Energía y Petróleo

Generación termoeléctrica resulta insuficiente para suspender el racionamiento

Las últimas lluvias, aunadas a los fuertes racionamientos eléctricos que viven distintos sectores del país, han favorecido el ascenso de la cota de Guri en días recientes. Sin embargo, el gobierno continúa con los cortes de luz, que afectan la calidad de vida de los venezolanos y la economía del país.

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Guri

En una semana el nivel de agua del embalse de Guri ha aumentado 65 centímetros, al pasar de 241,57 metros sobre el nivel del mar el 2 de mayo a 242,22 m.s.n.m. el 9 de mayo.

El consultor eléctrico José Aguilar explicó a El Estímulo que aunque en los últimos días la hidrología se tornó muy favorable (20% por encima del promedio histórico), la producción de Guri se ha reducido a mínimos históricos, ubicándose en 56 GWh (51% de la energía firme), luego de 24 meses consecutivos de ser operado hasta un máximo de 142 GWh, o 129% de la energía firme, con caudales desfavorables.

«Nunca antes Guri había operado tan bajo desde que tiene las dos casas de máquinas. Esta marcada restricción es responsable en 43% del ascenso del embalse de Guri y por eso los racionamientos se mantienen», apuntó.

Para Aguilar estas acciones demuestran que la crisis eléctrica actual no es la presencia o ausencia de las lluvias. «Hay un lado oscuro en el accionar del gobierno para someter a la sociedad y seguir dañando la economía y calidad de vida de los venezolanos», afirmó.

Por su parte, el ingeniero eléctrico y ex-director de la Oficina de Planificación de Sistemas Interconectados (Opsis), Miguel Lara, sostuvo que a pesar del ascenso del nivel de agua de la represa las interrupciones en el servicio eléctrico no cesarán, pues señaló que la generación térmica es insuficiente para suspender los cortes en su totalidad.

«Ello confirma que el problema no era la falta de agua, que ya llegó, sino la sequía térmica que sigue latente», puntualizó.

De 17.600 Mw térmicos instalados en el país, la generación térmica está actualmente en el orden de los 7.010 Mw, según declaraciones ofrecidas por Motta Domínguez a través de su cuenta en la red social Twitter el pasado 14 de abril, es decir, que 10.590 Mw continúan fuera de servicio. Mientras que la demanda eléctrica nacional se ubica en 15.500 Mw.

Lara consideró que, por lo tardío y por el tiempo que se lleva aplicando, el cronograma de cortes ha tenido una incidencia mínima en el comportamiento de la cota del embalse es ínfimo. «Son las lluvias abundantes las que evitan su descenso y permiten que comience a subir. El plan de racionamiento está mal diseñado por el riesgo que genera en el Sistema Eléctrico Nacional a la hora de máxima demanda», puntualizó, al tiempo que destacó que el programa es discriminatorio.

El especialista recordó que la crisis eléctrica inició en 2006 cuando el entonces presidente Hugo Chávez, para combatir el déficit, declaró la llamada revolución energética que consistió en la compra de bombillos ahorradores y de plantas de generación distribuida a Cuba.

«Esa deficiencia inicial de 2006 se fue incrementando y en 2009-2010 llevó a los decretos de emergencia. Sin embargo, la crisis siguió su curso y ha ido en ascenso hasta los niveles de racionamientos masivos actuales, nunca vistos en Venezuela, y mientras siga vigente el modelo de gestión implantado por la revolución con la empresa socialista Corpoelec, la crisis seguirá campante y sin solución», enfatizó.

– Así se vive el racionamiento eléctrico –

Carmen Pacheco vive en Valencia, estado Carabobo, el principal polo industrial venezolano, e indicó que meses antes de que el gobierno anunciara el denominado plan de administración de carga, los habitantes de la entidad venían sufriendo cortes eléctricos a cualquier hora del día, «tan cortos como de media hora o tan largos como de cinco horas».

Pacheco destacó que aunque los ciudadanos ya conocen la hora en la que se quedarán sin servicio eléctrico, los cortes nunca han sido por cuatro horas en la zona donde reside. «A veces lo reestablecen 20 o 30 minutos después del horario pautado», agregó.

La comunicadora social comentó además que la primera semana de racionamientos oficiales sufrió en un día dos cortes de luz.

Otro problema que resaltó la periodista, que depende de su conexión a la red, es que muchas veces cuando regresa la luz no vuelve el servicio de Internet. «La compañía de cable le explicó a mi esposo que por los cortes eléctricos una celda de fibra óptica, que corresponde a mi zona, se había quemado, que estaban esperando los repuestos y que no vamos a tener conexión por varios días», dijo.

Por su parte, Nicolás López que vive en Cumaná, estado Sucre, dice que su abuelo de 80 y su abuela de 68 años, que residen en Cumanacoa, han sufrido en las últimas dos semanas cortes de hasta 18 horas seguidas han perdido comida por los prolongados apagones. Además, se quedaron sin bomba de agua por la misma situación.

«Según dice la gente, en los pueblitos como ese cortan la luz muchas más horas porque no tienen mucha población. De hecho, el domingo pasado cuando me devolvía a Cumaná, estaba trancada la vía porque unas personas estaban protestando pues tenían más de tres días sin luz», comentó.

Gledys Liccioni, que vive en Maracaibo, una de las ciudades más calientes del país, dice que desde hace dos semanas sufre cortes de hasta siete horas, las cuatro correspondientes al plan de administración de carga más otras tres, no notificadas, durante la madrugada.

«He visto mi rutina afectada. No puedo ir a los centros comerciales, que son los lugares quizás más seguros de la ciudad, porque siempre están cerrados. Se me ha dañado la comida», dijo.

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