Entrevista

Mercosur quería ser como la UE, pero por estas razones no lo logró

El expresidente brasileño José Sarney (1985-1990), uno de los precursores del Mercosur, sostuvo que el objetivo de los fundadores del bloque en 1991 era un proyecto de integración como la Unión Europea, que luego se desdibujó y no cumplió las "expectativas"

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Primer presidente civil de Brasil tras el final de la dictadura (1964-85), José Sarney firmó en 1985 con su par argentino Rául Alfonsín la histórica Declaración de Foz de Iguazú, que sentó las bases del Mercosur, el bloque fundado seis años después por estos dos países junto a Uruguay y Paraguay.

A sus 90 años, este abogado, político y escritor de espeso bigote y peinado hacia atrás rescató, en una entrevista en su residencia de Brasilia, que el Mercosur hubiese acabado con «la rivalidad y las hipótesis de conflicto entre Brasil y Argentina», así como el aumento del comercio y el turismo entre sus países miembros.

Pero lamentó que el exceso de politización, la falta de voluntad integradora y las disputas internas dejaran estancado al grupo.

Advirtió además -al contrario del deseo de Uruguay y Paraguay, al que se sumó el Brasil de Jair Bolsonaro- que las propuestas para que los cuatro socios negocien separadamente acuerdos comerciales con terceros, pueden debilitar la posición de cada uno de ellos en el mundo.

 ¿El Mercosur de ahora se parece al que usted y Alfonsín proyectaron?

Nuestro ideal era hacer una unión como la de Europa, que fue exitosa porque fue una integración no solo de palabra, sino una integración efectiva, que se fue haciendo por sectores. Pero desgraciadamente [en el Mercosur] los cambios de gobierno hicieron que pasaran cosas no previstas. Los expresidentes Carlos Menem [Argentina] y Fernando Collor de Mello [Brasil] tenían [a inicios de los años 90] una visión verdaderamente mercantilista, querían crear un área de libre comercio en lugar de un proyecto de integración física, cultural, tecnológica, económica.

Hoy el mundo vive de bloques económicos y si esos bloques no se complementan, no actúan en relación con otros sectores, realmente pierden competitividad. Con el Mercosur, por ejemplo, Argentina ganó un mercado de 200 millones de personas para vender sin aranceles. Pero necesitamos integración, no limitarnos a una simple área de libre comercio.

Es decir, por ahora no ha cumplido sus expectativas

Las expectativas no se cumplieron porque no se proyectaron para que construyéramos una verdadera integración. Nuestra idea era con el tiempo ir integrando sectores e ir incorporando nuevos países de Sudamérica.

¿Todavía se está a tiempo?

Soy optimista. El Mercosur es una idea plantada que no dejará de crecer. Yo no estaré vivo, pero ese proyecto será concluido, vamos a tener una América del Sur integrada. Tenemos el continente más pacífico del mundo (…) y eso es un patrimonio que en un futuro nos va a beneficiar mucho. Tengo la impresión de que la semilla está lanzada y que va a dar sus frutos. La historia mundial y la continental no se hacen en pocos años.

¿Qué cambió en Iguazú para las relaciones entre Brasil y Argentina?

Acabó con la rivalidad. Hoy tenemos un flujo turístico entre los dos países extraordinario, y acabó con las hipótesis de conflicto entre ambos. (…) También hicimos el acuerdo nuclear que terminó con la competencia nuclear entre Brasil y Argentina, eso fue una cosa extraordinaria para el mundo.

¿Por qué nunca se creó en el Mercosur un organismo supranacional, como la Comisión en la Unión Europea?

Porque ellos [los presidentes que siguieron] cambiaron. Todo eso estaba previsto en los tratados que hacían parte del tratado de Buenos Aires [firmado por Sarney y Alfonsín en 1988], pero desgraciadamente la voluntad política, que conmigo y Alfonsín existía, dejó de existir.

Suele decirse que el Mercosur está muy politizado y que depende mucho de la sintonía entre los presidentes de Brasil y Argentina del momento…

América del Sur se politizó mucho. Cuando estábamos construyendo el Mercosur cayó el Muro de Berlín; eso supuso el fin de las ideologías. Pero aquí Cuba siguió de la misma manera y con su idea de exportar al continente cierta posibilidad revolucionaria. La Guerra Fría terminó allí, pero no terminó aquí, y eso en cierta manera perjudicó ese proceso.

Brasil, Uruguay y Paraguay proponen que cada país pueda hacer acuerdos de manera independiente. ¿La flexibilización es una buena solución para hacer avanzar el bloque?

Eso es una idea totalmente opuesta al Mercosur, que es estar juntos para ser más fuertes. No puede fructificar, somos países pequeños sin fuerza para negociar en solitario. La unión del Mercosur era justamente dar fuerza a América Latina como un bloque económico capaz de tener a nivel mundial un peso que no tiene, porque aquí por el Atlántico Sur no pasa ningún flujo mundial de importancia.

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