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Las familias en Venezuela viven la cuarentena en la oscuridad

No importa la hora en la que leas esto, es probable que en este momento casi la mitad de los hogares en Venezuela no tengan luz

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Lucia tiene 62 años. Vive en Venezuela. Tiene un doctorado y un postdoctorado. Tiene un apartamento que se compró cuando su sueldo de docente universitario estaba entre los mejores del país. Tiene un carro estacionado sin gasolina. Tiene una madre que va a cumplir 90 años y cuyo cuidado le arropa la mayor cantidad del tiempo. Tiene sobrinos que migraron y a los que solo puede ver por whatsapp. Tiene un carnet de la patria (carnet del gobierno de Maduro) oculto en su monedero, lo sacó cuando le dijeron que sin eso no podría colocar combustible. Tiene cerca de 1.000 libros en su biblioteca. Tiene una botella de Whisky en su repisa desde hace 10 años «para celebrar cuando al fin pase algo». Tiene todo eso, pero no tiene luz.

«Si para algo este gobierno es organizado es para quitarnos la luz», dice Lucia resignada. De los 60 días que lleva encerrada en casa, por la cuarentena decretada por Nicolás Maduro, ha pasado 30 sin servicio eléctrico.

La profundización de la crisis eléctrica en Venezuela se ha acentuado aún más en medio de la pandemia. Hace apenas una semana se generó una falla en la mitad del país que dejó a media Venezuela sin luz por al menos una hora. Sin embargo, Lucia ni siquiera se enteró del apagón. La falla ocurrió dentro de las horas reglamentarias en la que ya está acostumbrada a no contar con el servicio.

«La gente no lo cree, pero la exactitud con la que nos quitan 12 horas al día la luz es sorprendente. No nos perdonan ni un minuto. Si fueran así de eficientes para todo seríamos el mejor país del mundo», dice irónicamente esta mujer desde su casa en el estado Trujillo, el cual se encuentra en la región andina de Venezuela.

En Venezuela, muchos no tienen luz

La suma de estados afectados por los cortes programados del servicio eléctrico va en aumento. Táchira, Mérida, Trujillo, Zulia, Apure, Lara, Portuguesa, Barinas, Guárico, Cojedes, Nueva Esparta y otros tantos más de los 23 estados que tiene Venezuela siguen reportando cortes de luz, cada vez por más horas, cada vez más seguidos.

Incluso, las fallas eléctricas parecen propagarse más rápido que el coronavirus. Estados con parques industriales como Carabobo ya se unieron al grupo de los que no tienen luz, al menos una vez al día.

Hasta el momento, Caracas parecía haberse salvado de los cortes programados del sistema. Sin embargo, esta burbuja caraqueña se está desmoronando poco a poco. Desde que se registró un apagón que afectó a la capital venezolana, el pasado 5 de mayo, muchos sectores están denunciando cortes repentinos y duraderos del servicio eléctrico.

Apagón

Sin luz tampoco hay comida

A Lucia su rutina le ha cambiado y no es por la cuarentena, sino por los cortes eléctricos. A las 9 de la mañana la luz se apaga. Por seis horas no tiene electricidad. Con suerte, el servicio eléctrico le llega a las 3 de la tarde, aunque solo por seis horas. Con la exactitud de un reloj suizo, la energía es interrumpida nuevamente a las 9 pm. A las 3 am se vuelve a escuchar el ruido de la nevera. Llega la luz.

Lucia confiesa que «uno se acostumbra». No sabe si es resignación o ganas de no amargarse la vida. «No es fácil mantener la calma. Sin embargo, esto tampoco lo puedo arreglar».

Tampoco es de piedra. Hay momentos que la invaden las ganas de llorar. A veces, una lágrima se le ha escapado, como aquel día en el que se acabó el gas.

«Tengo una cocina eléctrica, pero sin luz cómo la enciendo». Ese día esperó hasta las 3 pm para poder preparar comida. Su madre le decía que tenía hambre. Desde ese momento, Lucia juró que eso no le pasaría más.

Ahora, deja la luz de su cuarto encendida en la noche. Ese es su nuevo mecanismo para despertarse. El brillo del bombillo la hace abrir los ojos a las 3 de la mañana.

Levantarse en ese momento tiene sus ventajas. Tiene tiempo suficiente para hacer café, cocinar el desayuno y dejar el almuerzo listo. También se conecta a internet, revisa Facebook y se entera de las noticias. Aprovecha de bañarse, como a eso de las 8 de la mañana, porque en su edificio no llega agua si no hay luz. Ya a las 9 am, cuando cortan la luz, siente que tiene todo organizado y vuelve a la cama, a dormir un poco más.

¿Un sistema en decadencia o un ataque terrorista?

Aunque estuvo lejos de ser similar al apagón que vivió Venezuela en marzo de 2019, el apagón nacional de este 5 de mayo fue un recordatorio de lo que en cualquier momento esto puede volver a ocurrir. Por lo menos 19 de los 23 estados venezolanos reportaron una interrupción eléctrica que afectó también a varias zonas de Caracas.

Sin embargo, en la respuesta oficial sobre el nuevo apagón general en el país no se responsabilizó a la falta de mantenimiento, ni a la baja inversión en el sector. La razón principal para esta falla fue, según la vicepresidenta del gobierno de Maduro, Delcy Rodríguez, un ataque vinculado con «la incursión terrorista contra Venezuela».

Rodríguez dejó entrever en su cuenta de Twitter que la responsabilidad del nuevo apagón recaía en la denominada Operación Gedeón.

«Antes era culpa de una iguana, ahora es culpa de los gringos. A otro con ese cuento», dice Lucia cuando escucha sobre la explicación oficial.

Un tema de eficiencia eléctrica

El último informe del Comité Afectado por Apagones en Venezuela señaló que durante 2019 las fallas eléctricas se duplicaron respecto a 2018. Durante el año pasado se contabilizaron 80.700 fallas eléctricas en todo el país.

Para este comité, la principal razón para estas fallas es la ineficiencia en la Central Hidroeléctrica El Guri y la nula producción de Planta Centro, una planta termoeléctrica con capacidad de aportar 2.600 megavatios al sistema, pero que dejó de hacerlo en diciembre de 2019, cuando se paralizó.

Sin embargo, en 2020 el panorama de los apagones en Venezuela está cambiando. No solo duran más las horas sin luz, sino que Caracas ya está siendo afectada.

La idea generalizada en la población venezolana de que Caracas era intocable está cambiando por completo. La escasez de gasolina que solo pasaba en el interior del país, ahora también es una realidad que se sufre en la capital venezolana. Con las fallas de luz, parece que empieza a ocurrir lo mismo.

Central Hidroeléctrica El Guri genera más de 50% de la energía que consume Venezuela

Ya no solo es la luz, ahora es la señal

El televisor de Lucia no la ha acompañado en la cuarentena. Eso de ver Netflix por horas y actualizarse con las series favoritas ocurre en otros países, pero no en Venezuela. Cada vez que llega la electricidad, no llega la señal de televisión por cable. «Resulta que cuando ponen la luz acá, se cae la señal de televisión por cable porque están en otro circuito a los que se les va la luz en las horas en las que acá llega. Entonces nunca tengo televisión».

Además, mientras se queda sin electricidad, Lucia también se queda sin señal en su celular. «Dicen que es porque las torres de quedan sin luz y no prenden las plantas eléctricas porque no hay gasolina, así que tampoco tengo ni señal de teléfono, ni internet en el celular para entretenerme un rato».

De hecho, el tema de las telecomunicaciones cada vez se ve más afectado por las fallas de luz en todo el país. Durante el apagón del 5 de mayo de este año, el Observatorio Internacional de Internet, Netblocks, informó que la conexión a Internet cayó 60%.

Esta caída del sistema eléctrico, según Netblocks, generó «un impacto inusualmente amplio en comparación con los cortes recientes».

La escasez de gasolina no ayuda

Tras el gran apagón del 2019 muchas personas y negocios se equiparon con plantas eléctricas para cubrir el déficit de energía. Sin embargo, la mayoría de estas plantas funciona con gasolina, un producto que en este momento escasea en toda Venezuela y que, de llegarse a conseguir en mercados informales, tiene un costo excesivo ($2 por litro) para una familia venezolana cuyo sueldo mínimo se ubica en $5 al mes.

Para Lucia, este país parece una representación de la canción de La Pulga y el Piojo. «Si no es que no hay luz, es que no hay gas, si consigues gas entonces se te va el agua, y si te llega la luz entonces se te va la señal del televisor», ironiza.

«A propósito, me disculpas si se cae la llamada, pero es que ya va a tocar la hora de que nos dejen sin luz».

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