Industria

Desaparecen las colas en las panaderías: Se acabó el pan en Caracas

La escasez de harina de trigo obliga a los panaderos a modificar su horario y cuotas de producción. Mientras tanto, la Federación Venezolana de Industriales de la Panificación y Afines (Fevipan) informa que tras una reunión con el ministro de Alimentación, Rodolfo Marco Torres, a finales de marzo mejorará la distribución de harina con la llegada de 177 mil toneladas de trigo panadero.

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Por: Jefferson Díaz / @Jefferson_Diaz

Cae la tarde en Caracas. Sobre la ciudad hay un cielo gris y encapotado que amenaza con estallar, pero la lluvia nunca llega. Al igual que el pan.

Un empleado de la panadería La flor del Greco en la Av. Victoria pica con sus dientes pedacitos de teipe para pegar un cartel sobre la vitrina que dice: “No hay pan por falta de harina”. La misma escena se repite en varias panaderías del país.

“El sábado se me acabaron los sacos de harina. Hace dos semanas recibí 20 y los rendí como pude. Además de que no hay distribución, no sabes si lo que llega alcanzará para todos los que estamos esperando el producto”, comenta José Figueira, dueño de La flor del Greco.

Por lo general, y según estadísticas de Fevipan, una panadería promedio usa al día entre 5 y 6 sacos de 45 kilos de harina de trigo, para proveer a sus clientes de canillas, campesinos, sobados y demás variantes. Pero desde mediados del año pasado, la distribución de harina ha disminuido en más de 60% ­y según los panaderos consultados, ésta es una cifra conservadora­, por lo que comprar pan ahora, es una cuestión de suerte.

Originalmente, esta crónica buscaba hablar con las personas que hacen cola para comprar pan. Sí, las mismas colas que se hacen desde hace mucho tiempo frente a los supermercados para conseguir productos regulados, ahora se trasladaron a las panaderías. Sin embargo, en un recorrido realizado esta semana, ninguno de los 10 establecimientos visitados entre el centro y el este de la ciudad tenía colas. Por un simple hecho: No hay pan.

La tradición que existía de comprar pan al salir del trabajo para resolver la cena con unos “sanduchitos”, va quedando en el recuerdo. Desde los años 50 la panadería el Torbes, en la esquina de Maderero frente a la Av. Baralt, fue popular por su pan andino. A eso de las cinco de la tarde se empezaba a notar ese olor dulzón que invadía toda la cuadra, y las personas atraídas por una especie de melodía de Hamelín olfativa, llegaban al lugar y compraban en cantidades industriales. Una exageración, por supuesto. Pero así de bueno es el pan.

“Esa cola si valía la pena hacerla. Mi mamá al llegar del trabajo nos traía una bolsa de acemitas y el pan francés era excelente”, comenta Ulises Salgado, trabajador de una venta de autoperiquitos cercana y que vive en el edificio Manfredy a una cuadra.

La panadería el Torbes era lugar de encuentro para los periodistas que trabajaban en el periódico El Nacional, cuando estaba en la esquina de Puente Nuevo a Puerto Escondido, y de los trabajadores de la Alcaldía del municipio Libertador.

El reportero con el concejal ­y por qué no, hasta algún alcalde­ haciendo maromas para conseguir una pieza de pan. Situación que de haber ocurrido ya no se repetirá porque ahora este establecimiento solo trabaja hasta el mediodía.

“Antes abrían desde las siete de la mañana hasta las cinco de la tarde. Pero desde enero están trabajando hasta el mediodía, a veces hasta las 10 de la mañana. Y hay días en que no abren. El dueño es una persona mayor que no está para esos corre corre de estar consiguiendo harina. Depende de lo que otras panaderías le puedan brindar”, dice Roberta Anselmo, una peculiar señora de la cuadra que respondió las inquietudes.

– ¿Solución a corto plazo? –

Tomás Socías, director de Fevipan, se reunió con el ministro de Alimentación, Rodolfo Marco Torres y representantes de la Federación Nacional de Trabajadores de la Industria de la Harina (Fetraharina) también estuvieron presentes.

Marco Torres informó que el gobierno adquirió 177 mil toneladas de trigo que llegarán al país este mes. Socías explicó que esa cantidad será trasladada en seis buques, de los cuales uno está en camino, y otro ya llegó. Está en Puerto Cabello y en proceso de descarga para distribuirlo a todo el país. Fevipan espera que a finales de este mes mejore la distribución de pan a nivel nacional.

Los panaderos se sienten desconcertados ­y muchos molestos­ porque la costumbre de llevar pan a la mesa está en extinción entre los venezolanos.

Fevipan, para evitar que las panaderías bajen su santamaría, convocó la semana pasada a una reunión de todos sus agremiados. Ahí se decidió crear un sistema de apoyo mutuo en el que los locales que tuvieran excedentes de harina de trigo y quisieran ayudar, lo distribuyeran entre los que no tienen nada y poder mantener la producción.

Una opción a la que recurre Manuel Guerra, dueño de la panadería La Amistad ubicada en la Av. Rómulo Gallegos. Este lugar tiene una historia muy peculiar, mientras Alemania invadía el norte de Europa y los ingleses luchaban por su libertad, aquí ya se vendía pan y dulces.

“Mis padres llegaron a Venezuela a principios del siglo pasado, y estuvieron a cargo de la panadería por 36 años. Luego, me tocó a mí, y ya llevo 33”, me dice Manuel quien no puede evitar una mueca de dolor y frustración cada vez que se le pregunta por todo lo que tiene que hacer para no cerrar.

“Vendo el pan en la mañana. Y esta semana he podido hacerlo porque me consiguieron 20 sacos. Solo tengo para producir dos días más”. Aunque le pesa, tiene que vender una pieza de pan por persona, y las colas que antes se hacían, procuraba que se organizaran dentro del local para que las personas no llevaran mucho sol o “no las fueran a robar mientras esperaban”.

Todos conocen la panadería La Amistad por Los Dos Caminos. Siempre fue lugar de encuentro de los inmigrantes polacos, checos y de diferentes partes de Europa que huyeron de un conflicto que solo les garantizaba escasez y miseria.

“Tal parece que la historia nos persigue”, señala Manuel. Por lo pronto, tenemos una posible fecha de solución. Y hasta entonces, hay que seguir cazando el pan como si de arroz o pasta se tratase. Con un peculiar aumento de conversaciones como la que escuché en estos días dentro de un ascensor.

—¿Dónde conseguiste pan?— pregunta una muchacha a un señor que entra con dos unidades de pan campesino.

—En una panadería por el bulevar de Sabana Grande, me escapé un momento del trabajo para ver si tenía suerte.

—Yo no puedo hacer eso. Siempre que llego a la panadería cerca de mi casa, ya no hay. Tengo como una semana tratando.

—Sí, ahora es una especie de lotería comprar pan.

—Sí, como dicen por ahí: “Venezuela es el único país del mundo donde entras a una panadería preguntando si hay pan”.

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