Economía

Las cifras en rojo de la economía en el primer semestre

El primer semestre de 2016 transcurrió sin que el gobierno haya corregido los desequilibrios derivados de 13 años de controles de precios y de cambio y que hoy mantienen al país con la inflación más alta del mundo y una fuerte contracción del aparato productivo. El aumento en el precio de la gasolina y la flotación de la tasa Simadi, anunciados en febrero, fueron decisiones aisladas que no han incidido en una mejora en las cuentas fiscales.

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El año arrancó con cambio de gabinete económico. La entrada del empresario Miguel Ángel Pérez Abad no albergaba mayores esperanzas para acometer las medidas que desde hace más de tres años distintos economistas y representantes del sector privado de la economía han venido señalando como necesarias para devolver el oxígeno a una economía asfixiada por excesivos controles.

Pérez Abad, ministro de Industria y Comercio y a los pocos días de su nombramiento, designado también vicepresidente del Área Económica, comulgaba con la idea del ministro de Petróleo y presidente de Pdvsa, Eulogio Del Pino, de deslizar el tipo de cambio, cuyo anclaje a tasas subsidiadas, solo ha permitido el arbitraje (comprar barato para revender a precios exorbitantes), provocando una enorme distorsión en los precios de bienes y servicios.

Desde los Bs 199 en los que el Banco Central de Venezuela dejó estática la tasa del Sistema Marginal de Divisas en algún momento de 2015, pasó en febrero de 2016 a Bs 628,34, en la que cerró el 30 de junio.

Ahora llamada Dicom, sistema de divisas complementarias, este tipo de cambio moviliza diariamente poco más de 8% de las transacciones oficiales en divisas, lo que desmiente a Pérez Abad, quien indicó recientemente que la tasa Dicom había impactado de manera importante la inflación del primer semestre.

Según economistas consultados por El Estímulo, el gobierno está permitiendo a los privados -sin que sea oficial- utilizar sus propios dólares para poder mantener operaciones. Ante la caída de los ingresos petroleros que ha comprometido las finanzas del gobierno, los agentes económicos han empezado a acudir al mercado paralelo, que aunado a la pronunciada escasez explicaría la espiral inflacionaria.

El trabajo de la Asamblea Nacional (de mayoría opositora) en materia económica ha sido boicoteado por el Ejecutivo y se encuentra de manos atadas para poder pasar las leyes que aprueba -y que el presidente Nicolás Maduro no promulga- con el propósito de empezar a desmontar los efectos perniciosos del modelo socialista.

La vigencia de un estado de emergencia económica que está a punto de cumplir 6 meses, no ha servido para que el gobierno adopte las decisiones que permitan superar esa emergencia, mientras insiste en no reconocer sus desaciertos y en endosarlos a factores internos y externos, a una conspiración para desestabilizar la llamada revolución iniciada por el presidente Hugo Chávez.

Sin cifras oficiales que den cuenta de cómo se encuentra la economía, expertos locales y organismos internacionales sacan cuentas y hacen sus proyecciones para lo que se espera sea el peor año de la economía venezolana.

1.- Inflación: El BCV admitió una inflación de 180,9% al cierre de 2015, la más alta del mundo, aunque cálculos particulares ubicaron la variación en 240%. En 2015, los aumentos de precios estuvieron encabezados por el grupo alimentos y bebidas no alcohólicas con 315%,
De acuerdo con el economista y profesor universitario Luis Oliveros, solo en los primeros seis meses de 2016 la inflación se habría ubicado entre 150% y 180%, es decir, la cifra reconocida por el BCV para todo el año pasado.
El Fondo Monetario Internacional pronostica una inflación de 720% para todo el año.

2.- Producto Interno Bruto: En 2015, la cantidad de bienes y servicios producidos por la economía, se contrajo 5,7%, de acuerdo con el BCV. Las actividades no petroleras cayeron -5,6% y las petroleras -0,9%.
A juzgar por datos suministrados por el sector empresarial, Oliveros calcula que el retroceso en el PIB en el primer semestre podría ubicarse en 7-8%.
El FMI pronostica una caída del PIB de 18% entre 2015 y 2016.

3.- Reservas internacionales: Estos activos terminaron 2015 en $16.631 millones, una pérdida de $5.719 millones o de 26% en el año. El descenso se aceleró en los primeros seis meses de 2016, cuando las divisas que respaldan el valor del bolívar cerraron en $12.080 millones, una caída de 26,2%.
A pesar de la caída en los precios del crudo, el gobierno no ha dejado de cumplir con los pagos de deuda externa (en manos de tenedores de títulos).

4.- Precio del petróleo: La cesta venezolana de exportación alcanzó la última semana de junio un precio de $39,75 el barril para ubicarse en $31,15 promedio en el semestre, $8,85 menos que los $40 presupuestados por el Ejecutivo y $13,5 por debajo de los $44,65 registrados en 2015.
Bancas de inversión han calculado que por cada dólar que pierda el barril de petróleo, dejan de ingresar unos $700 millones.
En junio de 2014 los precios del hidrocarburo abandonaron el techo de los $100 para caer de manera acelerada producto de una abundante oferta y la ralentización de las principales economías europeas y asiáticas.

5.- Riesgo país: La percepción de los inversionistas sobre la eventualidad de una cesación de pagos ha disminuido desde el pico del año de 3.560 puntos alcanzado al cierre de enero hasta los 2.625 puntos al final de junio, una baja de más de 1.000 puntos. De acuerdo con Oliveros, este comportamiento responde al aumento en el precio del petróleo en los últimos meses. «Hay una correlación casi perfecta entre precio del petróleo y riesgo país y se refleja en la valoración de los bonos», dijo.
No obstante, el EMBI por su siglas en inglés o Índice de Bonos de Mercados Emergentes, medido por el banco JP Morgan, sigue siendo el más alto entre los países medidos por la banca de inversión.
El riesgo país de Venezuela es más alto que el de Ecuador, que además de padecer los efectos del desplome petrolero, enfrenta una apreciación del dólar, su moneda de curso legal.

6.- Tasa de cambio: La política del control cambiario fue modificada en febrero para llevar de tres a dos las tasas preferenciales, pero la brecha entre ambas tasas es de más de 6.000%. El casi nulo acceso a cualquiera de estas, mantiene distorsiones de precios que en nada se asemejan a la realidad. El dólar protegido a Bs 10 y el flotante que cerró el 30 de junio en Bs 628,34, no cubren las necesidades de la economía y el gobierno estimula un mercado negro sobre los Bs 1.000, que conjuntamente con la escasez marcan los precios de la economía, aún envuelta en la incertidumbre política a pesar de la actuación de la comunidad internacional para la resolución de conflictos.
Ante los bajos precios del petróleo, el Ejecutivo ha invitado al sector privado a generar sus propias, para lo cual autorizó a los exportadores a vender solo 40% de sus dólares al BCV a tasa Simadi.

7.- Escasez: Consecuencia de los desequilibrios cambiarios y de la reducción en la asignación de divisas a los privados que ha dejado a la industria sin materias primas e insumos, el primer semestre se caracterizó por la paralización de algunas líneas de producción y menos importaciones, centradas en el gobierno.
La crítica situación que ha erosionado el poder adquisitivo de la población ha focalizado las compras hacia el área de alimentos y artículos de higiene personal, que presentan una demanda infinita.
Las distorsiones de precios han creado un lucrativo negocio para un amplio sector de la población que ha hecho del bachaqueo (reventa de productos a precios escandalosos) un modo de vida.
El índice de fallas en los anaqueles (el mercado negro está mejor abastecido) medido por la firma Datanálisis en mayo, reflejaba que la escasez promedio era de 82,8%.

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