Consumo

Poca demanda obliga a dueños de viviendas a bajar precios para la venta

Adquirir una vivienda a través del financiamiento bancario se ha convertido en un imposible dentro del mercado venezolano. El crédito más alto solo cubre una pequeña porción de los precios actuales, que se mantienen elevados pese a que la escasez de compradores ha obligado a los propietarios a reducirlos.

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El mercado de vivienda es uno de los que presenta más distorsiones en sus precios. El poder de compra del bolívar se reduce tan rápidamente por la elevada inflación que quienes venden inmuebles se han refugiado en el dólar, lo cual ha incidido en el aumento del valor de las viviendas. En esta carrera de precios, los límites de los créditos hipotecarios se quedaron a medio camino.

El presidente de la Cámara Inmobiliaria de Venezuela, Carlos Alberto González, explicó que los bancos ofrecen a través de la cartera obligatoria préstamos por hasta Bs 4 millones. Para poder acceder a esta cantidad, el grupo familiar debe ganar 15 salarios mínimos, el equivalente a un ingreso de poco más de Bs 111.000 mensuales. Esto, tomando en cuenta que se posee el capital para cubrir al menos la inicial de 30%.

«Solo 2% de la población tiene acceso a esta cantidad al mes», señaló González.

Además, hay que considerar que las personas con este poder adquisitivo no aspiran al tipo de vivienda que podrían comprar si solo contaran con los recursos del crédito. «Con Bs 4 millones compras muy poco. Tal vez te serviría para cubrir la mitad de un apartamento pequeño en Caricuao», comentó González.

Una somera búsqueda a través de los principales portales de clasificados permitió corroborar la información. Si el análisis se restringe al estado Miranda, solo se consiguen apartamentos en Valles del Tuy, Cúa, Tacarigua, Carrizal dentro de este rango de precios.  Si se busca en la capital, se encuentran ofertas en las zonas populares de San Martín y Catia. Y si el filtro se amplía al resto del país, la mayor cantidad de anuncios corresponden a casas humildes en áreas rurales o alejadas de las ciudades.

Los resultados son casi nulos si se toma como punto de partida el máximo ofrecido a través de la Ley de Política Habitacional, que permite a los beneficiarios obtener financiamiento por hasta Bs 500.000. «Con eso sí que no compras nada», dijo el directivo.

Diversos voceros del sector inmobiliario han señalado que las personas que solicitan créditos bancarios muchas veces lo hacen para completar, pues ya cuentan con otros recursos. Explicó que el perfil de quienes venden inmuebles en este momento está compuesto principalmente por personas que se van del país o que quieren comprar otra propiedad. Por lo tanto, quieren obtener el mejor valor posible, muchas veces, calculándolo en dólares, con lo cual la cámara no está de acuerdo.

Los compradores, según la consultora inmobiliaria Miriam Callegari, son aquellas personas con posiciones en dólares o con propiedades que pueden liquidar, o un reducido número de expatriados y personal diplomático.

Además, para el sector no es un secreto que gran parte de las transacciones de compraventa de inmuebles se cierran en dólares, especialmente en las mejores zonas de la ciudad. Estas viviendas están fuera del alcance de cualquier crédito bancario.

-Mercado de compradores-

En los últimos meses se ha venido afianzando una nueva tendencia dentro del sector inmobiliario: los altos precios de las viviendas le han entregado el poder sobre el mercado secundario a unos escasos compradores, lo que ha llevado a los oferentes a bajar los precios.

Tanto Callegari como González coinciden en que en algunas ciudades se han reducido los precios de venta de algunos inmuebles, debido a que la demanda está muy restringida. Esto ocurre principalmente en las grandes urbes, entre las que mencionaron Caracas, Barquisimeto y Maracaibo.

Las rebajas pueden superar el equivalente a $50.000, señalaron fuentes del sector inmobiliario a Elestimulo.com. 

La imposibilidad de vender ha despertado un poco el mercado de alquileres de inmuebles de target alto, señaló Callegari. Los dueños de los apartamentos los ofrecen a las transnacionales para sus ejecutivos y a las embajadas. Muchos de ellos son en dólares y pueden llegar a cobrar hasta $10.000 al mes.

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