Entrevista

José Suárez Núñez: "Venezuela debe retirarse de la OPEP"

Suárez Núñez era el periodista más veterano de la fuente energética en Venezuela. Llegó al país hace más de 60 años, donde fue testigo privilegiado de la historia del petróleo. Este pasado 22 de diciembre, el periodista que se convirtió en una referencia nacional y en un guía para las nuevas generaciones falleció a los 90 años de edad  debido a complicaciones respiratorias.

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José Suárez Núñez
Texto: Denisse López / Foto y video: Harold Escalona / El Estímulo

En febrero de este año, Suárez Núñez conversó con El Estímulo sobre las razones por las cuales Venezuela debería retirarse de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP).

“Petróleos de Venezuela debe ser refundada porque la destrucción ha sido incalculable. Hay que convocar nuevamente a las transnacionales petroleras que tienen el capital y los taladros. Y reeditar la apertura petrolera, si se quiere seguir produciendo petróleo en el país”, dijo José Suárez Núñez, mientras conversaba con El Estímulo sobre su nuevo libro –disponible en Amazon– El engaño de la Faja, una compilación, en cinco libros, de sus artículos publicados durante más de 25 años de ejercicio profesional dentro de la fuente energética.

Suárez Núñez nació en la Habana (Cuba), y llegó a Venezuela hace 66 años para quedarse. Aunque se paseó por diversas fuentes informativas, la petrolera terminó siendo su “vicio”. Vicio que aún conserva a sus 89 años, como si fuera ayer, confiesa.

El engaño de la Faja se pasea por los inicios de la industria petrolera venezolana desde 1914 con la explotación del El Zumaque I o MG-1, el primer pozo productor de crudo en el territorio nacional. Luego por el proceso de nacionalización de Pdvsa en 1976, la internacionalización durante los años 80 y el proceso de apertura petrolera en la década de los 90. Para “Suarecito” –como lo llaman cariñosamente sus colegas- fue el período de mayor auge de la industria petrolera local.

Un tercer y cuarto intervalo se lo lleva la ascensión de Hugo Chávez Frías a la presidencia de la República y la “Nueva Pdvsa”, un período marcado por la gestión de Rafael Ramírez, hoy muy cuestionada desde el mismo chavismo, como timonel del destino petrolero del país, entre 2003 y 2015.

Este episodio desvela a la Pdvsa que Suárez Núñez llama la “roja rojita”, emulando la recordada frase del entonces todopoderoso Ramírez, frente a trabajadores altos y medios, en la sede de la Tahona, cuando ya era inocultable el compromiso político-partidista que se endilgó a Pdvsa, y que ha perdurado hasta ahora.

“Este es el momento cuando comienza el proceso de desmejoramiento de la industria. Es una época de cosas raras. Empiezan los trueques por dinero. El desmantelamiento de la internacionalización y de la apertura petrolera y echar por la borda años de experiencia acumulada en los más de 23.000 empleados despedidos de un plumazo por Hugo Chávez entre 2002 y 2003. Comienzan las responsabilidades de Pdvsa ajenas a la tarea de producir petróleo y la nefasta creación de Petrocaribe y otros convenios de suministro leoninos para el país”, comenta el autor.

Suárez Núñez asegura que jamás imaginó ser testigo de la debacle de la industria petrolera del país, y mucho menos luego de haber dado testimonio en sus notas periodísticas del proceso de licitación de campos petroleros en la década de los 90, cuando se consolidaba la apertura petrolera, bajo la batuta del zuliano Luis Giusti López, entre 1994 y 1998.

Este proceso, según el escritor, fue diseñado para posicionar a Venezuela en el mundo de las grandes transnacionales petroleras, cuyo norte traería consigo el aumento de la producción de crudo que se estimaba, para el mediano plazo, entre 5 millones y 6 millones de barriles por día, y la consolidación de Venezuela como centro refinador de la región.

200118 José Suárez Núñez FOTO Harold Escalona

–¿Por qué El engaño de la Faja? ¿Quién y por qué nos engañaron?
–El engaño fundamental es que el gobierno venezolano salió mundialmente a ofrecer un petróleo extremadamente malo. Un petróleo denso de 8 grados API, que no es posible vender con esas características. Para eso no hay clientes. Es un crudo que si no se mezcla con nafta, simplemente no es comercial. Con un petróleo así es muy difícil competir. Cuesta hacerlo de buena calidad. Necesitas que tenga mínimo 17 grados para ir a una refinería. Por eso se armaron las cuatro operaciones de la Faja del Orinoco, que nadie sabe qué y cuánto procesan.

–¿Por qué engañar ofreciendo un crudo malo?
–Nos engañaron diciendo que el petróleo está. Pero ese crudo hay que mejorarlo para que sea un producto comercial viable en las actuales condiciones de mercado. Entonces, no se hagan ilusiones, ese crudo no se puede vender ahora. Lo que están sacando es una mezcla campesina que hacen todas las empresas desde hace muchos años, consistente en usar crudos livianos para aligerar el crudo pesado.

–Entonces ¿Por qué hay tantas empresas interesadas en explotarlo y aceptaron acuerdos?
–No hay tanto interés, nada más están Rusia y China. Y eso hay que verlo. Hay que saber cómo les dieron esos contratos. Porque ellos, al final, van a tener que hacer lo mismo que nosotros, pasar ese petróleo por un procesos de limpieza. Además en la Faja, hacia el norte, hay bastante crudo liviano. ¿Tú sabes cuáles son realmente las nuevas empresas de la Faja que han fundado con los rusos? No te dicen donde están. Yo no las conozco. Ah, es que estamos produciendo tantos barriles, dicen por ahí. Pero en el fondo no tienes quién te dé una cifra de verdad.

–Y ¿de dónde viene ese 1,5 millones que el presidente de Pdvsa y ministro de Petróleo, Manuel Quevedo, dice que estamos produciendo?
–En el occidente, en Maracaibo se producen unos 400.000 barriles por día. Y en oriente está el famoso “El Furrial” que antes producía cerca de 450.000, pero que ahora bombea escasos 250.000 barriles. Entonces ese 1,5 millones no es la Faja. Los proyectos de ese cinturón petrolero no funcionan, porque como diría un viejo petrolero de la Creole, la Faja necesita como mínimo 150 taladros y 50.000 millones de dólares anuales para poder sacar un millón de barriles.

–¿Nos vamos a quedar con el petróleo en el subsuelo de la Faja?
–Claro, eso va a ser una atracción turística. Cuando hayan pasado 20 años diremos que ahí yacen las más grandes reservas de petróleo del mundo, que suman más de 300.000 millones de barriles.

–¿Cuál ha sido el mejor momento de la industria petrolera venezolana?
–La mejor etapa fue la que dirigió Luis Giusti. Un buen gerente con ideas inteligentes que abogaba por el aumento de producción, cuando saltarse la negación de Juan Pablo Pérez Alfonso, era impensable. Pero nos encontramos con que todo el mundo aumentaba producción. Hoy sin ir muy lejos, se consumen unos 100 millones de barriles por día, y nosotros estamos sacrificando 95.000 barriles diarios en un recorte que ha beneficiados a otros.
Con Giusti llegamos a 3,3 millones de barriles por día y teníamos refinerías en Estados Unidos, el primer mercado del mundo. Era el destino de 1,6 millones de barriles por día de crudo y derivados. Las dietas de las refinerías estaban adaptadas a nuestros crudos. Cuando Chávez gana la presidencia en 1998, Pdvsa tenía a escala mundial 24 refinerías. Hoy suman 8 nada más.

–¿Cómo ve el futuro de Pdvsa?
–La industria desapareció. Hay que hacer una nueva. Refundar a Pdvsa. Hay que llamar a las multinacionales porque tienen el dinero y los taladros. Venezuela no tiene el apoyo logístico para ayudar, y mucho menos el músculo financiero. Y está claro que nadie le va a prestar. Pdvsa se descapitalizó desde el momento en que se despidieron a los trabajadores. Eso le costó la vida a la industria.

–¿Por qué querrán venir transnacionales a invertir en petróleo malo?
–Es la pregunta del siglo. Hay un factor clave en el mundo petrolero que es la tecnología. Esa que se va renovando a pasos agigantados y que ha permitido, por ejemplo, que la producción de lutitas sea un hecho, y que cada vez que se renueva se reduzcan los costos operacionales. Esa tecnología a la que Pdvsa no ha accedido, y que sabe que para el problema de transporte y procesamiento de los crudos pesados ya está resuelta.

–¿Resuelta? ¿Quién la resolvió?
–La Shell, que le propuso al gobierno de Venezuela hace tres o cuatro años que le permitieran ocuparse de la Faja, porque tiene una tecnología que puede procesar directamente el crudo extrapesado de la Faja y convertirlo en gasolina. Y Canadá la compró. La gente de la Shell es experta en crudos pesados y extrapesados. Ellos aprendieron en Venezuela hace 100 años.

–¿Qué debe hacer en lo inmediato el Gobierno para recuperar Pdvsa?
–Hay que pensar en cosas más modestas y reales. La reactivación de los más de 14.000 pozos cerrados con capacidad para producir, es una. Tenemos la tecnología para eso. Se abrirán puestos de empleo y habrá espacio para las empresas venezolanas que están ociosas. Esto es lo que puede ser de inmediato.
La segunda decisión importante debe ser retirarse de la OPEP. Se puede hacer a la francesa: sin despedirse y sin pelearse. Esa era otra de las tareas que debería haber venido de la mano con la apertura petrolera.

–¿A qué conclusión llega en su libro?
–A ninguna. No puedo llegar a ninguna, sino exponer los hechos. No acuso a nadie de nada. Imagino que el lector sacará sus propias conclusiones. Pero la conclusión de fondo si está clara: se derrumbó el negocio petrolero en Venezuela.

–De esta nueva etapa, que no aparece en el libro, le pregunto. ¿Qué opina de la designación del general de brigada Manuel Quevedo al frente de Pdvsa y el Ministerio de Petróleo?
–Quevedo tiene un problema muy grande. Es inexperto y no tiene un equipo por lo que está montado en un vuelo a ciegas.

Esta entrevista fue publicada por primera vez el 10 de febrero de 2018 

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