Economía

La banca nacional no tiene capacidad para financiar la economía

El sistema bancario y financiero del país ha sido afectado por una hiperinflación que supera el 2.600%, mientras que las tasas de interés tienen un límite de 24%. Esto disuelve el patrimonio en bolívares de los bancos y limita la expansión del crédito.

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Foto: AVN | Archivo

Si no se ajusta el patrimonio al ritmo de la inflación, el crédito no puede elevarse en las cantidades que exige la reactivación del aparato productivo nacional. Pero ante la hiperinflación que se ha desatado en Venezuela, esto sencillamente es imposible.
El monto máximo de retiros en un cajero automático y por taquilla apenas alcanza para pagar el estacionamiento, el ajuste de las transferencias interbancarias se queda corto ante el rápido incremento de los precios y, con frecuencia, el límite de la mayoría de las tarjetas de créditos ni siquiera alcanza para pagar un mercado de alimentos.
La banca nacional dejó de otorgar créditos hipotecarios, no financia la compra de vehículos ni proyectos de inversión. En 2016 prestó 52 bolívares de cada 100 que recibió en depósitos, mientras que en 2017 apenas prestó 31 por cada 100.
A todas estas, el BCV continúa emitiendo desmesuradas cantidades de dinero que es depositado en la banca. Con estos depósitos los bancos otorgan créditos, cuestión que aumenta el activo. Según la norma de la Superintendencia de Bancos y otras Instituciones Financieras (Sudeban), el índice patrimonio/activos no puede ser menor a 9%, y ya ha caído a 11,45%.
Sudeban ha flexibilizado la base de cálculo de este índice para que el crédito no deje de fluir. Con este fin dejó de tomar en cuenta los bonos de la deuda pública y el encaje legal, también ha permitido la revalorización de los inmuebles y la capitalización de los dividendos de los accionistas. Pero esto no pasa de ser un artificio contable para inflar el patrimonio. La realidad es que actualmente la banca nacional no cuente con la fortaleza necesaria para responder a las demandas de financiamiento que implica la reactivación agrícola e industrial.
Para cubrir los mayores límites de crédito que requiere la reconstrucción de la economía venezolana, la banca tiene que revalorizar sus activos y recapitalizarse. En este sentido, el verdadero fortalecimiento patrimonial de la banca nacional tiene que considerar la conveniencia y viabilidad de abrirse a la inversión extranjera. Y para facilitar este proceso es necesario adecuar y relanzar el mercado de valores.
Con unas tasas de interés por debajo de la inflación, el fortalecimiento patrimonial de la banca es inviable y coloca a muchas instituciones ante un creciente riesgo. Ni siquiera logran generar los ingresos necesarios para ponerse al día con los estándares tecnológicos que tienen los demás países de América Latina. Las normas de Sudeban exigen grandes inversiones que la banca no puede generar.
– Impacto de las medidas de ajuste económico sobre la banca –
La estabilización de la economía es un proceso que lleva tiempo y solo es posible a través de un plan bien pensado, con medidas pertinentes, aplicadas en la secuencia lógica y al ritmo adecuado.
La política monetaria y financiera se debe manejar con prudencia y sensatez. Si se liberan las tasas de interés antes de que la inflación haya sido abatida, como las tasas de interés persiguen la inflación, los altos costos financieros harían inviable la reactivación agrícola e industrial.
Es más, debido al aumento de las tasas de interés aumentarían los préstamos morosos y esto afectaría aún más la situación patrimonial de los bancos y otras instituciones financieras. La secuencia lógica sería corregir el déficit fiscal, erradicar el financiamiento monetario y abatir la inflación para que luego sea viable la flexibilización de las tasas de interés.
La reciente eliminación de la tasa Dipro implica que, en adelante, la conversión del patrimonio en bolívares a dólares de la banca se hará con base en la nueva tasa que surja de las subastas del Dicom. A medida que esta tasa sea más alta, el patrimonio en bolívares de la banca transformado en dólares tenderá a ser cada vez menor.
Ni hablar del impacto que tendría una dolarización de la economía nacional sobre el patrimonio de la banca, si la sustitución oficial de la moneda nacional por el dólar se llegara a aprobar a una tasa de cambio cercana a la cotización de la divisa en el mercado paralelo.
La economía tiene sus leyes y hay que estudiarlas, comprenderlas y respetarlas. Afirmar que la escasez y la inflación son la expresión de una guerra económica que hay que combatir con controles de precios y ganancias demuestra la incomprensión de sus verdaderas causas.
La actividad económica responde a incentivos, no al hostigamiento que sufre a través de rígidos controles, multas y penas de cárcel. Las empresas invierten siempre y cuando puedan recuperar los costos de producción y obtener una ganancia razonable.
Abatir la inflación pasa por crear un ambiente propicio a la inversión nacional y extranjera que ayude a reactivar la producción agrícola e industrial; exige disciplina fiscal, monetaria y restitución de la autonomía del BCV; implica sustituir el control de precios por estímulos a la inversión que ayuden a regenerar el tejido productivo para que millares de empresas compitan con una abundante oferta de mayor calidad y mejores precios.
Para que los esfuerzos por modernizar la banca, revalorizar sus activos e, incluso, su recapitalización no se desvanezcan en el corto plazo, resulta imperativo contener la inflación. Así se ayudará a crear las bases para la expansión del crédito que requiere la reactivación del aparato productivo nacional, superar la escasez, abatir la inflación y recuperar la calidad de vida y el bienestar social.]]>

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