Opinión

Entre paquetes y guisos

Hace unos meses compartí por Twitter varias fotos del supermercado Gadis en La Coruña, España donde vendían pastas “importadas para la República Bolivariana de Venezuela”. ¿Qué hacen unas pastas supuestamente importadas para Venezuela en un supermercado en la península ibérica?... Hay varias respuestas, dependiendo del grado de suspicacia con que se aborde el tema.

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La primera es que fue un error y fueron a parar en el sitio equivocado. La segunda es que el importador en Venezuela pidió las pastas y no le otorgaron las divisas, de manera que las pastas ya empacadas fueron vendidas en Europa. La tercera, que se trata de un guiso: el importador pide los dólares, se los otorgan, y en vez de enviar las pastas para Venezuela, las vende en España (y quién sabe dónde más) en euros… un negocio redondito, pues. Pero como no sé qué pasó, las tres suposiciones son meras especulaciones. Sin embargo, me encantaría que las autoridades “competentes” averiguaran qué pasó ahí… Porque no es normal que unas pastas que fueron importadas para nuestro país terminen en un anaquel del primer mundo y vendidas en moneda fuerte.

la foto 4

En estos días me llegó otra foto, ésta tomada en el Supermercado Los Andes de Hoyo de la Puerta. Un llamativo empaque de plástico con marca “Zobeida la muñequera” y el sello de “Hecho en socialismo”. Si uno se fija, en letras amarillas sobre el dibujo del empaque está escrito que se trata de “caraotas negras”. Pero ¡oh, sorpresa! No son caraotas negras… ¡es azúcar blanca!

la foto 1

la foto 2

Volteamos el empaque y encontramos que el fabricante es una “Empresa de Propiedad Social Indirecta Comunal”¿¿¿Qué rayos es una empresa de propiedad social indirecta comunal??? Pero lo peor, lo peor es que no está registrado ante el Ministerio del Poder Popular para la Salud. Léase: no tiene registro sanitario.

Seguimos leyendo: escrito sobre fondo rojo, un sello nos dice que se trata de un “producto empaquetado por el Gobierno Bolivariano de Venezuela, Ministerio para el Poder Popular de Agricultura y Tierras”. Ahí empieza a aclararse el panorama: si unos funcionarios no pueden notar la diferencia entre caraotas negras y azúcar refinado, ¿cómo van a poder mandar un país?

Nuevamente las especulaciones: mandaron los paquetes de las caraotas para el azúcar y los del azúcar para las caraotas y nadie se dio cuenta. O quizás se robaron los paquetes y los están usando a espaldas del gobierno para revender azúcar. O se trata de otro tremendo guiso de funcionarios rojos rojitos. ¿Cuál es la versión correcta? Otro caso que el gobierno debería investigar y dar respuestas.

Si tuviera que apostar, diría que esto pasará, como todo, por debajo de la mesa. Incluso habrá quienes digan “eso es lo de menos que han hecho”. Quienes dicen eso no piensan que “lo de más” comenzó siendo un “lo de menos”.

Y mientras tanto, nosotros, los ciudadanos de a pie, seguimos entre paquetes y guisos y entre guisos y paquetes, encomendándonos a la corte celestial para ver si interceden y obren el milagro de ponerle fin a este bochinche.

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