Tras derrotar el domingo al presidente Mauricio Macri en la primera vuelta de las elecciones, Fernández asumirá el desafío de sacar de la recesión a su país, que según las previsiones del FMI va a cerrar 2019 con una contracción del PIB de 3,1%.
En un momento en que la inflación sigue alta y hay una caída de las reservas, el gobierno enfrenta además importantes vencimientos de la deuda entre 2020 y 2024.
El gobierno de Macri llegó a un acuerdo con el FMI en 2018 para un crédito a tres años por unos 57.000 millones de dólares para responder a una aguda depreciación del peso, lo que lo obligó a aplicar una dura política de ajustes que aceleró la subida de precios y la pérdida de empleo. En 2018 Argentina obtuvo del Fondo Monetario Internacional un préstamo por 57.000 millones de dólares, de los cuales solo ha recibido 44.000 millones. El último desembolso, previsto para septiembre no se realizó, a la espera de los resultados de las elecciones.. Además, la deuda argentina se ubica en 315.000 millones de dólares, lo que representa prácticamente el 100% del Producto Interno Bruto (PIB), según las agencias calificadoras de riesgo. Las reservas internacionales en Argentina se encuentran en 43.503 millones de dólares.
Un gobierno en contra del FMI
Fernández ha sido muy crítico con las recetas del FMI y ha culpado al organismo de ser uno de los responsables de la difícil situación económica de Argentina.
Macri se reunió este lunes con Alberto Fernández, cuya futura vicepresidenta será la ex mandataria Cristina Fernández, en un desayuno para comenzar el proceso de transición. La cita entre ambos políticos argentinos se produce solo un par de horas después de que el Banco Central confirmara medidas cambiarias más severas que las que regían hasta el momento.
El jefe del Banco Central, Guido Sandleris, aseguró que las medidas se toman para «cuidar las reservas» y otorgar «más grado de libertad» al nuevo Ejecutivo de Alberto Fernández.