La cifra de 236 casos positivos de COVID-19 en un lapso de 24 horas, revelada por Nicolás Maduro el pasado 17 de junio, estremeció al país.
Es el mayor registró de contagiados que ha tenido Venezuela en tan corto tiempo, desde que se decretó la alarma nacional en marzo pasado.
El reporte epidemiológico oficial de las últimas 24 horas sumó 98 casos positivos a la estadística nacional. 47 de ellos fueron tipificados como “comunitarios”, en tanto que los otros 52 contagios corresponden a venezolanos que retornan al país. Hasta ahora, se contabilizan 3.484 positivos de COVID-19 en Venezuela.
El estado Táchira, ubicado al oeste del país y fronterizo con Colombia, registra 448 contagios, de acuerdo con los reportes de fuentes oficiales.
Buena parte de los contagios en el estado fronterizo se atribuyen a los llamados “trocheros”, que se dedican al traslado de personas desde Colombia hacía Venezuela a través de pasos ilegales, ante el cierre de las fronteras.
Los municipios del Táchira limítrofes con Colombia actualmente se encuentran bajo un estricto toque de queda. Maduro dijo que las próximas medidas por aplicar, para contrarrestar los “casos importados”, serán más severas.
Frontera caliente
Es la frontera colombo-venezolana la que registra el mayor número de connacionales retornados: más de 70 mil, según cifras de Migración Colombia.
Al ingresar a Venezuela, provenientes de Colombia o de terceros países, los venezolanos son trasladados, luego de efectuada la prueba rápida de descarte de COVID-19, a los denominados Puntos de Asistencia Social Integral (PASI), donde deben cumplir cuarentena.
Desde los albergues se han denunciado irregularidades, entre las que se incluyen extensos lapsos de permanencia -que sobrepasan los 14 días de cuarentena obligatoria- y ausencia de pruebas PCR para el diagnóstico certero de COVID-19.
A eso se suman los malos tratos por parte de los funcionarios que administran los PASI, quienes aplican un régimen militar a los civiles retornados.
Contagios enigmáticos
En el Hospital Central de San Cristóbal, único centro de asistencia pública en la región designado por el Ministerio del Poder Popular para la Salud como “centinela”, para la atención y tratamiento de pacientes con COVID-19, sus autoridades solo dan fe de cuatro casos positivos de coronavirus allí recluidos.
El director del recinto hospitalario, Leonardo Contreras, informó que en los actuales momentos solo cinco pacientes se encuentran hospitalizados en el área de aislamiento del centro de salud, de los cuales cuatro están confirmados con COVID-19.
“No se encuentra ningún paciente ventilado en estos momentos en el hospital de San Cristóbal”, aseguró.
Al preguntársele sobre las cifras oficiales de infectados con COVID-19 en la región, la autoridad hospitalaria aseguró no conocerlas. Igualmente desconoce dónde se encuentran recluidos los casos anunciados por Maduro, siendo el hospital central el único autorizado para atender tales casos.
“Soy el director general del hospital y junto a mí se encuentra el jefe de epidemiólogos, Noel Calderón. Los números que conocemos de contagiados son los del centro de salud. No estamos autorizados (a divulgar) ni sabemos con exactitud nada de la información externa. Sabemos lo mismo que tú conoces a través de los reportes nacionales”.
Escoltados y aislados
La estadística ofrecida por Contreras (cuatro pacientes positivos) está vigente al 18 de junio, luego de emitido el último reporte oficial.
Con relación a los pacientes que han llegado al centro de asistencial provenientes de los llamados PASI, el director del hospital explicó que la mayoría de los ingresados son personas asintomáticas. Llegan buscando atención por otras patologías, como apendicitis, partos o cesáreas.
Se presentan como pacientes sospechosos, al tomarse en cuenta su nexo epidemiológico, mas no porque sean asintomáticos, precisó el médico.
La información que se tiene de los venezolanos retornados a través de la frontera colombo-venezolana que demandan asistencia en el hospital de San Cristóbal, “es mediana, porque son llevados a la emergencia escoltados por organismos de seguridad del Estado y aislados”, agregó.
Atención de COVID-19
Al comienzo de la anunciada cuarentena, en el Hospital Central de San Cristóbal fueron habilitadas 31 camas en un área de aislamiento.
Dentro de la misma zona fue acondicionada una sala de terapia, con monitores y respiradores para quienes ameriten este tipo de tratamiento, explicó el director del centro de salud.
Anticipándose a las emergencias -y con el fin de acelerar los procesos de atención hospitalaria-, en el piso tres del centro de salud está próxima a abrirse un área de terapia intensiva con ocho camas, para pacientes críticos de COVID-19. Esto arroja un total de 13 camas de UCI en ese centro de salud pública regional.
En previsión
En el primer piso del hospital central se desarrolla un proyecto para la instalación de 22 camas más. Esto elevará a 53 el número de espacios para la hospitalización de pacientes con COVID-19. «Los pisos 1, 2 y 3 se destinarán exclusivamente a la atención de estas personas», destacó Leonardo Contreras.
Durante los tres últimos meses -y hasta el 31 de mayo-, en el hospital fronterizo se ha atendido a 472 pacientes con patologías respiratorias. «Solo 39 han sido hospitalizados», explicó.
Demanda creciente
La crisis económica que atraviesa Venezuela hace que cada vez más personas demanden los servicios de salud pública. En el pasado quedó la opción de acudir a centros de asistencia médica privados.
“Entre 90% y 92% de la asistencia en salud en Venezuela es pública. Esa es la realidad que se ve en este estado limítrofe con Colombia”, recalcó el director del Hospital Central de San Cristóbal.
Lo que se consideraba como “clase media” es el sector poblacional que más ha migrado a los servicios de asistencia pública. «Y ahora los hospitales se abarrotan», expresó el médico.
En enero de 2020, la ocupación del referido hospital fue de 59% del total de camas operativas. En mayo pasado, a pesar de que se creía que por razones de la pandemia podía bajar la ocupación hospitalaria, el descenso no fue tal. La asistencia registrada en ese mes se ubicó en 41%.
Casi un millar de operaciones
Por órdenes del Ministerio del Poder Popular para la Salud, las cirugías electivas están suspendidas, al igual que las consultas externas. Esto, a fin de aliviar el trabajo al personal del único hospital centinela de la región y lograr dedicarse exclusivamente a pacientes respiratorios y con COVID-19.
Asimismo, la poca movilidad con los pacientes ha permitido trabajar en otras áreas de emergencia, y desde el inicio de la cuarentena hasta finales de mayo se ha logrado la intervención quirúrgica de 978 venezolanos en el hospital fronterizo.
Las operaciones de emergencia fueron realizadas en las áreas de obstetricia, oftalmología, cirugía de emergencia y traumatología, puntualizó Leonardo Contreras.
