Economía

SELA: Comercio en Latinoamérica y el Caribe es un recurso potencial para salir de abajo

La pandemia por covid -19 estancó una región que arrastra problemas estructurales históricos. La paralización de las actividades económicas para frenar expansión del virus llevó al cierre de miles de empresas y de puestos de trabajo. La parálisis de las cadenas globales de suministro y el colapso de los sistemas de salud a nivel regional son otros efectos colaterales. Ahora estos países buscan recursos y estrategias para seguir adelante y aprovechar su potencial.

Comercio entre países de América Latina y el Caribe es muy por debajo de su potencial
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La buena noticia, observa el SELA, es que los países de América Latina y el Caribe ya disponen de suficientes acuerdos de integración para impulsar el comercio. Esto es potencialmente útil para mejorar los números del intercambio regional y ayudar a enfrentar la crisis agravada por el coronavirus.

La noticia no tan buena es que hasta hoy estas naciones no han sido capaces de llevar al máximo estas ventajas para aprovechar su potencial, complementar sus economías, sus recursos naturales y las zonas geográficas compartidas.

Son algunas deducciones que se desprenden del enfoque técnico del Sistema Económico Latinoamericano (SELA) sobre la situación actual en momentos en que la región, como buena parte del mundo, sufre las secuelas económicas traídas por la pandemia de covid-19.

El comercio entre los propios países de la región es hoy apenas el 11% del total. El 86,46% es con el resto del mundo.

El SELA es un mecanismo de cooperación con sede en Caracas. Sus funciones son apoyar los procesos de integración de la región y propiciar acciones coordinadas entre los países miembros.

Objetivos pertinentes

Otros de sus objetivos son “fomentar la cooperación intrarregional, con el fin de lograr un desarrollo integral y sostenible”; también, “Promover la formulación y ejecución de programas y proyectos económicos y sociales de interés para los Estados miembros».

Y «actuar como mecanismo de consulta y coordinación de América Latina para formular posiciones y estrategias comunes sobre temas económicos y sociales».

Estos cometidos podrían parecer difusos para algunos en una región con necesidades apremiantes y poco dada a resultados concretos en materia de integración. Pero lucen más pertinentes hoy, cuando la mayoría de los países atraviesa una crisis estructural (económica, social y sanitaria) y necesita echar mano a todo su potencial.

Esta crisis tiene efectos muy negativos en el empleo, el combate a la pobreza y la reducción de la desigualdad, señala boliviano Walter Clarems Endara, secretario permanente del SELA,  en un encuentro con periodistas para hablar de los desafíos de la región y el trabajo de este organismo en plena fase de reestructuración.

“En el conjunto de ALC, el espacio fiscal es reducido y los ingresos públicos son limitados”, señala sobre las dificultades.

Economía convaleciente

«La pandemia por covid -19 impactó significativamente el crecimiento de la región, la paralización de las actividades económicas producto de las medidas de contención del virus propiciaron el cierre de empresas, la destrucción de plazas de empleo, las cadenas globales de suministro y el colapso de los sistemas de salud a nivel regional», señala además Clarems Endara en un reciente seminario virtual.

Ya los países de América Latina y el Caribe (ALC) venían experimentando tasas de crecimiento negativas, «lo que colocó a las economías en una situación mucho más vulnerable en el 2020».

El año pasado cerraron más de 2,7 millones de pequeñas y medianas empresas (pymes), se perdieron más de 8,5 millones de puestos de trabajo y se contrajo el comercio en 9,2%. Todo esto resultando en una contracción de 7,0% del Producto Interno Bruto (PIB). Nuestros ciudadanos necesitan recuperarse rápidamente de tantos embates”, agregó el funcionario.

En 2020 la economía de ALC se contrajo 5,3%, según estimaciones de la CEPAL, la Comisión Económica para América Latina, de Naciones Unidas. Para este 2021 se ve un crecimiento rebote del 5,9% que se ralentizará a 2,9% en 2022.

El organismo prevé que las exportaciones de América Latina y el Caribe crecerán 25% en 2021 respecto a 2020.

Embajador Walter Clarems Endara, secretario permanente del SELA, durante un encuentro con la prensa en Caracas.

Impacto en el bolsillo de la gente

«Aunque este año nos ha dado esperanzas de recuperación, es mucho el trabajo por hacer para retomar la senda. Existen aproximadamente 30 millones de nuevos pobres en la región y tenemos casi 13 millones de Pymes cerradas durante la pandemia”, explica Clarems Endara.

Este escenario ha sido particularmente duro en el empleo.

En la región hay aproximadamente 12,9 millones de Pequeñas y medianas empresas (Pymes). En los 17 países, el 92,1% de las empresas son Micro, en su mayoría emprendimientos familiares; 13 millones, o sea 6,3%, son Pequeñas y otro 1,6% Medianas Empresas.

Son responsables por la generación del 60% de empleo en la región y del 25% de participación en el PIB (Producto Interno Bruto, suma de riqueza total).

En Europa ese tipo de empresas responden por 56% del PIB total.

“Nos encontramos ante una realidad bastante compleja. Si bien hemos alcanzado una liberación comercial casi hemos desmontado todas las barreras arancelarias o gran parte de ellas, en la región apenas hay un aprovechamiento de alrededor del 11 por ciento», del comercio, señaló.

«Es decir, tenemos muy lindos acuerdos comerciales hemos bajado los aranceles casi en el 85% de productos en toda la región en promedio, pero las estructuras productivas están orientadas a afuera de la región», agrega.

Y eso que el promedio de aranceles en la región es de apenas 8,46%. «No es significativo».

El cómo hacerlo

«Tenemos el problema de articular insumos productivos que nos permitan aprovechar lo que tenemos en la región para comercializar en la región. Estamos hablando de un mercado super interesante que en definitiva tranquilamente puede suplir la fracción de insumos en encadenamientos productivos entre los países vecinos», recomienda.

El SELA atraviesa un proceso de relanzamiento después de años de poca difusión de sus actividades.

Sus proyectos para los próximos años, salidos de un proceso de consulta con funcionarios y organismos de 18 de los países miembros, se dividen en las áreas de Recuperación Económica, Digitalización y Desarrollo Social.

La primera se propone “Dinamizar el crecimiento económico mediante el fortalecimiento de los procesos de integración regional, la contribución al diseño de políticas públicas que faciliten el comercio y la promoción del ecosistema empresarial Pymes”.

Esto incluye 16 actividades en cinco proyectos que incluyen generación de actividades y asistencia técnica.

Prioridades compartidas

Los proyectos son Convergencia y Cooperación Institucional para la integración; Red de Puertos Digitales Colaborativos; Promoción del Comercio en América Latina y el Caribe; Articulación Productiva para el Fortalecimiento de las Pymes; Aprovechando las oportunidades de las industrias de bienes y servicios culturales y creativos para la recuperación económica.

En digitalización, que en lo personal Endara considera un derecho humano fundamental, se manejan seis proyectos en tres áreas con los países socios del SELA para la “Reducción de costos de los servicios de Roaming;  Mejorando la conectividad digital en zonas rurales; Aprovechando las tecnologías digitales para impulsar el desarrollo de América Latina y el Caribe”.

El propósito es impulsar la inclusión digital en la región; promover la conectividad digital regional; incrementar los niveles de productividad y competitividad.

En el área social de manejan 14 actividades en cinco proyectos para “Contribuir en la mejora en los indicadores de desarrollo social en la región, de un modo sostenible y resiliente, mediante iniciativas de cooperación, capacitaciones, conformación de acuerdos e intercambio de buenas prácticas”.

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