Energía y Petróleo

Por qué el cuento petrolero de Maduro es imposible de creer

Nicolás Maduro promete elevar la producción petrolera de Venezuela en unos cuatro millones de barriles por día en seis años. Esta es una cifra fantasiosa y exagerada, que duplica  todo el aumento de la producción anual previsto en el mundo en ese período dentro y fuera de la OPEP, según un análisis de datos especializados, hecho por El Estímulo. Mientras, este miércoles nuevas evidencias revelan que el bombeo real del país sigue cayendo en picada. 

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Nicolás Maduro
Foto JUAN BARRETO | AFP (Archivo)

Cifras de la OPEP divulgadas este miércoles 17 de enero, ilustran la magnitud del desastre en la industria petrolera Venezuela.

En 2018 solo operaron en promedio 32 taladros, 17 menos que al cierre de año anterior, y casi la mitad menos que en diciembre de 2016.

La caída continuó el pasado diciembre, cuando el mes cerró con solo 27 unidades activas, según el informe mensual MOR de la Opep.

Los propios sindicatos petroleros chavistas denuncian nuevos cierres de taladros:

https://twitter.com/FUTPVGranCCS/status/1085493639227342848

La producción de crudo de Venezuela en 2018 terminó en un promedio de 1.339 millones de barriles por día (bpd) 30% por debajo que en 2017 (cuando fue 1.911 millones de bpd), de acuerdo a las fuentes secundarias citadas por la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) en este informe mensual.

La tendencia es a una caída en picada, si se ve que el cuarto trimestre del año pasado terminó en 1,178 millones de bpd, por debajo del promedio acumulado del año.

Al precio promedio de 2018, reportado por el gobierno para la cesta venezolana, esos 572.000 bpd en promedio que dejó de producir el país le encajaron una pérdida de 12.735 millones de dólares.

Es lo que dejó de ingresar el país por la ineficiencia de Pdvsa, responsable de la mayor parte de la caída en la producción.

La cifra resulta de calcular los millones de barriles que se dejaron de producir, multiplicado por el precio promedio de $61 por barril reportado por el ministerio de Energía y Petróleo.

Pero las cifras de producción reportadas directamente por el gobierno a la OPEP afirman que la producción total fue de 1.516 millones de bpd en el promedio del año, lo que supone 516.000 bpd menos en el año.

Eso equivale a admitir oficialmente que se dejaron de ingresar 11.555 millones de dólares.

Respecto a 2016,  la producción nacional cayó en 815.000 bpd (-38%) según fuentes secundarias; y en 857.000 bpd (-36%) según los reportes directos del gobierno.

MENTIRAS SIN PIEDAD

Una de las grandes mentiras oficiales es decir que el país «sufre un bloqueo de Estados Unidos». Otra, es decir que los ingresos petroleros han caído por una baja de precios.

Ambas son verificables: Estados Unidos sigue siendo el principal cliente, proveedor y socio de la industria petrolera venezolana, y la caída del ingreso no se debe a bajos precios sino a merma indetenible de la producción.

Por cierto la Agencia de Información de Energía de Estados Unidos pronostica que ya para 2020 la producción de la ex potencia petrolera americana caerá por debajo de 700.000 bpd y será superada hasta por Colombia.

Las propias cifras oficiales reportadas por el gobierno de Venezuela  a la OPEP tienen tufo, pues la diferencia abismal del reporte oficial respecto a las fuentes secundarias (agentes  y operadores del mercado y agencias de  información energética) es una de las más grandes en los últimos meses, señalan expertos.

Este punto de partida ya hace increíble la cifra de Maduro para 2025.

“Por supuesto es absolutamente ridículo que un gobierno que ha colapsado la producción a la mitad en seis años diga que va a multiplicarla por casi 5 en los próximos seis”, señala el economista Francisco Monaldi, experto petrolero, académico del Baker Institute, de Rice University, Columbia y del IESA.

“Pero incluso si se hicieran todos los cambios institucionales necesarios y se logrará atraer la inversión, con suerte se podría duplicar en seis años. Es muy difícil subir en más de 200 mil bd por año durante un período de varios años. Se puede lograr en un año específico, pero es muy cuesta arriba hacerlo por seis años”, observó en un breve comentario a El Estímulo para este análisis.

“Venezuela reporta a OPEP incremento de producción de 47 mil bd en Diciembre, mientras OPEP fuentes secundarias reporta caída de 33 mil bd. La brecha % entre las dos cifras se abre a uno de sus niveles más altos”, había dicho antes Monaldi en Twitter.

Las palabras de Maduro entrañan a todas luces una mentira anticipada, o en el mejor de los casos otra promesa imposible de cumplir en este quebrado gobierno, mientras Venezuela atraviesa uno de los peores colapsos económicos vividos por país alguno en América en ausencia de una guerra abierta o de un gran desastre natural.

El quiebre de la industria petrolera venezolana es de tal magnitud y profundidad, que supone el fin de toda una era histórica que duró 100 años.

Por eso, chavistas y antichavistas deberían apostar a que esa oferta de los cinco millones se cumpliera… pero los deseos no bastan.

«Debemos romper los nudos que se crean con las mafias para controlarlo todo. Todos esos nudos los voy a desatar para liberar la producción petrolera. Esta batalla la asumo como personal”, dijo Maduro en un discurso ante sus acólitos de la Asamblea Constituyente, el cuerpo creado por él para sustituir las funciones de la opositora Asamblea Nacional y gobernar con poderes supremos.

Una de las cosas que más preocupa a los expertos es la incompetencia manifiesta de Maduro en la economía.

Habla de una caída del ingreso petróleo el año pasado en 946 por ciento. Pero lo más que puede caer un ingreso es ciento por ciento y en cuyo caso hubiera llegado a cero”, observa el economista y experto petrolero José Toro Hardy, un ex director de Petróleos de Venezuela (Pdvsa) en la era democrática.

“El segundo tema que me llama la atención es que él dice que se va a hacerse cargo personalmente del aumento de la producción petrolera y que de aquí al 2015 va a llevarla a cinco millones de barriles diarios. Quizá no se ha sentado sacar cuentas. Eso equivaldría a aumentar en 800.000 barriles diarios por cinco años la producción para poder llevarla a ese nivel”, agrega.

“Eso nunca ha ocurrido en la historia de Venezuela. Ni siquiera hemos logrado aumentar una tercera parte de esa cifra en los mejores momentos de inversión en la industria. Me da la impresión de que el señor no domina suficiente la materia como para hacerse cargo del aumento de la producción y de la industria petrolera. Si es así, me temo que estamos en problemas mucho mayores”, explica.

VUELTAS DE TUERCA

Varias veces Maduro ha dicho que él mismo asume el mando o es responsable de una economía que ha perdido la mitad de su tamaño durante su mandato iniciado en 2013, para caer hasta el mismo tamaño que la de Ecuador y un tercio al tamaño de Colombia, medido por el PIB (Producto Interno Bruto, o suma total de riqueza generado en un año).

Maduro reitera una promesa que ni se molestó en intentar cumplir ni siquiera su padre político Hugo Chávez en los idos tiempos de precios récord del petróleo por encima de los 100 dólares por barril, abundante financiamiento internacional y una base de producción petrolera casi tres veces más alta que la existe en la actualidad.

El llamado «Plan Siembra Petrolera» ofrecía producir 6,0 millones de bpd para 2012, hace ya siete años.

Además, el gobierno de Maduro y la estatal Pdvsa están en default (incumplimiento de pagos de deuda) y tiene cerradas las fuentes de dinero fresco debido a sanciones impuestas por Estados Unidos que le achaca violaciones a las derechos humanos, atentados contra la democracias, corrupción, lavado de dinero y hasta narcotráfico a algunos de los funcionarios de más alto nivel.

Las sanciones hasta ahora han sido limitadas a la industria petrolera (sólo impiden endeudamiento por más de 90 días) y no han afectado compras de crudo por parte de Estados Unidos ni exportaciones de gasolinas y otros derivados a Venezuela para sustituir la oferta de las arruinadas refinerías locales.

Expertos como Monaldi  calculan que por cada 100.000 bpd de producción adicional hacen falta $4.000 millones de inversión.

De modo que la oferta de Maduro implicaría colocar $32.000 millones por año en la industria, lo que equivale a cerca de tres veces lo que se ha dejado de pagar en servicios de deuda pública externa por falta de fondos en un país en mora con sus acreedores.

La industria petrolera es muy intensiva en capital y en tecnología y a menos que haya una apertura, y condiciones creíbles, con garantías para la inversión privada internacional y venezolana, pero pocos estarán dispuestos a arriesgar en este suelo los capitales que hacen falta.

Inclusive, aliados como Rusia y China tiene sus propios problemas, y no están en condiciones de aportar fondos suficientes para reflotar a la industria petrolera venezolana, más allá de desarrollar algunos campos entregados por el chavismo.

Desde el exilio dorado, el ex zar petrolero de Venezuela, Rafael Ramírez, uno de los derrotados en la puja por el poder entre los chavistas, respondió a Maduro con más virulencia de lo que lo han hecho opositores tradicionales:

Rafael Ramirez‏Cuenta verificada @RRamirezVE 14 ene.
«Maduro, asume tu fracaso, inepto y corrupto. Endeudaste al país, quebrante PDVSA, perdiste dos millones de barriles día de petróleo, has violado la Ley de Hidrocarburos, entregas el petróleo a empresas de maletín. Has sumergido al pueblo en El hambre y desesperación», escribió.

El diputado y economista Angel Alvarado observó que la oferta de Maduro es una carta repetida:

OPEP, UN TOQUE DE REALIDAD

En el mundo por cierto, el mayor aumento de la producción viene por estos años de los países fuera de la OPEP y según el informe anual de perspectivas del grupo que controla apenas un tercio del suministro mundial, la producción de crudo de sus competidores está avanzando mientras la de los 15 socios está estancada.

Es decir, lo que Maduro dice equivale a creer que Venezuela sola logrará elevar cada año la producción a una tasa anual equivalente al doble de lo que están logrando varias grandes potencias petroleras del mundo por estos años.

En total, todos los países de fuera de la OPEP, incluyendo grandes potencias petroleras como Estados Unidos, Rusia, Noruega, Brasil y China, México y Canadá, entre una treintena de países, van a sumar a la oferta mundial de crudo disponible, en conjunto 2,8 millones de bpd adicionales entre 2019 y 2025, según las proyecciones de la OPEP.

Esto significa 466.000 bpd netos adicionales en promedio anual para llegar a 47,3 millones de bpd. La mitad de lo que ofrece Maduro para Venezuela.

En cuanto a la OPEP, la producción total de crudo, líquidos del gas natural  y condensados  del grupo será de 39,5 millones de bpd en 2025, contra 39 millones de bpd en 2019. Es decir, 83.000 bpd anuales adicionales.

En crudo solo, la producción caerá levemente desde 32,5 millones de barriles en 2019 a 32,1 millones de barriles por día en 2025.

En un país con acceso a la información y con derecho a cuestionar a presidentes y ministros, un periodista podría preguntar cómo sería posible argumentar que Venezuela sola y aislada pueda producir el doble de crudo que el aumento esperado desde grandes potencias mundiales en estos años que corren.

Según la OPEP, en el mediano plazo los países No-Opep están invirtiendo un promedio estimado de $384.000 millones por año entre 2018 y 2023 en producción.

Los países OPEP están invirtiendo un promedio estimado de $40.000 millones en el mediano plazo.

La visión de algunos analistas podría apuntar a Rusia y a China como los firmes aliados de Maduro que podrían ayudarlo a cumplir su oferta.

Pero esos país tampoco parecen tener mucho músculo financiero, tecnológico o comercial como para embarcarse en una aventura tropical de largo alcance en Venezuela, capaz de cambiar esta perspectiva.

La producción total de hidrocarburos líquidos de Rusia se espera que se mantenga relativamente estable alrededor de 11,2 millones de bpd entre 2017 y 2023, según la OPEP.

La inversión en la fase de exploración y producción rusa básicamente se limita a contrarrestar el declive natural de sus campos maduros.

Rusia es blanco de sanciones internacionales vigentes que limitan la inversión extranjera y la tecnología con respecto al petróleo de esquisto, de aguas profundas y los desarrollos aguas arriba en el Ártico, “se supone que esto reducirá los volúmenes sustanciales de petróleo nuevo que emerge de estas áreas fronterizas”, señala la OPEP.

En la historia petrolera venezolana hay otras razones de peso para convencernos de que la oferta petrolera de Maduro es solo palabras sin sustento.

Los economistas Douglas Barrios y Miguel Ángel Santos, del Centro para el Desarrollo Internacional de la Universidad de Harvard, han documentado la anatomía del colapso venezolano y analizado el tiempo que tomaría una recuperación sustentable.

La mala noticia es que ni en los mejores momentos estelares de este país petrolero, y con un alto crecimiento del producto PIB no petrolero se pudo lograr una cifra aproximada.

En la era chavista, el mejor resultado fue en los cinco años que van del 2003 al 2007, cuando se sumaron 340.000 bpd , en medio de un crecimiento de 9,4% del PIB no petrolero y de un boom de precios que no se ha repetido.

En los años 50, cuando Venezuela era el sueño americano del sur, que atraía a cientos de miles inmigrantes, enormes capitales, e iniciaba una era de modernización histórica, y este país era uno de los mayores productores mundiales, se sumaron en total en cinco años un millón de bpd.

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