Consumo

Medicamentos desaparecen de los anaqueles a pesar de sus altos precios

Conseguir medicinas en Venezuela es una tarea casi imposible. Sin embargo, aquellos que los necesitan con urgencia están dispuestos a pagarlos a casi cualquier costo.

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Farmacia
Foto: Miguel Gutierrez | EFE

Venezuela lleva cuatro años en medio de una aguda crisis de desabastecimiento de medicinas. Antibióticos, hipertensivos y otros medicamentos para enfermedades crónicas elaborados en el país aparecen esporádicamente en las farmacias y ahora comienzan a verse las presentaciones importadas a precios inalcanzables para la mayoría de los ciudadanos. Por necesidad, muchos de los venezolanos se ven en la obligación de adquirirlos aunque deban endeudarse para ello.
El presidente de la Cámara de la Industria Farmacéutica (Cifar), Tito López, ha advertido que los laboratorios afiliados han visto afectada su operatividad por las solicitudes de divisas aprobadas y no liquidadas desde el mes de octubre de 2016, cuando se autorizaron 15,88 millones de dólares para empresas de todo el sector productivo. De hecho, actualmente el gobierno le adeuda 675 millones de dólares a los 24 afiliados en Cifar y más de 5.000 millones de dólares a toda la industria farmacéutica, lo que ha contribuido a la escasez.
El ministro de Economía, Ramón Lobo, dijo en junio que a través del Dicom se habían otorgado más de 5 millones de dólares a las industrias farmacéuticas «con la finalidad de incrementar los inventarios y contar con los insumos requeridos para efectos de cumplir con los tratamientos”.
Sin embargo, las asignaciones resultaron insuficientes. En 2016, el ministro de Industria y Comercio, Miguel Pérez Abad, había explicado que el gobierno elaboró un “mapa farmacéutico” y que se había determinado que eran necesario 1.200 millones de dólares para sostener el sector.
Al hacer un recorrido por farmacias, se encontró que medicamentos como el Eutyrox, Liolactil, Flebosmin, Olmesartan están desaparecidos desde hace tres meses. «Hace tiempo no vienen. No podemos determinar cuánto costarán al momento de que lleguen porque puede ser fácilmente dos o tres veces su último precio».
Las personas de la tercera edad están entre los más perjudicados pues medicamentos para enfermedades mentales o la hipertensión llevan meses desaparecidos.
La madre de Mariana necesita tomar una tableta diaria de 25 mg de Quetiapina, un fármaco para el sistema nervioso central, ya que sufre de demencia senil. El médico explica que ha perdido 30% de capacidad cerebral por lo que necesita sus medicamentos para mantenerse medianamente estable. Desde el año pasado Mariana recorre las farmacias en su búsqueda, sin lograrlo en las cadenas formales.
Ha recurrido a intermediarios y vendedores por redes sociales, también a medicina homeopática. Hace dos meses viajó a Cúcuta, allí compró una caja de 20 tabletas a 10.000 pesos colombianos. Ahora tiene que continuar buscando. El precio aproximado del fármaco cuando se consigue es Bs 165.000 por 30 tabletas.
Sucede algo similar con casi todos los psicoestimulantes y neuroprotectores. La Citicolina, por ejemplo, tiene hasta un año sin llegar a las farmacias según explica una vendedora. «Hace un año costaba Bs 800, ahora puede llegar a cualquier precio».
Los antihipertensivos también son díficiles de encontrar desde que comenzó la crisis. El Losartan de 30 tabletas es uno de cuales tiene un rango de precios mayor, desde Bs 500 el producto nacional hasta Bs 48.000 el importado de Portugal con el mismo componente activo. También se consigue la versión con diurético en Bs 14.000. Valsartán de 80 mg, uno de los pocos antihipertensivos que aún se consiguen, con un precio aproximado de Bs 7.500.
Al principio de la crisis, Jesús tomaba Benicar de 40 mg con diurético. Fue al médico y este le dijo que podría cambiar por Valsartan o Losartan, entre los que ha ido alternando su medicación. Igualmente debe picar las pastillas o tomar dos dependiendo de cuántos miligramos encuentre. Hace un mes cuando no le quedaban más debió salir al peregrinaje.
En la avenida Victoria, en Caracas, encontró una caja de 30 pastillas de 40 mg a Bs 94.000. Le resultó muy costoso por lo que no las compró. Ha recurrido a los Centros de Diagnóstico Integral (CDI) del gobierno, pero allí les distribuyen por tabletas, nunca una caja completa. Lo solucionó temporalmente ya que el yerno le trajo desde Colombia dos cajas de 20 mg, pero eso no le durará mucho tiempo.
No solo sufren quienes padecen enfermedades crónicas, faltan medicamentos de todo tipo. La Cetirizina (antialérgico) de 10 tabletas se consigue por Bs 2.900. En el caso de los que utilizan otros componentes como Clorhidrato de fexofenadina o Loratadina con Pseudoefedrina, como Rinolast o Rinaris, los precios incluso superan los Bs 10.000.
Para las embarazadas la situación también es complicada. El precio del Calcio varía entre 8.000 y 9.000 (Calcibon materno) y el ácido fólico de 30 tabletas tiene un precio de Bs 10.500. Los anticonceptivos también son difíciles de conseguir, por lo general no hay para elegir. Los únicos disponibles son Lobell y Femexin que varían entre Bs 60.000 y 104.000.
La aspirina tradicional no se encuentra en los estantes de las farmacias y en sustitución cuenta Caloxpirina de 30 tabletas en Bs 32.500. En cuanto a antimicóticos el único disponible en farmacias es el Gynocanesten en crema a Bs 2.450.
– «Ni con un salario mínimo completo» –
Freddy Ceballos, presidente de la Federación Farmacéutica Venezolana ha expresado en diversas ocasiones que la escasez de medicamentos se ubica alrededor de 85% y que la falta de otorgamiento de divisas ha dificultado la adquisición de materia prima para activar la producción por lo que cerca del 90% de lo utilizado actualmente es importado.
También existe una diferencia de precio importante entre aquellos genéricos a los que se les asignan divisas preferencias y los que no. Un ejemplo es la Amoxicilina. Mientras que la caja de laboratorios Elter cuesta Bs 4.000, la presentación de Calox tienen un precio de 24.000 por utilizar componentes importados. «La última vez que llegó costaba entre 1.700 y 1.400», detalla una farmaceuta.
Antibióticos como la Levofloxacina pueden variar entre Bs 198 y 4.200, mientras que la Ciprofloxacina también varía entre 1.500 hasta 19.000 bolívares en el caso de los importados.
Los medicamentos para diabéticos como el Glucofage o la Metformina tienen el inconveniente de que tan solo llegan 3.000 unidades y se acaban el mismo día, ya que los que lo compran lo necesitan con urgencia, dijo una de las farmaceutas consultadas.
«Llegó en Bs 700 pero cuando vuelva a llegar en 15 días puede costar 40.000, 90.000 bolívares o quien sabe qué precio», continúa.
«Es imposible comprar medicamentos con un salario mínimo, los antihipertensivos cuestan Bs 60.000, 80.000 o 90.000 o mucho más que un salario mínimo. Las medicinas están incomprables y más para aquellos que sufren de enfermedades crónicas. Cada vez que llega a la farmacia un medicamento que llevan meses buscando, se lo llevan cueste lo que cueste porque lo necesitan para vivir, yo solo me pregunto ¿cómo hacen? Porque además la gente generalmente necesita más de un medicamento y además tendrán otros gastos», señala la farmaceuta.
Desde el 1º de julio salario mínimo es de Bs 97.531,56 y Bs 153.000 de bono de alimentación, para un total de Bs 250.531, 56. Por lo que los venezolanos se ven en la necesidad de buscar préstamos, endeudarse con las tarjetas de crédito, pedir adelantos y, en algunos casos, hasta intentar con remedios naturales.]]>

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