La mejor muestra de ello es Ciudad Juárez, localidad fronteriza con El Paso (Texas) y emblema de la maquila, producción de partes o ensambles para el fabricante original de un producto, en este caso compañías estadounidenses, pues allí se instaló la primera fábrica de manufactura en 1968.
La incertidumbre mantiene en vilo a una industria que representa más del 60% de su economía, mientras directivos y empleados idean planes de contingencia para después del 20 de enero, día de la investidura de Trump.
Manuel Ochoa, vicepresidente de Desarrollo de Negocios de la compañía Tecma, lleva más de 20 años atrayendo inversión extranjera a Ciudad Juárez y asegura que nunca se había llegado a un escenario como el de los últimos meses.
«La situación actual es de incertidumbre, de duda por lo que puede llegar a hacer el señor Trump. Esto ha provocado que se analicen con mayor detenimiento las decisiones en cuanto a inversión», dijo a Efe.
Ochoa aseguró que se ha detenido «hasta nuevo aviso» la inversión extranjera en esa población del estado de Chihuahua, territorio que ocupa el primer lugar nacional en personal ocupado en la Industria Manufacturera Maquiladora y Servicios de Exportación (IMMEX), con más de 300 mil empleados, según el Gobierno estatal.
«Todo ahorita es especulación, aún no sabemos si las ideas de este señor se pueden llevar a la práctica o no, y esperemos que pronto se resuelva», añade.
Trump ha anunciado que impondrá tarifas arancelarias del 35% en la frontera bilateral, hasta ahora inexistentes gracias al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (1994) que él exige renegociar, a aquellas empresas estadounidenses que desplacen sus operaciones a México para importar luego su producción.
María Teresa Delgado Zarate, presidenta de la Asociación de Maquiladoras de Juárez, aseguró que, a diferencia de otros años, para 2017 la inversión extranjera no ha anunciado por ahora una ampliación o expansión de la entrada de capital en esa localidad limítrofe, famosa hace años por sus tasas de inseguridad ciudadana y sus feminicidios (homicidios de mujeres).
«No sabemos si los corporativos se van a o se quedan, algunas maquiladoras tienen sus propios planes, pero estamos esperando al 20 de enero, cuando tome la presidencia Trump, para saber con certeza qué es lo que va a suceder», reflexionó Delgado.
Las fábricas mantienen sus anuncios de vacantes colgados en el exterior, pero en el interior las conversaciones entre los obreros reflejan el pánico generalizado a quedarse desempleados en un futuro próximo.
«Los jefes no nos han dicho nada, pero ahí se escucha que la maquila puede cerrar y nos van a echar a la calle; y ahora sí qué vamos a hacer», indicó a Efe Mary, trabajadora en una fábrica de capital estadounidense en Ciudad Juárez.
Actualmente las más de 320 maquiladoras instaladas allí emplean a unos 250.000 hombres y mujeres, una sexta parte de su población total.
Ante las presiones de Trump, Ford anunció por sorpresa a principios de año la cancelación una inversión de 1.600 millones de dólares en una fábrica en San Luis Potosí (centro-norte de México) para invertir ese dinero en Michigan (EEUU), un mal precedente para Ciudad Juárez.
Al respecto, Héctor Núñez Polando, director de Desarrollo Económico del Norte, que provee soluciones a las fábricas extranjeras en esa localidad limítrofe, aclaró que el ambiente de incertidumbre afecta solo a la inversión foránea pendiente, no a la ya realizada.
«La afectación principal sería en lo nuevo, en el crecimiento, lo que ya está establecido es muy difícil que se retire», dijo Núñez.
Sin embargo, como todo el mundo en Ciudad Juárez y en buena parte de México, Núñez reconoce que no le queda más que esperar a que tome posesión el nuevo inquilino de la Casa Blanca para saber si el engranaje de las maquiladoras seguirá moviéndose con fuerza o sufrirá un súbito parón por el proteccionismo de Trump.