Banca y Finanzas

Suspensión de la venta del Novo Banco genera inquietud en Portugal

La suspensión de la venta del Novo Banco, escisión del colapsado Banco Espírito Santo (BES), ha profundizado la inquietud en Portugal, donde Gobierno y oposición discrepan sobre el impacto de una operación que ha entrado de lleno en la pugna electoral para las legislativas de octubre.

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Desde que el Banco de Portugal (BdP) anunció el martes el aplazamiento de la venta, al no haber llegado a un acuerdo con ninguno de los tres candidatos, han aumentado las críticas hacia el Ejecutivo conservador, al que acusan de falta de acción en un caso que, alertan, tiene el riesgo de impactar en los contribuyentes.

Aunque se trata de un asunto que está siendo utilizado como arma electoral por los partidos de la oposición ante las legislativas del 4 de octubre, el peligro de que una venta a la baja recaiga en el bolsillo de los portugueses existe, según los analistas.

A pesar de que el BdP aplicó una fórmula teóricamente menos gravosa al responsabilizar al sector financiero del reflote del BES, el mecanismo europeo de Resolución usado puede afectar las cuentas públicas.

Una vez escindido el BES en agosto de 2014 en una parte tóxica, abocada a su extinción, y otra «buena», que pasó a denominarse Novo Banco, se pasó a recapitalizar esta última entidad por el llamado «Fondo de Resolución» por un valor de 4.900 millones de euros.

Mil millones de euros procedieron del sector financiero luso y los otros 3.900 de un préstamo concedido por el Estado portugués, que deberá ser devuelto íntegramente el próximo año por los bancos.

Pero con el anunciado aplazamiento de la operación aumentan dos riesgos, según los analistas: un impacto futuro en las cuentas públicas, si acaba afectado el balance del banco estatal Caixa Geral de Depósitos (CGD), el mayor del país, y una subida del déficit de 2014.

Según establece el Mecanismo de Resolución, los esfuerzos en recapitalizar una entidad se realizan proporcionalmente de acuerdo con el tamaño de la misma.

De este modo, la CGD, controlada por el Estado, es la que estaría llamada a canalizar en su balance más pérdidas, en caso de que se realizara una venta a la baja (por menos de 4.900 millones).

Fuentes del sector avisan de que, cuanto más tiempo pase, más complicado será recuperar el dinero invertido.

En este frustrado episodio de venta, en el que ni las firmas chinas Fosun y Angbang ni la estadounidense Apollo presentaron ofertas convincentes para el BdP, hay otro riesgo apuntado por los analistas: el del aumento del déficit de 2014 del 4,5 % al 7,4 %.

Este potencial revés, atribuido al valor del préstamo del Estado al Fondo de Resolución (3.900 millones de euros), fue minimizado por el Ejecutivo conservador.

«Nada tiene que ser compensado y no hay ninguna implicación en las metas de 2015, 2016 o los años siguientes. Es meramente un reporte estadístico de una revisión del año 2014», garantizó la ministra de Finanzas de Portugal, Maria Luís Albuquerque.

No obstante, la oposición de izquierda no ha dudado al censurar en bloque al Gobierno conservador.

El mayor partido opositor, el Socialista (PS), tildó de «fracaso» la actuación del gabinete que lidera Pedro Passos Coelho, pues no logró vender el Novo Banco antes de la elecciones de octubre, como pretendía.

«La cancelación de la venta del Novo Banco representa uno de los mayores fracasos del Gobierno de Pedro Passos Coelho», afirmó el diputado socialista Pedro Nuno Santos, cuya formación parte con buenas opciones de vencer en las legislativas.

Los otros dos partidos más a la izquierda, los comunistas (PCP) y el Bloque de Izquierda (BE), fueron aún más críticos.

El PCP ha llegado a proponer incluso una nacionalización del Novo Banco para poder ayudar a la financiación de las pymes y de las familias.

El BE, por su parte, alertó que esta operación le recuerda a la del Banco Portugués de Negocios (BPN), que fue intervenido en 2008 y que costó al Estado unos 3.000 millones de euros.

La frustrada operación de venta se atribuye a las dudas que envuelven al Novo Banco, que arrastra pérdidas millonarias y activos dudosos en el inmobiliario.

La entidad bancaria, la tercera mayor de Portugal, tiene un frente también abierto en los tribunales, pues está siendo demandada por numerosos despachos de abogados, que defienden los intereses de antiguos clientes y accionistas del BES cuyos depósitos fueron a parar a la parte tóxica.

Por Antonio Torres del Cerro

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