Una estimación anterior de la Elstat proyectaba un crecimiento de 0,8% en el periodo entre abril-junio y de 1,4% interanual.
Grecia, que volverá a las urnas en septiembre, emergió en 2014 de seis años de recesión y su economía -pese a la incertidumbre económica y política- ha evolucionado mucho mejor de lo que esperaba Bruselas que a mediados de agosto vaticinaba una contracción de 2,3%.
Para el tercer trimestre, las autoridades europeas proyectaron una contracción, mientras que para 2016 prevén una reducción del PIB de 1,3%.
La economía del país se ha desacelerado considerablemente debido al control de capitales en vigor desde finales de junio, que limita a los particulares las retiradas de dinero de las cuentas bancarias griegas a 420 euros por semana.
Ello con el telón de fondo de la preocupación creciente de los consumidores y las empresas tras el acuerdo para un tercer plan de ayuda internacional a Grecia en tres años, a cambio de nuevas medidas de austeridad muy dolorosas con subidas de impuestos y una reducción del gasto público.