Economía

Xi Jinping en Roma: Italia se incorpora a la Nueva Ruta de la Seda

A pesar de la oposición de los Estados Unidos y algunos países de la Unión Europea, entre el 21-23 de marzo el Presidente de China, Xi Jinping, visita Italia con el interés de firmar un memorando de entendimiento que incorpore los puertos de Italia a la iniciativa Un Cinturón, Una Ruta (One Belt, One Road OBOR), también conocida como la Nueva Ruta de la Seda.

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TEXTO: Víctor Álvarez R. - Davgla Rodríguez A. | FOTOGRAFÍA: EFE

Más de dos tercios de los intercambios comerciales entre la China y la Unión Europea pasan por mar a través del Canal de Suez y la ruta del mar Adriático es la más corta para poder llegar hasta el Viejo Continente desde el Asia Oriental. La fuerte conectividad con el resto de Europa le dan una gran ventaja a los puertos de Trieste y Venecia para que se conviertan en el empalme de la ruta marítima con la ruta terrestre de la gran Ruta de la Seda. El puerto de Venecia cuenta con una conexión ferroviaria que lo une a Duisburgo-Alemania, considerada la terminal europea de OBOR por vía terrestre. Ambos puertos está mejor ubicados en comparación con el puerto griego de El Pireo, que la empresa china China Ocean Shipping Company adquirió en el 2016 para convertirlo en el punto de atraque para los buques de carga chinos que se dirigen al Mediterráneo.

Otros puntos de interés para China son el puerto croata de Rijeka por la facilidad que ofrece para el ingreso de productos chinos a Europa, pero le falta repotenciar el enlace ferroviario entre Rijeka y Budapest. Y sin infraestructuras sólidas y modernos enlaces ferroviarios, un puerto no puede convertirse en un núcleo comercial internacional. Por eso, China prioriza las inversiones en aquellos puertos que ya se encuentran bien conectados, como es el caso de Trieste y Venecia.

La importancia de la inversión en infraestructuras

Un estudio del Banco Asiático de Desarrollo (Asian Development Bank, ADB) argumenta que Asia debería invertir hasta 2020 al menos $ 8 billones en infraestructura para impulsar el crecimiento económico y avanzar en la lucha contra la pobreza. Cerca de 1.800 millones de asiáticos no tienen acceso a instalaciones sanitarias, mientras que 800 millones carecen de electricidad y 600 millones no disponen de agua limpia.

La inversión en el área de infraestructura y servicios es la base material para impulsar el desarrollo económico y social. Este proceso permite crear puestos de trabajo; satisfacer las necesidades de servicios públicos básicos como agua potable, electricidad, gas doméstico y telecomunicaciones; mejorar la calidad de la educación, la salud, la actividad productiva; disminuir los costos de producción para llevar productos de mejor calidad y bajos precios al consumidor y fortalecer la integración económica, todo lo cual se expresa en una reducción de la pobreza.

Instrumento financiero de la iniciativa Un Cinturón, Una Ruta

En 2013, el presidente chino, Xi Jinping, presentó el colosal proyecto Un Cinturón, Una Ruta (One Belt, One Road –OBOR- o Nueva Ruta de la Seda) y anuncio la creación del Banco Asiático de Inversiones en Infraestructuras (BAII) para financiar las grandes obras de infraestructura que Asia requiere. Un año después, el 24 de octubre de 2014, veintiún países asiáticos se reunieron en Beijing, para firmar el memorándum de entendimiento para crear el BAII. Y en 2015 se inauguró como una institución financiera regional que fomenta el desarrollo económico sostenible a través de inversiones en infraestructura.

En 2015, China aportó un capital inicial para el Fondo de OBOR de $ 40 mil millones. Ese mismo año, el BAII aportó un capital de 100 $ mil millones. En 2017, aportó $ 69.500 millones más, de los cuales, $ 14.500 millones fueron aportados por el Gobierno chino y el resto financiado por dos bancos chinos.

China venía exigiendo una mayor cuota dentro de las instituciones financieras internacionales, en correspondencia con su creciente peso en la economía mundial. Al no lograr una mayor presencia en el FMI, se propuso crear nuevas instituciones que fortalezcan su posición internacional. La creación del BAII respondió a la necesidad de Beijing de contar con su propia entidad financiera internacional, alternativa a las instituciones tradicionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI), Banco Mundial (BM) y Banco Asiático de Desarrollo (BAD).

El tamaño del BM en el 2015 supuso el 20% del total del capital de todas las instituciones financieras internacionales, en comparación con 40% que tenía en el 2000. La reciente creación del BAII y del Banco de Desarrollo de los BRICS ya cubre el 15% del capital global de las instituciones financieras, mientras que el Banco Europeo de Inversiones y el Banco Europeo de Reconstrucción (BERD) aportan un 23%.

Si bien el BAII surge de una iniciativa china que aporta sus propios recursos, también moviliza fondos públicos y privados. El BAII no es la única fuente de financiamiento de la infraestructura en OBOR, cuyas obras también se financian con créditos del Fondo de la Ruta de la Seda, del Banco de Desarrollo de China y del Banco de Exportación e Importación chino. El éxito del BAII se afianzará a medida que se culminen y entren en operación las grandes obras de infraestructura previstas en los diferentes corredores de OBOR, tanto del Cinturón Terrestre de la Ruta de la Seda, como de la Ruta de la Seda Marítima del siglo XXI.

Miembros fundadores del BAII

Entre los miembros fundadores se encuentran Estados regionales y no regionales. Al primer grupo pertenecen, China, India, Rusia, Indonesia y Filipinas; al segundo, principalmente Estados europeos como Alemania, Francia, el Reino Unido, Italia y los Países Bajos. Fueron miembros fundadores del BAII, China, India, Nepal, Pakistán, Bangladesh, Omán, Kuwait, Qatar, Mongolia, Uzbekistán, Kazajstán, Sri Lanka, Malasia, Filipinas, Singapur, Tailandia, Brunei, Vietnam, Laos, Camboya y Myanmar, países que son parte de los corredores económicos de OBOR. Indonesia no se incorporó en un primer momento por presiones de Estados Unidos, pero luego se sumó, al igual que Corea del Sur y Canadá. En 2018, el total de miembros ascendió a más de 80 países, de los cuales 19 son europeos.

A diferencia de las instituciones multilaterales, los préstamos del BAII no imponen la condición de aplicar medidas de ajuste económico, lo cual hace más atractivo su financiamiento para gobiernos que no quieren pagar el costo político de las medidas antipopulares de los programas de ajuste. Así, el BAII facilita el acceso de las naciones subdesarrolladas a nuevas fuentes de financiamiento. China ha incrementado su participación como financista en países de Asia, África y América Latina que generalmente tienen dificultades para tener acceso oportuno y suficiente al financiamiento de las instituciones tradicionales.

Por eso, China se ha convertido en un importante prestamista no solo en Asia, sino también en África, América Latina y el Caribe, superando a instituciones financieras tradicionales en la región como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Aunque el BAII supone una forma alternativa para algunos países y complementaria para otros, también financia proyectos de infraestructura con la colaboración de instituciones financieras multilaterales como el BM, el BAD y la Agencia para el Desarrollo Internacional del Reino Unido. De cara al futuro, China se ha propuesto el reto de conseguir su plena autonomía financiera, aunque ya cuenta con una colosal capacidad de financiamiento que supera los $ 250.000 millones.

El mayor porcentaje del capital lo tienen China, India, Rusia, Alemania y Corea del Sur. A diferencia de las instituciones crediticias como el FMI y BM, donde Estados Unidos desempeña un papel dominante y tiene derecho a veto, el BAII no otorga tal privilegio a China como su principal accionista y todos los miembros participan en la toma de decisiones para lograr resultados de mutuo beneficio. A pesar de la resistencia de Estados Unidos, el hecho de que cinco países del G-7 -Alemania, Canadá, Francia, Italia y Reino Unido- valoren como favorable y ventajosa su incorporación al BAII, revela la complementariedad de intereses que es posible lograr cuando la estrategia se basa en esfuerzos compartidos y beneficio mutuo.

Una estrategia ganar-ganar

China capitaliza al BAII para financiar la construcción con empresas chinas de obras de infraestructura. Otorga préstamos en yuanes que son utilizados por los países receptores para contratar, con empresas chinas, la construcción de obras de infraestructura. De esta forma, los proyectos financiados por el BAII que resuelven problemas de infraestructura en otros países, también tienen un efecto expansivo y multiplicador sobre la economía china.

BAII es uno de los instrumentos financieros para convertir a China en la locomotora que mueva el tren de las economías asiáticas medianas y pequeñas que, en conjunto, hacen de Asia la región económicamente más dinámica del mundo. Esto repercute en una pérdida de la hegemonía estadounidense, toda vez que el yuan cobra un creciente protagonismo y tiende a ganar terreno frente al dólar y otras divisas internacionales. Esto ha provocado reacciones negativas en la Casa Blanca como la guerra comercial que declaró la Administración Trump al imponer crecientes aranceles a las importaciones chinas.

Resulta que ahora el sistema de libre comercio que defendió Estados Unidos por décadas es el que esclaviza a la nación y por eso Trump aplica medidas proteccionistas que supuestamente devolverán la fortaleza económica a su país. Tras su objetivo de cerrar el déficit comercial de $ 375.000 millones con China, Donald Trump plantea que las actuales reglas del libre comercio deben ser desechadas. En respuesta, el Presidente de China, Xi Jinping, hace una defensa del libre comercio y la globalización: «Algunos culpan a la globalización por el caos en nuestro mundo, pero nuestros problemas no son causados por la globalización». El líder chino afirmó que «No habrá ganadores en una guerra comercial.

China continua avanzando con su iniciativa OBOR, para ampliar y consolidar la red de infraestructuras global que facilite el libre tránsito de mercancías, personas e inversiones. Y de la visita del Xi Jinping a Italia se espera la firma de un memorando de entendimiento que allane el camino para incorporar los puertos italianos de Trieste y Venecia a la Nueva Ruta de la Seda.

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