Economía

¿Qué hacer frente a la debacle de la deuda soberana de Venezuela?

Si tuvieses dinero invertido en bonos de Venezuela, qué harías: ¿venderías o esperarías por un período de estabilidad? ¿Comprarías más títulos?

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Pdvsa
Texto: Elias Garcia / Foto: Miguel Gutiérrez / EFE / Archivo

“La agudización de la crisis venezolana representa en estos momentos un reto mayúsculo, incluso para los inversionistas más experimentados, porque las condiciones de los bonos y las posibilidades de percibir una ganancia van a estar afectadas por diversos factores”, advierte David Osio, CEO de Davos Financial Group.

Para empezar, los bonos venezolanos o de empresas estatales de ese país (Pdvsa y Elecar) están repartidos entre inversionistas que tienen diversos objetivos y horizontes de inversión.

Participación de los tenedores de bonos

Los bonos venezolanos se caracterizaron en los últimos años por ofrecer altos rendimientos.

Existía la percepción de que tenían un perfil de riesgo moderado, gracias a las cuantiosas reservas petroleras que superan ampliamente el valor nominal de la deuda externa.

La mayoría de estos papeles se encuentran entre inversionistas de esa nación, los cuales los han visto como parte de un plan de retiro de bajo o moderado riesgo.

También figuran empresas y fondos de inversión atraídos por el posible escenario de reestructuración y un altísimo retorno sobre la inversión.

Adicionalmente, están los llamados fondos buitres que se especializan en invertir en empresas a punto de quebrar o en emisores soberanos necesitados de llegar a acuerdos con sus tenedores de bonos, para poder recobrar el acceso a los mercados y obtener financiamiento. Compran a precios significativamente inferiores al valor nominal del título (en el caso de Venezuela, aproximadamente a 75% de descuento), y luego comienzan un proceso de litigio y presión para obtener un valor muy superior.

¿Cuáles son las opciones para un inversionista tradicional?

Para la persona que colocó buena parte de los ahorros de su vida en un bono venezolano, las opciones pueden verse más complicadas de lo necesario.

Pero para tomar la mejor decisión, quizás haya que empezar por responder una pregunta.

“¿Puede el presidente Maduro reactivar la economía venezolana, bajo el modelo castro comunista actual?”, comenta Andrés Coles, director de la firma Davos Financial Advisors.

Las señales que ha dado el equipo económico del mandatario venezolano indican que el rumbo no es positivo.

De acuerdo con analistas, el régimen venezolano sigue aferrado a un proyecto de permanencia en el poder, sin importar el costo económico para la sociedad, la contracción de la economía o el aislamiento.

Coles agrega que “la principal fuente de ingresos del país es la petrolera estatal Pdvsa, y es obvio que no puede incrementar la producción petrolera y generar mayores ingresos, debido a la paralización de sus taladros, severo endeudamiento, incumplimiento de contratos, entre otros”.

Y en cuanto al sector privado, la situación tampoco es alentadora. Existe una brecha importante entre la visión económica, social y política del empresariado, los inversionistas y el gobierno.

Pese a estos aspectos negativos, no hay que perder de vista que Venezuela ha emitido $62.000 millones de deuda (en general asciende a $120.000 millones), pero posee más de un millón de billones de dólares en reservas probadas de petróleo.

“Históricamente países que han caído en default han pagado sus deudas. El caso de Venezuela no es diferente: su capacidad de repago es mucho mayor gracias a las riquezas provenientes de la fuente petrolera”, señala Coles.

Venezuela no está en quiebra. Es un país sin libertades económicas y mal administrado.

¿Cuál camino tomar?

Las estrategias dependen del perfil de cada inversionista y sus expectativas de retorno.

“Siempre asesoramos a cada inversionista dependiendo de sus circunstancias individuales, y hacemos las recomendaciones basándonos en elementos como capacidad de asumir riesgos o características de su portafolio de inversión”, comenta Coles.

En su opinión, “el clima político y económico hacen que muchas personas estén considerando salir de los papeles venezolanos, por cuanto no ven en el horizonte una posibilidad de cambio favorable”, apunta Coles.

Otros están esperando que la turbulencia pase y el país se reactive.

“En un contexto tan confuso, hay quienes aguardan por señales claras por parte del gobierno venezolano y el mercado. Sin embargo, el default es una realidad para los tenedores bonos”, comenta el representante de Davos Financial Advisors.

En el lado opuesto están inversionistas que ven en las crisis una oportunidad de comprar barato para, en el corto plazo, vender a mayor precio.

Finalmente, está otra opción: reestructurar.

Reestructurar con equilibrio

Para pensar en los beneficios de una reestructuración de la deuda (nuevas garantías de pago, ajuste de tasas de rendimiento, etc.), el principal elemento a considerar es que esta decisión debería basarse en un plan de reactivación económica impulsado por el gobierno de Venezuela.

Eso hace que la reestructuración de la deuda venezolana sea un escenario remoto.

Se requiere que se levanten las sanciones internacionales impuestas a funcionarios y empresas, un cambio de régimen y el refinanciamiento de organismos multilaterales.

“Actualmente la deuda se pudiera estar comprando de un 15% a 30% de su valor, dependiendo del título y su vencimiento, lo cual implica un rendimiento importante al momento de pagar”, expresa David Osio.

Sin embargo, el inversionista puede “reestructurar” su portafolio.

Es mejor estar acompañado

Los tenedores de bonos venezolanos no tienen todas las de perder, pero hay que saber protegerse.

“Los pequeños y medianos tenedores de bonos deben organizarse bajo grupos de representación, que ofrecen grandes ventajas y beneficios por un costo modesto”, recomienda David Osio, CEO de Davos Financial Group.

Estas firmas especializadas ofrecen al inversionista mecanismos para unirse a grupos de negociación, que aboguen ante el gobierno venezolano por sus intereses y obtener el mayor retorno posible.

En otras palabras, la complejidad del caso Venezuela invita a buscar la compañía de otros inversionistas, que le permitan al individuo oportunidades de proteger su capital ante eventuales negociaciones con el Estado.

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