En octubre exhumarán a José Gregorio Hernández
Un requisito necesario para la santificación es la exhumación y envío de las reliquias al Vaticano, donde se verifica el estado de las mismas
Un requisito necesario para la santificación es la exhumación y envío de las reliquias al Vaticano, donde se verifica el estado de las mismas
La exhumación del beato José Gregorio Hernández se realizará muy pronto, en octubre, según decidió la iglesia católica. Sacar sus restos es uno de los requisitos necesarios para la santificación.
Restos del Dr. #JoséGregorioHernández serán exhumados el venidero mes de #Octubre. Reliquias serán llevadas a la Santa Sede
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Los cuerpos de los declarados Beatos deben ser exhumados para evidenciar el estado en el que están.
.@honeggermolina @bepocar@ReporteYa @vaticannews_es pic.twitter.com/shi5vlyEiy— Arquidiócesis de Caracas (@ArquiCaracas) September 30, 2020
Los restos de José Gregorio Hernández, médico y beato, se encuentran en la iglesia Nuestra Señora de La Candelaria, en la parroquia del mismo nombre, en el centro de Caracas. Sin embargo, nació en Isnotú, estado Trujillo, donde también se le venera en su santuario. También en La Pastora, donde hay un pequeño monumento donde murió en un accidente de tránsito.
Las reliquias de José Gregorio Hernández serán llevadas al Vaticano, santa sede de la iglesia católica. Allí se verifica el estado en el que están.
El proceso de santificación de José Gregorio Hernández ha sido largo. La causa religiosa se abrió en 1949, y apenas el 19 de junio de este año logró la beatificación, considerada un gran logro para la iglesia venezolana.
José Gregorio Hernández Cisneros fue el primer hombre venezolano en ser beatificado y además es laico.
Venezuela ya contaba con tres beatas, las religiosas María de San José, Candelaria de San José y Carmen Cisneros.
A José Gregorio le dicen el santo del pueblo porque, realmente, lo es. La devoción que los venezolanos sienten por el también llamado médico de los pobres es grande.
José Gregorio Hernández Cisneros nació el 26 de octubre de 1864 en Isnotú, en el estado Trujillo en Los Andes venezolanos. Falleció en 1919 en Caracas tras un accidente de carro a los 54 años.
Aunque intentó dos veces ser monje, se graduó en Medicina en Caracas y fue un gran científico: fue de los primeros en introducir el microscopio en el país. Fundó la cátedra de Bacteriología en la Universidad Central de Venezuela.
Una fe viva lo acompañaba siempre: para él la medicina era una misión, sobre todo para los más necesitados. A menudo compraba medicinas para sus pacientes y en lugar de pedirles dinero por la consulta, se las daba. Por eso, en Venezuela lo conocen como el «médico de los pobres».
Trató a los pacientes con valentía durante la epidemia de fiebre española. El 29 de junio de 1919, mientras iba a la farmacia a comprar medicinas para una anciana fue atropellado por un automóvil. Lo llevaron al hospital donde recibió la Unción de los Enfermos. Murió diciendo estas palabras: «¡Oh, Virgen Santa!». Se convirtió en la primera persona en Caracas en morir por un accidente automotor.