Energía y Petróleo

Monaldi: "Ser un país petrolero no es una maldición"

El economista y profesor universitario, Francisco Monaldi, asevera que el boom de los precios del petróleo abre oportunidades tanto para el progreso como para la autodestrucción de los países, y la clave para garantizar que su efecto sea positivo es procurando la solidez de las instituciones.

Publicidad
Foto: Archivo | AP, Hasan Jamali

El experto en política energética analizó durante una charla este viernes, organizada por el Instituto de Estudios Superiores de Administración (IESA), la incidencia del más reciente auge de los precios del crudo en el desarrollo de las economías petroleras, especialmente Venezuela, que durante esos años, producto de la renta, recibió la mayor cantidad de ingresos adicionales en proporción a su economía de todos los países de la región.

También detalló sobre los efectos políticos de los altos precios, que, a su juicio, sirvieron para apalancar y consolidar las políticas del gobierno de Hugo Chávez.

«Ser país petrolero no es una maldición, pero casi siempre es una oportunidad desperdiciada», expresó. Explicó que existen estudios que vinculan los ingresos petroleros con pobres desempeños económicos y la aparición de regímenes autoritarios -lo cual se cumple en el caso de Venezuela-, pero asevera que también hay evidencia, tanto dentro como fuera de la región, de que esto no tiene por qué ser así.

«Está demostrado que si tienes instituciones sólidas, ser dependiente no tiene un efecto negativo sino positivo», dijo. En el más reciente boom, los países que dependen en mayor y menor medida de las exportaciones de materias primas actuaron con mayor racionalidad, usando los ingresos extraordinarios para pagar deuda e impulsar el crecimiento de otras áreas de la economía. «No es claro que ser un país petrolero cause menos crecimiento, pero si los vuelve más volátiles», advirtió.

Esto tiene efectos tanto políticos como económicos. «El secreto de la popularidad de Chávez es exógeno», aseveró.

Con el auge de los precios, empezó a dispararse el consumo, propulsada por los programas sociales y subsidios implementados por el fallecido mandatario. «Venezuela no solo hizo fiesta sino que se endeudó para consumir más», sostuvo. Durante este período, los compromisos externos de la nación se elevaron a $120.000 millones.

Explicó que en medio de esta situación, que, según Monaldi, tuvo el efecto similar de una droga que impedía ver lo que realmente ocurría, Chávez usó el capital político del petróleo para tener mayor control político y «destruir la democracia».

«Chávez es reelecto con los peores márgenes de los presidentes de la región, y esto pasó porque empezó a llevar al país a un lugar al que los ciudadanos no querían ir, a punto de tener dinero en el bolsillo», señaló.

Pese a que hay algunas teorías que indican que el aumento del petróleo fomenta la aparición de regímenes autoritarios, Monaldi considera que en la historia venezolana el único caso en el que eso se cumple es en el gobierno de Chávez y de su predecesor. Por el contrario, considera que el alza en el crudo puede traer más democracia. El problema, precisó, es que las instituciones ya estaban muy debilitadas antes de que el chavismo entrara en la escena política.

-Impacto en la industria-

Monaldi también habló de lo que fue el último boom petrolero para la propia industria. Contrario a lo que podría pensarse con un alza de precios, los recursos no se revirtieron en un aumento de producción. Indicó que entre 2005 y 2015, el bombeo propio de Pdvsa cayó 26%, lo que equivale a 600.000 barriles diarios, un poco superior al declive total (500.000 barriles).

Lo que es impactante es que un tercio de esa cantidad se perdió en los últimos seis meses.

Adicionalmente, el endeudamiento contraído por la estatal durante el período de las vacas gordas se destinó a financiar el gasto público, mientras colapsó la producción por empleado.

Advirtió, sin embargo, que aunque la caída de la producción es una «herida autoinfligida» de la industria, pues con esos precios se pudo haber revertido casi cualquier tendencia de declive mediante las inversiones adecuadas, el crudo por sí solo no puede generar la riqueza y el nivel de vida al que aspiran los venezolanos. 

Considera que el ingreso per cápita, incluso durante el boom, no era lo suficientemente alto. «Para revertir esto con este modelo, dependemos es del precio nada más. El debate del país no puede seguir obsesionado con distribuir la renta», dijo.

«No es una maldición tener petróleo. Otros países lo hicieron mejor, nosotros lo hemos hecho mejor», concluyó.

– ¿Bajos precios tumban gobiernos? –

Al ser consultado por los asistentes a la charla sobre el efecto que podrían tener los bajos precios sobre la permanencia del gobierno actual, indicó que si bien representa un reto para el modelo actual, «no hay una relación directa» entre la caída de un régimen y los precios del petróleo.

Mencionó el caso de Vladimir Putin, presidente de Rusia, quien logró incluso aumentar su porcentaje de aprobación aún con el fuerte impacto de la caída de los precios.

Sin embargo, destacó que una baja en la cotización del crudo de esta magnitud «hace muy difícil a un régimen como este mantenerse». Recordó que los presidentes reelectos durante el auge se volvieron muy impopulares, siendo el caso más extremo el Dilma Rousseff en Brasil.

Publicidad
Publicidad