Energía y Petróleo

Venezuela retrocedió 32 años en capacidad exportadora

Economista, profesor universitario y consultor internacional, Natan Lederman aborda el estado de la economía venezolana, su alta dependencia al petróleo y su precaria relación con el comercio internacional. Si se mantiene las cosas como están, Venezuela está condenada a ser una economía de bajos ingresos por al menos medio siglo.

Aduana
Publicidad

Venezuela sufre un descalabro económico tal que su capacidad de exportación y de importación cayó por detrás de las de Honduras y Nicaragua, dos de los países más pobres de América. A este paso, haría falta al menos medio siglo para que haya una recuperación del PIB por persona. Así lo destaca el economista e investigador universitario Natan Lederman, especialista en comercio exterior e intercambio tecnológico.

Sobre la situación actual de Venezuela en materia de comercio internacional, señala que al cierre de 2019 las exportaciones venezolanas alcanzaron a los $10.623 millones. Este valor contrasta con las exportaciones de 2018, que alcanzaron a los $35.000 millones. La cifra desentona más aún con respecto a 2012, cuando el cual el país logró un récord histórico de exportaciones equivalente a $85.587 millones.

El espejo de los números

Lederman usa como fuente las cifras proporcionadas por los socios comerciales de Venezuela. Estas “cifras espejo” resultan mucho más confiables que las que publica ocasionalmente el Banco Central de Venezuela (BCV).

«Es decir que el año pasado las exportaciones se situaron ocho veces por debajo de esta marca histórica de 2012. Y bastante cercanas a las exportaciones totales de bienes del año 1987, cuando Venezuela tenía apenas 18 millones de habitantes.

«Esto equivale a un retroceso de más de 32 años en términos de la capacidad exportadora del país, si tomamos en cuenta el tamaño de la población actual», recalca.

Lederman es también profesor de Economía de la Universidad Metropolitana, Unimet.

(Otros analistas advierten que los escenarios empeorarán con este desplome histórico de los precios del petróleo).

Qué implica esto para el venezolano común

Mencionaría dos:

«La primera se refiere a la capacidad de importación del país de materias primas, partes, repuestos, maquinaria y equipos para atender las necesidades del aparato productivo nacional. También, de bienes finales para el consumo de la población».

«Las exportaciones son el costo en el que tiene que incurrir una sociedad para importar bienes con atributos de calidad y precios. Bienes que mejoran y amplían las oportunidades de consumo de la población de un país».

Estas cifras muestran una capacidad de importación para el año 2019 de alrededor de $300 dólares anuales por habitante. Todo indica que este año, probablemente, debido a la caída en el valor de las exportaciones petroleras y de una mayor paralización del aparato productivo, las exportaciones de Venezuela podrían llegar a situarse por debajo de los $5.000 millones.

«Esto colocaría al país, en términos de su capacidad de exportación y por ende de importación, detrás de los países más pobres de la región como Honduras y Nicaragua».

Natan Lederman (Foto. Andrea Hernández/El Estímulo)

La segunda consideración tiene que ver con las exportaciones como motor del crecimiento económico. A los niveles de exportación a los que se ha venido acomodando la economía venezolana, el país difícilmente va a poder alcanzar, inclusive en un escenario de crecimiento positivo, tasas superiores al 1% o 1.5% anual en los próximos años.

«Si es cierto lo que señala el FMI, que el PIB nominal de la economía venezolana en el año 2019 fue de apenas $70.140 millones corrientes. Estaríamos hablando de un PIB per cápita de unos $2.000 dólares por habitante. Hipotéticamente, duplicar este valor a las tasas de crecimiento que acabo de mencionar requeriría entre 50 y 70 años, de mantenerse al actual orden de cosas. Esto  nos condenaría a ser, en el largo plazo, un país de bajos ingresos».

Cuánto fue petróleo en 2019 

El petróleo y sus actividades conexas representaron el año pasado el 86.4% de las exportaciones totales, es decir cerca de $9.200 millones, mientras que en 2018 alcanzaron a $28.240 millones, equivalentes al 80%. Esto representa una caída de poco más de $19.000 millones, como resultado del derrumbe de los volúmenes de producción.

Lederman se detiene sobre el llamado Arco Minero, -vastas reservas de minerales preciosos, semi preciosos y estratégicos ubicados en Guayana,  estado Bolívar el sur del país.

Indaga sobre  la diferencia porcentual entre las exportaciones petroleras y las que corresponden al oro que se extrae en Bolívar.

«Parte de esta actividad es de naturaleza ilegal y por lo tanto no existen registros. Sin embargo, las cifras que muestran algunos socios comerciales de Venezuela indican que este proceso comienza a adquirir importancia mucho antes del anuncio del llamado “Plan Oro” hacia finales de 2018», señala.

«Ya en 2017 las exportaciones de oro comienzan a crecer de un modo significativo y a llenar el vacío dejado por la caída de las exportaciones petroleras. Por ejemplo, entre 2017 y 2018 Venezuela exportó a los Emiratos Árabes Unidos unos 3.100 millones de dólares en oro», explica.

Productos y destinos

«Los escasos productos con ventajas comparativas reveladas han ido desapareciendo de la cesta de exportables de Venezuela a lo largo de las últimas dos décadas. La escasa exportación de bienes no petroleros del país está conformada por productos que agregan muy poco valor en términos de precios y volumen. Se trata de productos tradicionales y poco sofisticados como químicos orgánicos, hierro, aluminio, minerales metalíferos, pescados y crustáceos, abonos, cobre, maderas, bebidas».

«Aún, haciendo un gran esfuerzo por recuperar la capacidad de producción de algunos de estos rubros, tomando como referencia los años recientes de mayor oferta nacional y la demanda mundial no satisfecha, las oportunidades de Venezuela son muy limitadas».

Escenario de cuidado

«Nuestro análisis indica que este empujón apenas representaría unos $367.3 millones adicionales de exportaciones no petroleros, excluyendo el oro. Por ejemplo, dentro de los rubros más importantes se destacan el metanol y la urea, cuyas exportaciones adicionales podrían alcanzar a $59.7 millones y $26.6 millones respectivamente».

«Estos valores representan el remanente potencial de demanda de estos productos en la economía mundial. Esto en un escenario optimista, ya que se basa en estimaciones correspondientes a las condiciones del mercado prevalentes al cierre de 2019. Las cosas obviamente han cambiado y lo que se proyecta no resulta muy halagador», agrega.

«Hay un dato que la mayor parte del público desconoce y que pudiera resultar sorprendente. Tiene que ver con el hecho de que a pesar de la manifiesta hostilidad entre Estados Unidos y Venezuela, ese país sigue siendo uno de nuestros principales socios comerciales», señala en su análisis.

Entre Washington y Pekín

«Cuando incluimos el petróleo, de acuerdo a las cifras del año 2019, nuestros principales socios son en orden de importancia China, Estados Unidos y España. Les siguen Malasia, Singapur, Suecia, Italia, Alemania, Bélgica y los Países Bajos, por citar los 10 principales».

Ya en 2018 los resultados eran similares.

Sin embargo, China y Estados Unidos absorben la mayor parte de las exportaciones. Cuando excluimos las exportaciones petroleras Estados Unidos pasa a ocupar la primera posición con importaciones que apenas alcanzan a $306.7 millones, seguido de China, y de lejos por los Países Bajos, Italia, España, Francia, Alemania y Japón.

En febrero de este año Juan Guaidó, quien es reconocido como de presidente interino de Venezuela por unas 60 naciones con regímenes democráticos de corte occidental, anunció el reingreso del país como miembro de la Comunidad Andina de Naciones (CAN).

Integración regional

En el pasado para Venezuela tuvo importancia la participación en este bloque comercial.

¿Podría ser este un buen punto de arranque para recuperar la posición de Venezuela en el comercio regional y global?

«La integración económica trae ventajas como la ampliación de los mercados, la atracción de capitales, el estímulo a la inversión y la generación de empleos y el incremento de la productividad de la economía en general. Desafortunadamente, América Latina es una de las regiones menos integradas del planeta. Venezuela ganaría mucho fortaleciendo sus vínculos comerciales con los demás países de la región.

La CAN, representó en su momento una alianza sumamente valiosa para Venezuela. En 2001 por ejemplo, llegó a recibir el 31% de las exportaciones no petroleras de Venezuela. Sin embargo, en la actualidad las exportaciones a este grupo de países apenas alcanzan al 1%, observa.

«Yo comenzaría por examinar las condiciones actuales. El vacío que dejó Venezuela ha sido ocupado por otros socios. Así que veo poco factible que el país pueda recuperar en el muy corto plazo la posición que ocupaba dentro del Sistema Andino de Integración. Antes que esto habría que resolver un conjunto de asuntos previos».

Asuntos concretos

«Los fundamentos de la economía venezolana, me refiero a sus instituciones, sus capacidades en términos de capital físico, financiero, humano, de logística e infraestructura, son sumamente endebles. Si no resolvemos esto de manera decidida no vamos a poder avanzar muy lejos. Hay países que han intentado reformas estructurales descuidando sus fundamentos y han fracasado. Por otra parte, hay países que han hecho un gran esfuerzo por mejorar sus fundamentos. Por ejemplo, en capital humano, pero no han estado en sintonía con el cambio estructural y han fracasado por igual».

«La gran pregunta es qué tipo de modelo vamos a adoptar en los próximos años. Una vez que superemos este escollo político, para impulsar el crecimiento, eliminar la pobreza y mejorar la distribución del ingreso».

Petróleo insuficiente

«Sin descuidar la importancia que aún posee el petróleo para aportar recursos a la economía, y aun pensando en la posibilidad de una gran apertura de la industria a la inversión privada, creo que va a ser muy difícil y costosa su recuperación. Así lo indican los experimentos de privatización recientes de algunos países, además de los anuncios y señales que provienen de las transformaciones que vienen ocurriendo en la matriz energética mundial».

«Por su parte, el modelo de industrialización de los países asiáticos resulta irrepetible en las condiciones actuales. Nos va quedando una única opción, cuyos costos de oportunidad, dadas las circunstancias actuales por las que atraviesa el país resultan mínimos», advierte.

Grandes saltos, acciones coordinadas

Ricardo Hausmann, Director del Laboratorio del Crecimiento de la Universidad de Harvard lo llama “modelo parsimonioso”:

Consiste en dar grandes saltos, mediante la coordinación de un conjunto de acciones entre los sectores público y privado. Saltos que hagan posible acumular grandes recursos y capacidades en términos de habilidades y conocimientos. Esto nos permitiría incursionar en los mercados de productos con un alto grado de sofisticación.

«Me gusta citar como referencia la experiencia israelí. Hasta mediados de los años 1980 Israel fue una economía muy intervenida por el Estado lo que culminó en la crisis hiperinflacionaria de 1984. En 1985 se adoptó un plan de ajuste y de reformas estructurales que permitieron la liberalización de la economía y la adopción de un modelo de desarrollo orientado a formación de empresas de High-Tech».

Israel como referencia

«El resultado es que tras este esfuerzo Israel ha logrado incrementar en casi siete  veces el nivel de ingreso medio de su población, transformando a este país en líder a nivel mundial en innovación y emprendimiento. No por casualidad Israel es conocida hoy en día como el Sillicon Valley del Oriente Medio, con inversiones en investigación y desarrollo equivalentes al 4.9% de su Producto Interno Bruto. Yo apostaría a esta alternativa».

El profesor e investigador universitario Natan Lederman lleva a cabo desde finales de 2018 una amplia investigación sobre el comercio y el intercambio científico y tecnológico entre Israel y América Latina. A este tema se ha dedicado en los últimos años. En este texto amplía detalles sobre su investigación como Research Fellow, en la Universidad de Tel Aviv en Israel.

Publicidad
Publicidad