Opinión

Petróleo: Éramos muchos y parió la abuela

Esta semana una noticia nos estalló en la cara como en la historia de Pedrito y el Lobo: los precios mundiales del petróleo han entrado en una espiral bajista. Vienen en picada pues, y nadie sabe cuándo podrán detenerse.

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Petróleo

La cesta de crudos que exporta Pdvsa perdió más de tres dólares en siete días, y encendió las luces de alarma hasta el punto que el gobierno nacional salió a la carrera a pedir una reunión de emergencia de la Organización de Países Exportadores de Petróleo, Opep, el club de productores responde por cerca de un tercio de los barriles que se venden en los mercados mundiales.

Estos desplomes son una barajita repetida de nuestra historia económica, y siempre dejan más crisis económicas, políticas y sociales.

El petróleo atiende a ciclos de altas y bajas, y sus movimientos y nos impactan a todos, desde poderosos presidentes hasta taxistas y braceros en un cañaveral de la frontera.

Nuestro país ha aumentado su dependencia al oro negro, que aporta 96 de cada 100 dólares que exportamos hoy. Lo que ocurre ahora es equivalente a que a uno en el trabajo le apliquen una fuerte rebaja del sueldo, justo cuando le nacieron trillizos.

Comparado con junio pasado, el barril ha perdido 16 dólares. En lo que va de año, la caída promedio respecto a 2013 es de $ 1,85.

Para tener una idea de lo que nos espera: en 2013 Venezuela recibió $30.459 millones menos que en 2012, pese a que el barril perdió solamente $3,9 entre un año y otro.

Eso se explica en parte porque también ha bajado la producción interna, mientras sube el consumo de combustibles en un mercado local donde la gasolina es más que gratis.

Pero también ha bajado el ingreso en efectivo, en la medida en la que crecen las ventas a China, que nos paga con créditos a largo plazo y financiamiento a empresas chinas que trabajan aquí o nos venden desde vehículos, taladros petroleros hasta teléfonos y sistemas electrónicos.

La tormenta perfecta

La mesa servida incluye una mayor dependencia del país a bienes importados, desde alimentos hasta cabillas, mientras aumentan los pagos de deuda externa, hay más necesidades sociales que atender, viene un año electoral crucial para el destino político del país, la economía está postrada y la inflación más alta del mundo está desatada.

En sólo un mes, el crudo de referencia WTI, de Texas, ha bajado más de 7%, y 16% comparado con hace un año, según los datos del mercado mundial reportados por agencias especializadas, como Reuters, Bloomberg y Argus.

Pero en los últimos tres meses la baja acumulada de los precios es de un 20%. Esa cifra marca un nuevo nivel de referencia sobre el que los inversionistas comienzan a moverse y a hacer negocios con la expectativa de nuevas bajas. Es lo que llaman un “mercado oso” que se abraza a esa tendencia.

Este viernes el WTI se negociaba en torno a $85,82 el barril, su precio más bajo desde julio de 2012, y un 20% menos que en junio.

Mientras que el otro petróleo de referencia mundial, el Brent cayó a $89,90, por debajo de la barrera de los $90 su nivel más bajo en cuatro años. Esta fue su tercera semana seguida de baja y ha perdido cerca de 24% desde que en junio pasado alcanzó el pico anual de $115,71 por barril.

Cesta por el suelo

La cesta petrolera venezolana se cotiza cerca de $10 por debajo del precio Brent. Por ejemplo la semana del 29 de septiembre al 3 de octubre el petróleo europeo promedió $95 por barril y el de Venezuela $85,89.

Todavía en 2014 el promedio del petróleo venezolano es de $94,99 el barril. Pero si las cosas siguen así, en 2015 es cuando le caerán sapitos al agua de beber, como dicen en el llano.

“Esto está en modo pánico. Pánico y capitulación. Ahora estamos en un territorio desconocido, así que cualquier cosa puede pasar”, según el analista de mercados del banco alemán Commerzbank, Carsten Fritsch, citado por Reuters.

Los precios seguirán en caída libre a menos que la OPEP decida intervenir, por ejemplo para reducir su producción o para tomar otras acciones concretas, como las que pide Venezuela.
Compras y ventas

El canciller Rafael Ramírez, ex ministro de Petróleo y Energía al anunciar la convocatoria de la reunión extraordinaria de la OPEP, atribuyó la bajada de los precios a “una manipulación” que busca “crear problemas económicos a grandes países productores de petróleo”.

Pero la situación es más compleja que una simple teoría de la conspiración.

El banco de inversión Barclays redujo su previsión de precios promedio para el cuarto trimestre del año para el Brent a $93 el barril, contra $106. El del WTI lo llevó desde $98 a $85.

En este escenario, el barril venezolano terminaría en unos $84 por barril.

Esta semana, los precios se desplomaron en la medida en que renacieron temores de una recesión en Alemania (motor de la Unión Europea).

El mundo también tiene los ojos puestos en China, la segunda mayor economía que ha tocado su pico de crecimiento y podría moderar su frenético ritmo de consumo de petróleo.

Oferta en aumento

Por el lado de la oferta, Estados Unidos, uno de los tres mayores productores del mundo, elevó su producción hasta 8,8 millones de bpd, la más alta desde 1986.

Por su parte, Rusia y Arabia Saudí aumentan el bombeo, mientras Irán acumula reservas en buques en alta mar y vende con descuentos a sus clientes en Asia.

Los propios países Opep subieron su producción en septiembre, según la organización. Esa alza de 402.000 bpd hasta 30,47 millones de bpd fue la más alta para un mes desde 2011, por lo que ha sido interpretada por el mercado como una señal de que los socios prefieren apostar a vender más cantidad aunque sea a menos precio.

Expertos consultados por Bloomberg preveían que el grupo se pusiera de acuerdo para recortar su producción entre 500.000 y un millón de barriles en su reunión ordinaria del 27 de noviembre. Tal vez esta sea una de las premisas del encuentro anticipado por Venezuela.

Mientras tanto, reportes del mercado indican que Irán y Arabia Saudí han decidido vender con descuento a algunos clientes de Asia mientras el mercado está flotando en petróleo en medio de la baja demanda. OL

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