Energía y Petróleo

Corpoelec sobreexplotó embalses andinos, dicen trabajadores

El nuevo racionamiento al que el gobierno somete a seis estados del occidente del país, pone de manifiesto una vez más “improvisación, desinversión, falta de combustibles y de mantenimiento en los equipos”, indicó Manuel Guevara, miembro de la Comisión Eléctrica Nacional del Colegio de Ingenieros de Venezuela.

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Foto: Archivo / Corpoelec

El ministro de Energía Eléctrica y presidente de Corpoelec, Luis Motta Domínguez, señala que las interrupciones del servicio eléctrico en los estados Táchira, Mérida, Trujillo, Barinas, Portuguesa y Apure, originadas en forma recurrente a partir del fin de semana del 10 de marzo obedecen a un desnivel de los embalses que alimentan la fuente hidroeléctrica de esas entidades.
Se trata de las represas San Agatón y La Vueltosa (desarrollos del Complejo Uribante Caparo, en Táchira) y Peña Larga, en Barinas, que generan alrededor de 500 megavatios (MW) para abastecer parte de esa región.
El 13 de marzo, el ministro Motta señaló –tras un recorrido aéreo por la represa Leonardo Ruíz Pineda– que “al no tener agua aquí para generar, tenemos que sacarla de otros diques como San Agatón, Masparro, Peñalarga y planta Páez”.
Dirigentes laborales, que solicitaron mantenerse en el anonimato ante eventuales represalias de Corpoelec y los cuerpos de seguridad, indicaron que la caída en los niveles de los embalses andinos, obedece a una “mala administración” del flujo de cargas hidro-térmicos del Sistema Interconectado Nacional (SIN).
Consideran los trabajadores que el parque termoeléctrico está “altamente indisponible”, por falta de inversiones, de repuestos, mantenimientos y personal especializado. Ante esta situación “Corpoelec aceleró el uso de la fuente hidroeléctrica andina, la sobreexigió y sus niveles hoy se muestran mermados”.
Comentaron que el problema eléctrico es “estructural”, por cuanto han ocurrido las crisis severas de 2010 y 2015 y “el gobierno no ha procedido a corregir las fallas de fondo; contrariamente, le endosa su ineficiencia y su falta de planificación a los sabotajes y a eventos ajenos al sector, buscando chivos expiatorios que no existen”.
Las autoridades deberían empezar por hacer un diagnóstico de las plantas (sus capacidades, sus limitaciones), de las líneas de distribución y las redes de transmisión. A partir de entonces, apuntaron, elaborar un plan inmediato de acciones que incluya el aporte de fondos oficiales o internacionales para la reparación de equipos, adelantar mantenimientos profundos y concluir la construcción de unidades generadoras necesarias para la prestación de un servicio confiable y permanente.
– No hay planificación –
El racionamiento en estados occidentales evidencia una “nueva improvisación” por parte de las autoridades durante un largo período de crisis eléctrica, dijo a El Estímulo Guevara al destacar que “pareciera que los ciclos de invierno y de verano los sorprendieran”, lo cual indica que no hay una planificación de corto y largo plazo, ni seguimiento del comportamiento climático. Lo mismo sucedió en 2015 con el colapso de la central hidroeléctrica de Guri”.
A este factor, dijo, se une la falta de combustible. Plantas térmicas como Táchira y Don Luis Zambrano, “deberían operar con gas para una mayor eficiencia, pero como no hay, entonces generan con diésel, que no hay de manera suficiente para cubrir los requerimientos y sus costos son mayores porque se transportan en gandolas”.
El analista e investigador expresó su preocupación por la caída en la producción de petróleo y la baja capacidad operativa de las refinerías, pues ello implica una contracción en el gas asociado, necesario para suplir las plantas térmicas.
Indicó que aunque los embalses andinos tuviesen suficiente agua, no disponen de una red de interconexión que garantice la transmisión de energía termoeléctrica e hidroeléctrica a los centros de consumo. “Algunas funcionan, otras presentan limitaciones y hay otras que no están concluidas”.
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