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Enjuician al cardenal Angelo Becciu por corrupción con dinero del Vaticano

El imputado fue asesor cercano del papa Francisco y sustituto de la Secretaría de Estado del Vaticano entre 2011 y 2018, uno de los cargos más poderosos de la Curia Romana. Se le acusa de una compra irregular de un lujoso edificio en Londres y de crear un entramado de empresas y fondos que dejaron un agujero en las finanzas de la Santa Sede

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Catherine MARCIANO

La oscura compra de un lujoso edificio en Londres y el entramado de empresas y fondos que dejaron un agujero en las finanzas de la Santa Sede son el eje de un juicio que se inicia hoy martes 27 de julio en el tribunal penal del Vaticano.  En el banquillo de los acusados estará el destituido cardenal italiano Angelo Becciu.

Se trata de un escándalo que afecta la imagen de la Iglesia. Becciu fue Sustituto de la Secretaría de Estado del Vaticano entre 2011 y 2018, uno de los tres cargos más poderosos de la Curia Romana, y asesor muy cercano al papa Francisco.

En la trama de corrupción están implicados, además de Angelo Becciu, nueve personas más.

El juicio debe determinar si la Santa Sede fue defraudada por un grupo de empresarios sin escrúpulos o si se trató más de un sistema de corrupción interna que involucra a importantes jerarcas de la Iglesia.

El juicio, que durará varios meses, se celebrará en una sala especialmente preparada en los museos del Vaticano.

La primera audiencia será dedicada a cuestiones técnicas, basadas en la compleja acusación de 500 páginas, fruto de dos años de investigación.

Cercanos al papa

Entre los diez acusados incluido Angelo Becciu, la mitad estaba al servicio del papa Francisco durante la controvertida compra. La adquisición se hizo en dos fases, de un lujoso edificio de 17.000 m2 en el elegante distrito londinense de Chelsea. El papa ordenó desprenderse del inmueble rápidamente.

La compra del edificio, a un precio mayor de su valor real, fue a través de paquetes financieros altamente especulativos. Se hizo por medio de dos empresarios italianos residentes en Londres.

Esa compra «generó pérdidas sustanciales a las finanzas del Vaticano». La Santa Sede asegura que «se utilizaron inclusive recursos destinados a las obras de caridad personales del Santo Padre».

Todo un reto para Francisco, aparente crítico férreo de la corrupción, especialmente de la especulación financiera mundial. Lo que queda claro es que el Vaticano tiene muchos recursos disponibles, tantos como para comprar costosos edificios en Londres.

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