Elsa y Anna: abriendo las puertas a las heroínas del futuro
Elsa y Anna forman parte de la franquicia de princesas más grande del mundo, pero su papel en el estudio de animación de Mickey ha sido diferente al de sus antecesoras. Ellas representan los valores de la mujer actual y, a su vez, dan paso a una nueva clase de modelos para las niñas del mañana
En el año 2013, Disney volvió a cautivar al público con una de las películas más taquilleras, alabadas y queridas de toda su filmografía. En todas partes del mundo, niños y niñas se dejaron hechizar por la mágica historia de la reina Elsa y su hermana, la princesa Anna.
Frozen representó un fenómeno sin precedentes en las películas infantiles, trayendo como resultado disfraces, memes, una pegajosa y memorable canción y, seis años después, una secuela.
El éxito de esta cinta puede rayar en lo absurdo, en especial para aquellos que se cansaron de escuchar Let It Go y de ver pelucas rubias en cada esquina.
Sin embargo, su poder de captación en las nuevas generaciones es indudable, y resulta interesante tratar de analizar su influencia en los niños que la consumen.
Es necesario comprender que las películas no son solo películas, ni los cuentos de hadas son simples historias con las que distraer a los más pequeños; ambas son referentes por los cuales los niños se aproximan al mundo real.
“Las influencias basadas en los medios son importantes para que el niño comprenda los roles y la estructura de las normas sociales. Los dibujos animados deben entenderse como recipientes para mensajes serios y socialmente sostenidos” señala Cassandra Stover en su ensayo para la Universidad del Sur de California: Damiselas y Heroínas: La adivinanza de la princesa de Disney post-feminismo.
Los niños tienden a creer que la televisión es una imagen genuina de la realidad, por lo que perciben sus programas favoritos como un manual de instrucciones, añade Ashlee Hynes, especialista en Estudios de la infancia temprana de la Universidad Cork en Irlanda.
Los modelos que los niños ven en la pantalla importan. Las películas y, en especial, los dibujos animados son su primera aproximación a la realidad, y lo que consuman en sus primeros años será crucial para su desarrollo y para los adultos que se convertirán en el futuro.
Desde hace seis años, las niñas han tenido en sus manos dos muñecas que representan los valores que imitarán a medida que vayan creciendo. La valentía de Elsa y la fuerza de Anna son los rasgos que copiarán en sus juegos y que paulatinamente se irán moldeando en sus cabezas.
La reina de Disney
Elsa de Arendelle es un personaje crucial para el estudio de animación más grande del mundo. Es, de hecho, la primera reina de su filmografía. Su historia no gira en torno a un interés romántico, ni es salvada durante los últimos diez minutos de película por un príncipe encantador. Estas características se habían visto en princesas anteriores, pero ella fue la primera en reunirlas todas.
Elsa siguió el camino ya trazado por Merida (Brave, 2013), —la primera princesa de Disney/Pixar en cargar sobre sus hombros un largometraje que no depende de una trama romántica— y superó todas las expectativas.
Su hermana no se quedó atrás. Aunque su historia sí juega la carta del romance, no se conduce gracias a esta. El impulso de Anna, la fuerza que la mueve a lo largo de la película, no viene de amor hacia un príncipe, sino del amor a su hermana.
Este par se alejó de los estereotipos que tanto se criticaron en las princesas clásicas de Disney. Con ellas, el estudio se atrevió a renovar la imagen de sus protagonistas, y las niñas de todo el mundo lo compraron.
Las princesas a través de la historia
Las primeras princesas de Disney tienen un puesto especial en los corazones de gran parte del público, incluso de aquellos que las critican por representar valores que hoy en día resultan cuestionables.
Sin embargo, no puede dejar de señalarse la calidad de los mensajes que transmitían a las niñas pequeñas, quienes resultan ser su público principal.
Estas películas son productos de sus respectivas épocas; de hecho, pueden clasificarse en tres grandes “olas”. El ensayo “Animando los roles de género: cómo Disney está redefiniendo a la princesa moderna” se encarga de hacer esta división.
Los modelos a seguir de la actualidad
En la primera categoría, se ubicanBlancanieves, Aurora y Cenicienta. Estas tres princesas eran el prototipo de lo que, en ese entonces, se consideraban los valores ideales de una mujer. Eran cariñosas, obedientes y, en especial, excelentes amas de casa.
El segundo grupo lo conforman Ariel, Bella, Jasmine, Mulan, Tiana y Rapunzel. Esta categoría engloba películas desde finales de los 80 hasta el inicio de la segunda década del siglo 21.
Estas cintas, señala el ensayo, representan la transición de Disney hacia el estereotipo de mujer independiente, pero, al final, recaen en el mismo juego de la princesa necesitada del príncipe.
En la última categoría, conformada hasta ahora por Merida, Anna, Elsa y, más recientemente, Moana, el mensaje de las películas da un giro de 360 grados. Aquí, las princesas son las protagonistas y heroínas de su propia historia.
Heroínas de la nueva generación
Al final, Disney lo que realmente ha hecho durante toda su historia es ser reflejo de una sociedad cambiante. Si la compañía creó a Elsa y a Anna, es porque la sociedad estaba lista para ellas, para permitir que las niñas dejaran de ser damiselas en peligro y se convirtieran en heroínas.
Sin embargo, al tomar esta nueva dirección están pautando los nuevos roles con los que las niñas de hoy y las de mañana se identificarán.
Frozen II es una secuela que, a nivel estructural, tiene detalles en su contra. Lo que tiene a favor es la forma magistral en la que continúa con la historia de sus protagonistas. Al igual que su predecesora, esta segunda parte honra el espíritu libre de las hermanas, las enaltece como heroínas humanas y agrega más valor al papel que juegan en la historia del cine.
Esta película continuará con la tradición de esculpir la infancia de las siguientes generaciones. Con un poco de suerte, no será la única de su estilo.
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