Energía y Petróleo

Francisco Monaldi explica cómo el cambio climático pone al petróleo en jaque

El calentamiento global y el esfuerzo por atenuar el cambio climático están transformando el mundo de la energía y los combustibles fósiles. Países petroleros, junto con las grandes empresas del sector, tienen que adaptarse a los cambios. Mientras, Venezuela está como el coyote de las comiquitas: corriendo en el aire sin caer en cuenta de que está a punto de caer. Lo explica Francisco Monaldi en esta entrevista exclusiva con El Estímulo

Francisco Monaldi
Publicidad

Francisco Monaldi, economista, académico y consultor especializado en el mundo del petróleo y la energía, es una de las voces más influyentes para empresas, inversionistas, académicos, estudiantes y medios de comunicación cuando se intenta desentrañar los grandes cambios en marcha.

Desde 2018 es director del programa sobre energía de América Latina del Baker Institute de la Universidad de Rice, en Houston, Texas. Desde 2005 es director fundador y profesor del programa de Energía y Ambiente del IESA (Instituto de Altos Estudios de Administración), de Caracas, Venezuela.

Sus conferencias, artículos en revistas especializadas y de prensa, libros y ensayos, abarcan el amplio espectro de la energía y el petróleo. También posee un doctorado en Ciencias Políticas por la Universidad de Stanford.

– ¿Cómo está cambiando hoy el mundo de la energía y el petróleo?

“Es un escenario increíblemente cambiante, sobre todo en las percepciones, todavía no tanto en las realidades” , dice sobre el colapso de la demanda de energía, particularmente la del petróleo, en medio del impacto económico global ocasionado por la pandemia del nuevo coronavirus y las políticas públicas para contenerlo.

La demanda de petróleo cayó casi 10 por ciento el año pasado, “algo que no habíamos visto ni siquiera en la Segunda Guerra Mundial”, apunta Monaldi.

Ahora mismo esa demanda se está recuperando rápidamente, gracias a las respuestas de las principales economías para controlar la pandemia de covid.

«Pero este cuadro, combinado con el proceso de transición energética que vive el mundo, hacer prever que la demanda se recupere pero llegue como a una especie de  estabilidad y empiece a declinar, si no es que no declina desde ahora», explica Monaldi.

Los escenarios son muy variados. Van desde una caída de la demanda petrolera para el año 2050 desde los 100 millones de barriles que tenemos hoy, a demandas de 70 millones de barriles «o hasta dramáticas caídas de 40 millones de barriles diarios».

– Muchos se preguntan si esta transformación es radical y definitiva. El jeque Yamani decía que la Edad de Piedra no se acabó por falta de piedras, así como la del petróleo no acabará por falta de petróleo.

“Creo que esta vez si la transición de alguna u otra forma va a ocurrir, es decir, incluso si le quitas el componente de calentamiento global, hay ya una tendencia brutal a que se reduzca la intensidad petrolera de la economía mundial”, dice Monaldi.

Antes, cuando el PIB del mundo crecía en 1%, llegó a pasar que el consumo mundial de petróleo crecía en más de 1%. Pero hoy en día, cuando crece a esa tasa el consumo de petróleo se incrementa muy poco. Ya muchos países, por ejemplo los de Europa occidental alcanzaron su pico de la demanda de petróleo, señala Monaldi.

Por estos días de 2021 se suceden los renovados anuncios de montadoras y gobiernos con planes de popularizar los vehículos eléctricos, e inclusive de vetar nuevos motores de diésel y gasolina en las flotas de automóviles.

En el mundo ocurren desastres naturales inéditos que, según científicos, están asociados al cambio climático por el calentamiento global. A este ritmo en las sociedades críticas suben las culpas de los combustibles fósiles y el papel de las enormes emisiones de Co2 en estos cambios irreversibles.

– Por ejemplo, ¿puede el auge de los vehículos eléctricos para el transporte terrestre acelerar cambios en la industria del petróleo y sus derivados?

El problema, explica al respecto Monaldi, es que es difícil imaginarse que los cambios en los patrones de consumo de energía puedan ocurrir a la velocidad que, según los científicos, es la necesaria para que no ocurra el cambio climático en la magnitud que ellos quisieran.

“Incluso si todos los países desarrollados, hoy, inmediatamente, empezaran a no vender autos eléctricos, la parte de transporte de carga, de transporte marítimo y de transporte de aviación sería muy poco por vía eléctrica”.

“Eso va a tomar mucho mas tiempo. Uno supone que todavía se van a seguir vendiendo carros de combustión interna, por ejemplo, en India o Africa. Incluso en ese escenario, ya en Europa, EEUU, Japón y otros países desarrollados, va a caer sustancialmente la demanda de gasolina y diésel. Pero eso no va a ocurrir a nivel mundial tan rápidamente”, explica Monaldi.

El declive del petróleo es un proceso inevitable y, por ejemplo, en la tubería de innovaciones tecnológicas en el mundo, hay muy pocos proyectos en marcha orientados a descarbonizar el petróleo, o a generar alguna otra tecnología que evite el cambio climático, apunta.

“Hay muy pocas cosas que permitan salvar el petróleo para que siga siendo la principal fuente de energía del mundo”.

– ¿Cómo será el impacto en las grandes compañías petroleras y su valor de mercado en las bolsas de valores debido a este cambio en el patrón de consumo de combustibles?

«El primer dato es que el hecho de que esta tendencia ocurra en las próximas tres décadas, no significa que en el corto y mediano plazo no podamos tener incrementos importantes en el precio del petróleo. En estos momentos, estamos viendo un aumento muy rápido de la demanda por la reducción del covid en varios países y todavía la oferta no ha respondido a la misma velocidad. Por eso vemos un ciclo de commodities, incluyendo el petróleo, que está subiendo».

«Lo que pase dependerá mucho de lo que hagan la OPEP y Rusia en los próximos dos años, con su capacidad ociosa para producir petróleo».

«El costo de producción en muchos países no supera los 10 dólares y el precio del petróleo está a siete veces más, o incluso más que eso… Hay mucho dinero por hacer en las próximas tres décadas y eso va a generar gran tensión», agrega Monaldi.

– En los mercados financieros y las bolsas de valores, de alguna manera se verá el impacto de este escenario cambiante en los próximos años, según otros expertos. El mundo corporativo que gira en torno al petróleo y sus derivados, así como la industria automotriz, también enfrentan desafíos inéditos.

“Las empresas listadas en el mercado están recibiendo una presión brutal de sus gobiernos y de sus accionistas. Les están diciendo: ‘ustedes tienen que reducir sus intensidad de carbono’”, incluso Shell en una decisión de las cortes de Holanda fue condenada a reducir en 45% para el año 2030 sus emisiones de carbono.

«Entonces estas empresas están dejando de invertir en activos intensivos en carbono. Shell se está transformando en una empresa más de gas, BP esta yendo más allá y diciendo que se va a transformar en una empresa de energías renovables, señala Monaldi.

“La pregunta es quién va a producir el petróleo, porque aunque hay una gran incertidumbre hay que invertir. Se estima en más de 300.000 millones de dólares lo que hay que invertir en los próximos años para poder mantener la oferta y cubrir la demanda”.

«¿Quién lo va a hacer?», repite Monaldi, al elaborar la respuesta: unas serán las empresas estatales del Medio Oriente, de Arabia Saudí, los Emiratos Árabes, que están subiendo su capacidad de producción. También están las empresas de China que va a seguir con una demanda importante. Otras, las empresas pequeñas que no se cotizan en la bolsa.

Ellas van a aprovechar el espacio que dejan las grandes empresas multinacionales mientras sea rentable, mientras producir petróleo sea un buen negocio, como lo es».

– Las evidencias indican que el calentamiento global y sus efectos van más rápido de lo predicho. ¿Si ese escenario se sigue acelerando, esas estimaciones podrían cambiar en el tiempo y algunos países petroleros podrían quedar desfasados?.

“Aquí todo hay que hablarlo en términos de riesgo. Es muy difícil predecir. En el pasado nos hemos equivocado muy significativamente sobre de lo que va a pasar tres décadas después en términos de oferta y demanda energética. Lo que sí tiene que tener claro el país (Venezuela en este caso) es que estamos en un escenario en que sabemos que eventualmente va a caer la demanda de petróleo. La pregunta es qué tan rápido».

«El tema es que están pasando varias cosas a la vez: inevitablemente nos estamos haciendo cada vez menos intensivos en petróleo, la economía mundial es cada vez menos intensiva en petróleo. Pero, además, está el tema de las políticas públicas que pueden acelerarse mucho en la medida en que los gobiernos se den cuenta de lo serio que es este tema y ven la gravedad de lo que está pasando con el cambio climático».

«Para evitar que se llegue a dos grados centígrados de incremento hay que hacer cosas realmente titánicas que no se pueden con las tecnologías de hoy. Se requieren cambios tecnológicos acelerados en las próximas tres décadas», advierte.

¿Y en Venezuela qué hay?

Es inevitable profundizar con Monaldi el tema de Venezuela, este país que en el pasado reciente fue una de las mayores potencias petroleras de América y que hoy le disputa a Haití el lugar como el país más pobre del continente medido en ingresos por habitante.

Los venezolanos, además, sufren una de las peores crisis energéticas crónicas del mundo fuera de África: hay racionamiento severo de electricidad, gasolina, diésel, gas natural y agua (las bombas se mueven con combustibles fósiles).

Ni la crisis económica, ni la energética, se resolverán en el mediano plazo a menos que haya cambios políticos favorables que tampoco están sobre el escenario racional. Todo esto ocurre en un país sin perspectivas de largo plazo, que no parece consiente de los grandes cambios en marcha en el negocio global de la energía.

«Venezuela se tiene que preparar para eso, porque lo principal que tiene es petróleo extrapesado que tiene una mayor intensidad de Co2, tanto en el proceso de producción como de consumo. Eso va a hacer que Venezuela sea objeto más rápido, por ejemplo, que Arabia Saudita, de este cambio de políticas. Además, Venezuela tiene costos más altos (de producción por barril) que los países del Medio Oriente».

«Encima Venezuela tiene en estos momentos su industria petrolera destruida. No es que Venezuela tiene ya una capacidad de producción de tres millones de barriles por día y la pregunta es cuánto tiene que invertir para sostenerla y en cuánto tiempo va a poder seguir siendo competitiva».

«Venezuela tiene que reconstruir su industria petrolera a la vez que se prepara para esta transición. Eso claramente nos ha cerrado la ventana de oportunidad que tenia Venezuela para producir aquellas cifras de las que hablaba Hugo Chávez, de producir cinco o seis millones de barriles. Ya parecen totalmente fuera de contexto en esta nueva realidad».

– En el negocio petrolero y especialmente dentro de la OPEP, históricamente hay países que quieren producir al máximo, liquidar ese recurso, no importa si a menores precios. Hay otros que, en cambio, tienen menos reservas y prefieren apostar más por precios que por volúmenes. ¿En este mundo cambiante, se atizaría la confrontación y las divisiones?

«Es difícil la respuesta. Depende mucho de los horizontes temporales que tengan los gobernantes en esos países. Por ejemplo, Emiratos es un país que ya no depende del petróleo porque tiene ingresos súper diversificados y tiene el fondo soberano más grande del mundo junto con el de Noruega. Ellos tienen muchísimo petróleo de muy bajo costo y expandieron su capacidad de producción significativamente pero no la han podido utilizar por los cuotas de la OPEP. Están diciendo que viene un importante aumento de la demanda que quieren aprovechar».

Es un punto absolutamente central: tienes un horizonte temporal ahora agotado, de 20 a 30 años. Mientras, Venezuela tiene reservas como para más de 100 años, señala Monaldi.

«La divergencia de intereses ocurre por varias cosas: qué tan dependiente del petróleo hoy es un país. Emiratos no es tan dependiente pero ellos no quieren dejar el tesoro que les queda enterrado. Hay otros países cuyo problema es que requieren un precio muy alto para cerrar sus cuentas y no tienen un fondo grande soberano. Esos países, donde se incluye a Arabia Saudí, no pueden darse el lujo de producir todo lo que queda aunque el precio llega a 20 dólares, porque si eso ocurre el ingreso fiscal cae y ellos lo necesitan».

«Imaginemos un escenario como el que ve la gente que ha modelado esto: si el consumo del petróleo cae a la mitad de lo que está ahora en los próximos 30 años, el precio va a estar rondando niveles de menos de 20 dólares por barril».

«Y si a ello le agregas un impuesto al carbono, en ese escenario países como Venezuela van a ser muy poco rentables. Las rentas en Venezuela van a ser bajísimas. Pero en Arabia Saudí todavía va a haber espacio para tener una rentabilidad relativamente importante», porque tiene el costo por barril muy bajo.

– ¿Qué hace falta para que Venezuela se quite ese complejo cuenta de país rico y entienda que este es un cambio estructural?

Si se invierte en petróleo todavía ganas un dineral, pero nada que ver con el pasado del ingreso per cápita de barriles que hoy día es una fracción muy pequeña. Venezuela ya no puede ser aquel país que parecía condenado al éxito solamente por el petróleo. No hay ninguna duda de que no va a ocurrir, pero la clave es que nuestra mentalidad cambie que entendamos eso.

«Si una recuperación nos hace seguir teniendo esa idea de que somos ricos porque tenemos petróleo estamos fregados, porque no seria cierto ni siquiera si no hubiera el cambio climático. Porque tú no puedes subir la producción a cinco millones de barriles y no volverás a ser el país que fuiste. Agrégale que hay una ventana de oportunidad que no sabemos que tan larga es y rápida es la caída de la renta. No hay duda de que eso no va a ocurrir».

«Somos como el país que tenia caucho antes de que se inventara el caucho sintético, o como Chile cuando se descubrieron los fertilizantes químicos básicamente a partir del petróleo. No nos hemos dado cuenta. Estamos como el coyote de las comiquitas que está en el aire y se ha dado cuenta de que el piso ya no está”.

«Eso no significa que por un tiempo no podamos ir en ese aire rodando con algo de beneficio de la renta petrolera. Pero es inevitable que no va a estar ahí. La cosa es que a los países al mundo a veces les cuenta pensar en el largo plazo. Fíjate lo que nos ha costado entender los efectos el cambio climático. Los seres humanos tendemos  a ocultarnos las realidades que nos llevan a tomar decisiones muy difíciles».

En América el petróleo sale caro

Todos los países americanos petrolero tiene altos costos de producción comparado con Medio Oriente, eso los coloca en una posición desventajosa en el nuevo escenario, pues estarán entre los más afectados por los precios bajos.

«Venezuela es una mezcla, con costos más altos que en el Medio Oriente, pero tiene algunos proyectos que por el hecho de tener una infraestructura y campos desarrollados, solo hace falta invertir en algunos pozos y recuperación secundaria. Venezuela tiene algunos proyectos que perfectamente son de de ciclo corto y se recupera el dinero relativamente rápido».

En Brasil y Guyana, dos potencias petroleras en ciernes la inversión inicial es muy grande pero su alta productividad en los pozos hace que los costos operativos de producción son relativamente bajos, por lo que podrán aguantar precios mucho más bajos, acota Monaldi.

Dinero para el petróleo

Los grandes fondos de inversión no están queriendo invertir en petróleo no porque no tenga rentabilidad sino porque piensan que tienen que contribuir en el tema del cambio climático, observa Monaldi.

«En estas empresas de inversión hay una presión social muy fuerte para que no sigan invirtiendo de manera importante en petróleo. Los fondos multilaterales se salieron de esas inversiones. No quieren ser percibidos como contribuyentes al cambio climático», dice sobre el problema de imagen pública.

«Esas presiones son las que están llevando a las multinacionales como Shell y BP a salirse del negocio. Si lo vemos desde el punto de vista estrictamente del negocio, sigue siendo rentable y podrían seguir haciendo mucho dinero por lo menos por mucho tiempo».

Monaldi da algunas pistas sobre la complejidad de todos estos cambios en el mundo de la energía. Las empresas pequeñas y las estatales siguen metiéndose en la inversión petrolera, los grandes fondos están apostando a energías renovables que siguen creciendo a una tasa muy importante. Ahora el gran entusiasmo es con el hidrógeno.

Pero nada es sencillo

«Para evitar el cambio climático de la manera que queremos, tendríamos que electrificar a todo el mundo, producir más cobre que todo el cobre que hayamos producido en la historia de la Humanidad, para fabricar cables y baterías y extraer  y procesar un montón de minerales críticos para la electrificación, como el litio de las baterías, el cobalto y el níquel».

Chile y Perú son grandes beneficiarios de la transición energética. Esos minerales están más concentrados que el petróleo incluso en pocos países, señala al observar que Chile solo posee 22% de todas las reservas probadas de cobre del mundo.

«No hay simplemente manera de lograr todo esto sin que produzcamos muchísima electricidad con gas natural. No hay manera de que electrifiques los vehículos. Necesitas masivas cantidades de gas en el camino».

– El petróleo ha definido hasta los mapas de parte del mundo en las últimas décadas, y ha estado en el centro de  conflictos nacionales e internacionales. Con estos cambios en marcha, ¿los países ricos en hidrocarburos pierden peso geopolítico?

«Va a depender de qué pase con el precio en el camino y no solo con el precio, puede que no baje tanto, pero buena parte de la renta se la capturan los países consumidores. Si ponen un impuesto grande al carbono son ellos los que van a recolectar buena parte de la renta remanente en forma de impuestos».

«Ciertamente, la tendencia a la declinación de la importancia geopolítica de los países petroleros es indetenible y los primeros que van a perder poder son los países como Venezuela, que tienen petróleo pesado y más costoso. Los últimos serán los países como Arabia Saudita».

«Pero vamos a tener un surgimiento del poder geopolítico de los países que tienen minerales críticos. En 20 años, geopolíticamente Chile va a ser mas importante que Venezuela, no solo porque le ha ido mejor, sino por sus recursos naturales, su capacidad de producir cobre y litio va a equivaler a lo que pasó con Venezuela a mediados del siglo XX con el petróleo».

Publicidad
Publicidad