estado? ¿Cómo queda la empresa privada? ¿Cómo queda el ciudadano?
–La democracia es fundamental. Y sobre las empresas privadas debe discutirse qué debe ser privado y que no. El chavismo es una estafa y presentan esa nacionalización de la industria petrolera como tal, porque 40% de la industria petrolera está en manos de las transnacionales. Este gobierno le entrega, no a las empresas chinas, iraníes o bielorrusas, sino a las estadounidenses Chevron o Halliburton y nadie dice nada, ni los que adversan al gobierno. Defienden la soberanía por los 200.000 barriles que le entregan a Cuba pero no la defienden en cuanto al millón y medio que le dan a los norteamericanos.

–¿Cuándo fue su punto de quiebre con el chavismo?
–En 2007 el chavismo nos dijo que era más importante la reelección de Chávez que la convención petrolera y la conquista de los trabajadores. Yo le recordé a los trabajadores que ellos habían votado por mí, pero Chávez había decidido no hacerlo. Salimos a protestar y nos recibieron con balas, y quien te dispara no puede ser tu amigo. En el instante que te corren las balas eso es inaceptable. La protesta no puede ser criminalizada. Hay cosas de principio en la vida.

–¿En qué falló el chavismo?
–El chavismo es una estafa. Levantó una gran esperanza de justicia y cambio y se convirtió en algo peor de lo mismo.

–¿Y el madurismo? Si cree que lo hay.
–Lo que hay es un chavismo decadente. Yo no puedo decir que hay madurismo cuando Maduro dice que el que manda es Chávez que tiene tres años de muerto. Pero no es sólo el chavismo, en América Latina hay corrientes sociales que no son consecuentes con la justicia social, como en Argentina, Brasil o Nicaragua por nombrar algunos casos. Son gobiernos que dicen representar la voluntad popular y la justicia social y cuando ejercen el gobierno son peores que los que dicen adversar.

–¿Cómo José Bodas, quien no militó en el chavismo pero se identificó con la corriente chavista y hoy la enfrenta, pretende ganar las elecciones cuando tiene todo en contra?
–Cuando Chávez estaba vivo lo enfrentamos a él y a Rafael Ramírez el 1º de octubre de 2009. Tiene que ver con nuestra posición, tenemos una trayectoria de lucha de 20 años a favor de los trabajadores. En 2007 nos atacaron con disparos y hubo trabajadores heridos de bala, no en vano este gobierno nos ha criminalizado, ha despedido a compañeros como a Orlando Chirino, a Luis Díaz, a Vladimir Carvajal. Hemos tenido posición de defensa de los derechos de los trabajadores, de la convención colectiva y de la autonomía sindical. El gobierno criminaliza a todo el que es disidente, nos acusa de contrarrevolucionarios; pero el debate que nosotros damos es la necesidad concreta de los trabajadores. Lo que mantenemos hoy ante los trabajadores es una posición de independencia, de lucha por la autonomía del movimiento sindical, por su democratización.

–Si en 2009 muchos trabajadores se sintieron coaccionados por el presidente Chávez y fueron amenazados con despido ¿cree que ahora no sean de nuevo objeto de coacción?
–No, por el rompimiento masivo de los trabajadores con este gobierno, y porque hoy dentro de la industria petrolera hay una rebelión de las bases de trabajadores chavistas y no chavistas que no se calan más criminalización ni salarios de hambre. Hoy los trabajadores rechazan el proselitismo político dentro de las instalaciones como el comedor, se niegan a ir a las marchas a pesar del compromiso político al que apela el chavismo para promoverlos en los cargos. Hoy se registran asesinatos en los taladros y no pasa nada; son asaltados dentro de las instalaciones y no pasa nada. Chavistas y no chavistas van a votar por nosotros porque ven en nuestra propuesta la intención de defender sus intereses como trabajadores. Pdvsa se cae a pedazos por falta de inversión y mantenimiento. A pesar de que se presentan los informes de lo que ocurre, no se toman decisiones.

–¿Hasta dónde puede llegar esto que usted identifica como la rebelión de las bases?
–Todos los días alertamos para que se respeten la Constitución y las leyes. La clase trabajadora no tiene arma más poderosa que la huelga, y este gobierno que se dice obrerista le dice todos los días a los trabajadores que la huelga es mala y que es contrarrevolucionaria. ¿Hasta dónde puede llegar? Honestamente no lo sé, pero lo que sí conozco es la gran frustración que hay en el pueblo de Venezuela y en la industria petrolera, y que lo que se ha logrado con esfuerzo propio se ha perdido, no hay calidad de vida. El crecimiento social y material por esfuerzo propio se perdió porque ahora se trabaja para sobrevivir.

–¿Cómo garantizar el éxito de esto que usted llama la rebelión de las bases con el cuadro que usted describe?
–Nosotros advertimos a los venezolanos cosas concretas. No es un asunto de ideología aunque defender a los trabajadores también es una posición política. El sentimiento de bienestar que hay en la empresa privada no es contradictorio con las aspiraciones sindicales.

–¿Cree que la empresa privada es mala o buena?
–No considero que sea mala.

–¿Es importante que en un país haya empresas privadas?
–Sí ¿Por qué no? ¡Claro! El problema de fondo planteado hoy en este país no es la existencia de la empresa privada, es la justicia. No digo a priori que sean buenas o malas. Lo que sí es fundamental es que la empresa petrolera sea del Estado. La renta petrolera tiene que estar al servicio de Venezuela, en este país el petróleo es la única herramienta que nos va a permitir liberarnos del petróleo y diversificar la economía para dejar la dependencia que tenemos de él. Lo que está haciendo el gobierno de entregar el arco minero a las transnacionales es un crimen.

–¿Y de las transnacionales en Venezuela?
–Son un patrono igual que Pdvsa y lo que les pedimos es respeto por la contratación colectiva.

–¿Y la respetan?
–Muchas veces todas la desconocen, unas más que otras.

–¿Cree que es adecuado el rol que ha asumido el sindicato de trabajadores petroleros?
–No. Al movimiento sindical lo mata el que sus dirigentes asumen posiciones patronales. Esto no le conviene a nadie, cada cual tiene su rol.

–¿Con qué palabra define en este momento a la industria petrolera?
Persecución.

–¿Por pensar diferente?
Por todo. En Pdvsa persiguen a los trabajadores porque no piensan políticamente como el patrono.

–¿Hay corrupción en Pdvsa?
–Sí hay.

–¿Tiene cómo demostrarlo?
–Sí. El hecho de que desde hace nueve años no pagan la compensación salarial por antigüedad es corrupción. El que Pdvsa robe la retroactividad de las prestaciones sociales es corrupción. Y que en la contratación colectiva esté contemplada la construcción de viviendas y no se haya hecho ninguna es corrupción. Cuando no dotan los implementos de seguridad eso es corrupción, no se sabe a dónde va ese dinero que está presupuestado para eso.

–¿Si las elecciones no son el 22 de septiembre cuál es la expectativa?
–Tiene que ver con la realidad del país. Estamos construyendo desde abajo el músculo social que imponga las elecciones. Estamos organizando a más de un 77% que tiene intención de votar por nosotros, pero sabemos que hay una intención de criminalizarlos. Ese es el desafío que hay. Cada vez se desconoce y criminalizan las aspiraciones de los trabajadores.

–¿Tiene miedo de que lo metan preso?
–Mira -respira profundo para pensar la respuesta- yo respeto bastante al que no tenga miedo de estar preso en este país con el tipo de cárceles. Pero el miedo no paraliza mi responsabilidad y mi deber como venezolano y dirigente de la clase trabajadora. Mi aporte a la sociedad es concreto: primero luchar por sindicatos autónomos y democráticos, que sean dirigidos por los trabajadores, que tengan en la democracia y las elecciones su sistema interno de vida, la diversidad de posiciones políticas. Cuando uno es representante de los trabajadores lo es de los que piensan igual o diferente a uno. El sindicato le pertenece a la clase trabajadora, ni el gobierno, ni los partidos políticos, ni los patronos, ni públicos ni privados, son dueños de esta herramienta de lucha. Dentro de la industria petrolera es muy difícil ser disidente. El gran reto es refundar el movimiento sindical.

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