Venezuela

En Valencia acudieron el 16N al llamado de Guaidó

Las concentraciones de este sábado 16 de noviembre en Valencia se realizaron de forma pacífica en el norte y sur de la ciudad. En la avenida Bolívar de la capital carabobeña cerró la movilización sin incidentes.

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Personas que apoyan a Juan Guaidó manifestaron este sábado 16 de noviembre en Valencia
Tibisay Romero

Las concentraciones previstas para este sábado 16 de noviembre en Valencia se realizaron en el norte y en el sur de la ciudad y desde allí avanzaron en marchas que culminaron frente a la Torre Banaven, en la avenida Bolívar de la capital carabobeña.

Según los organizadores lograron reunir a unas 10.000 personas. Simultáneamente hubo manifestaciones en todas las grandes ciudades del país.

Los venezolanos en general respondieron al llamado a la calle de Juan Guaidó.

Cerca de las 11:30 de la mañana comenzaron a reunirse en el punto final de la actividad, bajo un sol que elevaba la temperatura a 31 grados centígrados y que hizo que muchos abrieran paraguas o buscaran la sombra.

Muchos habían observado las tanquetas y uniformados en los principales distribuidores de la ciudad. Aún así, salieron.

Entretanto desde un pequeño camión, se seguía convocando a los que transitaban por la zona a que se unieran a la protesta pacífica. En la avenida algunos estudiantes de la Universidad de Carabobo hacían llamados a mantener la lucha en las calles y daban razones para respaldar las protestas pacíficas.

“No queremos irnos de Venezuela. Este es nuestro país”, explicaba un joven de unos 20 años a varias señoras que caminaban con bolsas de alimentos y sudaban por el calor de la hora del mediodía.

Por su parte, Lucio Herrera, coordinador del Plan País en Carabobo, dijo que quienes acudieron a la manifestación son aquellos, que como él, tienen la voluntad de continuar e insistir.

Marlon Díaz, presidente de la Federación de Centros Universitarios de la Universidad de Carabobo, indicó que la alternativa de los venezolanos es continuar manifestando en las calles.

“Hay muchos sectores, incluso de la misma oposición, que se encargan a través de las redes sociales, de desmotivar y desmovilizar a la masa opositora, haciendo creer que estar acá en la calle no es lo que necesitamos en este momento”, enfatizó Díaz.

El dolor que deja la diáspora

Numerosos testimonios reflejan la nueva realidad de los venezolanos: la separación de las familias que han debido emigrar para superar la crisis económica y la falta de oportunidades, especialmente para los jóvenes.

“Yo me vine a marchar una vez más porque quiero que esto cambie y mis dos únicos hijos puedan regresar a Venezuela. Una está desde hace tres años en Perú y el otro vive en Colombia. Es muy duro para una madre que ha luchado como yo, ver a sus hijos lejos y más cuando se acerca la navidad. Nos merecemos un país mejor. No más esto que padecemos”, señaló Luisa Campos, una comerciante residenciada en Naguanagua que asistió a la concentración.

Por su parte, Irma Herrera, de 47 años de edad, vive en Naguanagua y relató lo difícil que es la separación familiar. A ella le queda en el país solamente una de sus hijas, una niña de nueve años de edad.

“Tengo dos hijos mayores, los dos están en Argentina. Uno es abogado y se fue hace cuatro años. La otra hija se fue cuando le faltaban tres semestres de Administración Comercial en la Universidad de Carabobo.  Ya tiene dos años en Argentina. Los extraño en verdad un montón, demasiado. Por ellos lucho porque quiero que regresen”, relató la mujer que aguardaba para hacer la marcha desde la redoma de Guaparo, al norte de Valencia.

En plena avenida Bolívar, varias mujeres esperaban la llegada de las marchas sentadas en sillas plásticas que llevaron para no agotarse.

Una de ellas, Gioconda Santander, de 54 años de edad y que reside en Valencia, dijo que desea un cambio en el país. “Lo que queremos es que Venezuela sea libre porque y estamos cansados de este gobierno”.

Santander narró que su familia se ha desmembrado porque se han ido del país su hija, su hermano, sus sobrinos.

“Lo que ocurrió en Bolivia, con el pueblo en las calles, me animó. Eso nos dio esperanza (…) Yo no quiero irme, quiero mucho a mi país y no me quiero ir”, afirmó.

El rebusque

En las concentraciones de Valencia algunos vendedores llevaron artículos como chupetas, que ofrecían a 5000 bolívares; banderas de distintos tamaños que costaban entre 20.000 bolívares y cinco dólares, y pitos de diferentes modelos.

Lisbeth Castillo, que llegó desde temprano a la concentración, dijo que sabía de la dificultad de vender en un país donde casi no se consigue dinero en efectivo, pero que aún así, confiaba en vender porque los últimos días estuvieron flojos.

Una muchacha consultaba el precio de las banderas pequeñas, de escritorio, para enviarlas a sus hermanas que ahora viven en Colombia, República Dominicana y Chile. “Se las pienso mandar, cuando pueda”.

A las 2:00 pm, la concentración culminó sin ningún incidente.

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