Tecnología

Un "conserje" como la clave para el éxito de tu startup

Inicialmente conocida como Airbed & Breakfast, es un lugar en Internet donde se puede conseguir una habitación en San Francisco, un “trullo” en Alberobello, una casa rodante en Andalucía, un yate en Miami o una casa sobre árboles en Ubud, entre otras opciones.

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Por: Miguel León @mleoncastro | Foto: Pïxabay

Transformada en Airbnb (www.airbnb.com), se ha convertido en una empresa con un valor que supera los $30.000 millones y probablemente sea el sitio que ofrece la mayor cantidad y variedad de instalaciones para alojarse ya sea por trabajo o diversión en todo el mundo.
Sus creadores, Brian Chesky y Joe Gebbia se habían mudado a San Francisco y necesitaban ingresos extras para pagar la renta del apartamento en el que vivían. Viviendo en una ciudad en la que se realizan infinidad de eventos, y encontrar alojamiento es difícil y costoso, se les ocurrió indagar si habría personas interesadas en quedarse con unos extraños, en un sitio que les ofreciera desayuno y wifi gratis.
Enfrentaban la incertidumbre típica de una startup de conocer si su producto o servicio es deseado por alguien, y más aún, si ese alguien está dispuesto a pagar por ello. Se les ocurrió entonces colocar unos colchones inflables en la amplia sala de su vivienda y montar una simple página en internet para ofrecerlos como medio de alojamiento. Efectivamente consiguieron tres interesados que además de pagar por su estadía, se prestaron para intercambiar opiniones y detalles de lo que esperarían de un servicio como éste.
De esta manera comenzaban a experimentar con el ciclo Construir-Medir-Aprender con un mínimo esfuerzo y la menor cantidad de tiempo de desarrollo. Los elementos vitales de este ciclo: esfuerzo y tiempo. No salieron a alquilar o comprar otro departamento, ni a hacer grandes inversiones para equipar y acondicionar el de ellos. Hicieron lo mínimo que les permitiera comenzar a comprobar sus hipótesis sobre el modelo de negocios que pensaban desarrollar. A este tipo de Producto Mínimo Viable (PMV) se le denomina “Conserje”.
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En el centro del “Conserje” como PMV está el hecho de poder tener información relevante directamente de los clientes, mientras se les presta el servicio, lo que en el caso de Airbnb se facilitó por convivir con ellos durante su estadía.
Otro PMV que vale la pena reseñar es el que utilizó Dropbox, servicio de almacenamiento de datos que tiene la particularidad de funcionar “en la nube”. Básicamente es como si se tuviera un disco duro en el cual se pueden almacenar archivos de todo tipo, fotos, música, etc. La particularidad es que no reside en su computadora, sino que está disponible desde internet. La gran ventaja es que se tiene acceso a esa información no solo desde su computadora, sino desde cualquier dispositivo que tenga acceso a internet, incluye tabletas y el teléfono móvil.
El concepto de nube hoy en día es bastante conocido y aceptado, pero para principios de 2008, aunque había algunos servicios ya establecidos, se trataba de algo que se usaba muy poco. Los retos técnicos eran importantes: Había que recoger la información desde diferentes dispositivos, por ejemplo computadoras, tabletas y teléfonos móviles, que además serían de diversas marcas y distintos sistemas operativos. Así que tener una versión aunque fuera sencilla implicaba un gran despliegue técnico.
Drew Houston, fundador de la compañía, y su equipo realizaron un breve video en el cual mostraban cómo funcionaba el concepto y lo colgaron en internet. El resultado fue inmediato: de 5 mil solicitudes que tenían saltaron a 75 mil en un solo día.
Como todo evoluciona hoy en día hay quienes sostienen que un video como el que utilizó Dropbox no constituye un PMV, en virtud de que no se trata de algo que funcionara, que los clientes pudieran utilizar. Por otra parte, observamos que fue útil para comprobar que efectivamente generaba interés en un segmento de clientes, en particular, innovadores y adoptadores tempranos. Más allá de estas y otras disquisiciones, lo que debe quedar claro es que el PMV ha de estar dirigido a comprobar nuestras hipótesis de negocio, no necesariamente todas, pero debe funcionar para que se pueda desarrollar el ciclo completo Construir-Medir-Aprender.
Para mostrar la diferencia entre PMV y algo que no lo es, veamos el caso de un automóvil. Fabricar una rueda, luego dos, inclusive unirlas y ponerles un volante, para por último construir el vehículo, no es el camino de un PMV. En cambio, si hacemos una patineta, que luego mejoramos y le ponemos un volante, y posteriormente construimos una bicicleta, para finalmente hacer un automóvil, definitivamente habremos seguido el camino del PMV, con el cual en sus diferentes etapas logramos que alguien se traslade de un punto inicial hasta un destino.
Es necesario insistir en que un PMV adecuado, y más aún, la adopción de la metodología Lean Startup, son claves para hacer que un emprendimiento de este tipo tenga éxito.]]>

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