La entidad financiera destaca en el documento que para 2020 se prevé cierto repunte de la actividad económica debido a un "desempeño más solido de las exportaciones" y de la demanda interna. No obstante deberán reducir las grandes brechas de infraestructura y abordar el gasto social para que este crecimiento se mantenga a largo plazo
La economía de Perú es una de las más sólidas y con mayores avances de la región, según muestran los informes de Banco Central y el Fondo Monetario Internacional. Sin embargo, el FMI sostiene en su última evaluación que el crecimiento del país inca perdió impulso en últimos años debido a factores internos y externos.
La entidad financiera destaca en el documento que para 2020 se prevé cierto repunte de la actividad económica debido a un «desempeño más sólido de las exportaciones» y de la demanda interna. No obstante deberán reducir las grandes brechas de infraestructura y abordar el gasto social para que este crecimiento se mantenga a largo plazo.
En su último informe, el FMI concluye en seis puntos los aspectos principales que debería abordar o que está abordando Perú para impulsar el crecimiento.
Perú ha sido una de las economías con mejor y más rápido crecimiento de la región, según la institución. Aun así, el año pasado el crecimiento se debilitó 2,4% debido a una combinación de factores externos e internos.
En lo externo, la demanda de exportaciones de productos primarios se redujo, al punto que la minería y las exportaciones de combustible se contrajeron durante el año.
En el ámbito interno, la ejecución de proyectos de inversión pública fue menor de lo previsto en el presupuesto, mientras que los factores relacionados con el clima afectaron a la producción pesquera.
El Fondo explica que se han redoblado los esfuerzos por recaudar ingresos al tiempo que el gobierno procura incrementar el gasto en infraestructura y protección social.
Varias iniciativas recientes, como la adopción de la facturación electrónica para la presentación de los impuestos sobre el valor agregado (IVA) y la introducción de algunos impuestos específicos relacionados con el medio ambiente y la salud, son pasos importantes en ese sentido.
El gobierno ha puesto en marcha el Plan Nacional de Infraestructura para la Competitividad, que apunta a subsanar las grandes deficiencias de infraestructura del país.
La infraestructura de Perú se compara desfavorablemente con la de sus competidores, y la inversión es particularmente necesaria en materia de transporte, saneamiento, salud, telecomunicaciones y agua.
En las últimas dos décadas, Perú ha experimentado un auge de las exportaciones agrícolas, impulsado por las exportaciones estacionales al hemisferio norte de frutas y hortalizas frescas de alto valor (principalmente uvas, aguacates, arándanos y espárragos).
En las zonas rurales, este auge ha contribuido a reducir la pobreza, que bajó del 80% en 2004 al 36% en 2018, e incluso más en algunas zonas que experimentaron una mayor expansión de las exportaciones agrícolas.
En los últimos tres años, la investigación Lava-Jato sobre la corrupción ha tenido un impacto tanto a nivel político como económico, y el estancamiento de algunos grandes proyectos de inversión tal vez sea el ejemplo económico más destacado.
En este contexto, el gobierno ha puesto la lucha contra la corrupción entre las prioridades de su agenda y está avanzando en la implementación de un amplio plan de lucha contra la corrupción.
Es esencial mejorar la protección social para seguir reduciendo la pobreza y apoyando el crecimiento inclusivo.
En Perú, se necesitan medidas para abordar necesidades críticas, como la reforma del sistema de pensiones, la distribución más equitativa de los ingresos provenientes de los recursos naturales entre las distintas regiones y la profundización del desarrollo financiero y la inclusión.
Con información de FMI.org
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